Park Jimin es un hombre felizmente casado que tras una terrible tragedia queda viudo y a cargo de su pequeña hija de 4 años
Yoongi un joven que llega a la gran ciudad de Seúl para seguir con sus estudios.
Pasaron algunas semanas desde que Yoongi fue a la casa de su profesor. Era un poco raro cada vez que lo veía en su clase, aún recordaba aquella niña, no pensaba que su profesor tendría una hija. Ahora que lo pensaba, si tiene una hija, entonces tiene esposa, pero cuando fue a su casa no la había visto, además que la niña le llamó "mamá" a él, si tendría una mamá no habría necesidad que lo llamara así. Pero la gran pregunta era ¿donde estaba estaba? No quería indagar mucho en ello, ya que no tendría porque, de todos modos no habló del tema con su profesor.
— ¿Yoongi? Hey gato — le salpicó un poco de agua
— ¡Hoseok! — le limpió las gotas de agua de su rostro
— andas distraído amigo, ¿pasa algo?
— nada solo que — se quedó en silencio por unos segundos — oye Hobi, que harías si una niña que es hija de alguien conocido te llamara mamá
— ¿qué? — lo miró confundido — que clase de pregunta es esa Yoongi
— no, nada olvídalo — siguió mirando las diversas marcas de cereales
— que me estas ocultando Kim Yoongi — de paró delante del carrito
— es que vi una película con esa trama y se me vino esa escena a la cabeza
— pues sería raro, ¿porqué una niña desconocida te diría mamá?
— ¿confusión tal vez?
— puede ser, pero como confundes una mujer con un hombre, eso es imposible a menos que sean gemelos
— pero ¿y si la otra persona es hijo único?
— tal vez no lo era
Yoongi solo se alzó de hombros y siguió con las compras de mes. Tenia de dejar de pensar en eso, su mente debe estar solo en los estudios, para ello llego a Corea.... ¿o no?
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Jimin se encontraba en su despacho, estaba frente a su computador organizando las preguntas para la práctica, ya que con ellos determinaría quien era exonerado del examen final.
Aunque intentaba concentrarse, en su mente aún estaba la imagen de su hija abrazando a Yoongi. Había pasado varias semanas de ese encuentro, su hija hacía pregunta tras pregunta del porqué su mamá otra vez no esta. Le inventaba una que otra excusa, pero ver a su Ryujin llorar algunas noches por ver a su madre le rompía el corazón.
Se había planteado una idea aunque no sabría si el menor aceptaría, era una total locura, pero fue la única idea que se ocurrió, pues ya no podía seguir viendo sufrir a su hija. Además de que no sabía que era lo estaba empezando a sentir por su joven estudiante.
— ¿papito? — una pequeña cabecita se asomó por la puerta
— ¿bebé? — cerró su laptop — que haces despierta, mañana tienes clases
