XXVII

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Jimin ya estaba de regreso a Seúl con el 90% de seguridad sobre que Yoongi era hijo de los Min, tenía que hablar con ellos, tenía que decirle que su hijo estaba vivo. Pero antes que nada tenía que averiguar sobre la madre de Yoongi, como es que mantuvo por 20 años a un a un niño que no era suyo sin que nadie se diera cuenta.

— Yoongi, Ryujin... ya llegué mis amores — la casa estaba sorpresivamente en silencio, hasta que escuchó un pequeño ruido que provenía de la cocina — ¿amor?

— ¡Jimin! — salió corriendo de la cocina — amor, llegaste, pero ¿no dijiste que estarías por aquí a las nueve de la noche?

— quise venir antes para sorprenderlos — miró hacia la cocina — ¿sucede algo?

— no, que cosa puede pasar — se puso delante de él — porque no dejas tus maletas en el cuarto

Comenzó a empujarlo, pero otro sonido en la cocina lo hizo detenerse — que fue ese ruido

— que ruido, yo no escuche nada — trató de persuadirlo, pero Jimin ignorando todo, fue directo a la cocina — ¡Jimin, espera!

— pero que demonios — se quedó pasmado al entrar a la cocina y encontrar todo hecho un desastre, al bajar la mirada se encontró a Ryujin con Beomgyu quienes trataban de recoger toda la harina que estaba esparcida por el suelo.

— papito — se levantó muy rápido

— llegó antes jefe — sonrió inocente

— ustedes tres, que le hicieron a mi cocina

Yoongi, Ryujin y Beomgyu estaban parados con la cabeza agachada recibiendo un regaño por parte de Jimin, el rubio iba de aquí a allá, sermoneandolos y diciéndoles sobre que era lo trataban de hacer ya que la cocina esté prácticamente hecha un desastre, lleno de harina, huevo, leche y quien sabe que cosas más.

— nosotros solo querías darte una sorpresa Jimin — habló Yoongi muy bajito

— ¡pues vaya sorpresa que me dieron! Solo miren la cocina, hasta... como es que hay mezcla de pastel en el techo — los tres miraron hacia arriba, sorprendiendose ya que ni ellos sabían como eso pudo llegar ahí

— no te edojes papito

— la verdad jefe.... ¡ellos me obligaron! — se defendió

— ¡oye! — reclamaron ambos, tanto Yoongi como Ryujin

— si yo caigo, tú caes conmigo — dijo Yoongi apuntándole — además fuiste tú el de la idea

— no es cierto, fue Ryujin — le hechó la culpa

— caro que no, fue mami

— ¡hey, eso es traición a la patria! Jamás pensé que mi propia hija me haría eso

— no me importa de quien fue la idea — interrumpió su discusión — los tres se ponen a limpiar ahora mismo y quiero que esta cocina esté como estaba, ¿entendido?

— si papito — si amor — si jefe — respondieron uno tras el otro

Jimin salió de la cocina subiendo hasta su habitación, sonrío al escuchar otra vez la mini discusión que tenían sobre de quien había sido la idea. Le había parecido un lindo gesto que intentaran hacerle una sorpresa.

Desde la llegada de Yoongi, la casa tenía un aura diferente, se sentía más cálido, divertido, se sentía como una verdadera familia y a pesar de toda la locura que puedan llegar a hacer, no los cambiaría por nada, ya que tener a Yoongi, Ryujin y también a Beomgyu porque a él también lo consideraba parte de su familia era lo mejor que le pudo haber pasado.

Ya había pasado varias horas y Jimin estaba en su balcón para cuando escuchó la puerta de su habitación ser abierta, escuchó unos pasos ir hacia él, no voltió ya que sabía perfectamente quién era, así que espero hasta que unos brazos rodearon su cintura.

— ¿sigues molesto?

— ¿dejaron todo limpio? — respondió seco, fingiendo estar molesto

— no estes molesto, solo... solo queríamos darte una sorpresa — hizo que se girara para verlo a los ojos, utilizaría todos sus encantos para que su novio ya no esté molesto con él — Jimin, mi bello novio, el padre ejemplar y excelente jefe, aunque te veas sexy así todo serio, me gusta mucho cuando sonríes

Jimin dejo cruzar sus brazos y poniendo sus manos en la cintura de Yoongi, no dijo más, solo lo besó — te extrañé mi amor

— yo te extrañé mucho más — volvieron a besarse

Era lunes por la mañana y Yoongi se sentía muy cansado, había pasado despierto terminando un informe de su clase de literatura, solo le faltaban dos años para terminar su carrera, solo esperaba poder aguantar

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Era lunes por la mañana y Yoongi se sentía muy cansado, había pasado despierto terminando un informe de su clase de literatura, solo le faltaban dos años para terminar su carrera, solo esperaba poder aguantar.

— ¿cansado?

Yoongi se sobresaltó y tomando su mochila se alejó un poco de él

— nose cuantas veces tengo que decirte que te alejes de mi

— pero que pasa precioso, solo quiero hacerte compañía o prefieres la del profesor Park

— que tiene que ver él aquí

— por lo que veo ustedes son muy cercanos ¿no?

— nose que hablas

— mentir no es bueno cariño — movió su dedo en forma negativa — el profesor Park sabe que tu y yo...

— tu y yo nada Taehyung — lo interrumpió — tú sabes perfectamente lo que sucedió

— entonces si lo sabe ¿él si te creyó?

Yoongi lo terminó callando con una cachetada, odiaba recordar todo lo que tuvo que pasar por su culpa — eres un imbécil

— que sucede aquí

— nada profesor, solo... conversábamos

Yoongi se lo quedó mirando aguantando de darle otra cachetada — nada, no sucede nada — se acomodó la mochila y sin decir nada más se fue del lugar

— Yoongi es un chico muy lindo, ¿verdad profesor Park?

— te cuidado joven Kim

Taehyung lo miró con una gran sonrisa  — ¿soy yo el que debe tener cuidado profesor? — y sin recibir respuesta se alejó dejando a Jimin con unas ganas enormes de darle un golpe en esa sarcástica sonrisa

¡Mi corazón te pertenece! (jimsu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora