III

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Jimin desde que se enteró de la enfermedad de su esposa, él la cuidaba demasiado, aunque ella cada vez se veia más débil.

En unos días Ryujin cumplía 4 años y ya estaban en los preparativos para la pequeña reunión, no querían algo grande pues no estaban para tal celebración.

— ¡mami! — la pequeña niña corrió hasta los brazos de su madre

— mi princesa, feliz cumpleaños - le entregó un regalo

— gacias mami — abrió alegre el obsequio — muneca mio, juga — agarró la mano de Yoonji, llevándola hasta la sala.

Ryujin era considerada como una niña muy hábil, a sus cortos 4 años ya hablaba casi bien además de que ya hasta aprendió a sumar casi a la perfección, aunque a ella le encantaba ser halagada por sus talentos, más le gustaba porque sus padres se sentían orgullosos de ella.

— pequeña, tu mami tiene que descansar, no puedes jalarla así — se acercó para ayudar a Yoonji a sentarse en el sofá — con cuidado cariño

— tranquilo mi amor, estoy bien — se sentó con cuidado — yo soy feliz de jugar con mi princesa

— cumpaños mio, juga mami y papi — salto de alegría

— bien, juguemos princesa — la cargó y empezó a darle vueltas, haciéndole reír a carcajadas.

Yoonji miraba con una gran sonrisa a su esposo e hija, por un momento pasó por su mente el día que se tenga que ir, el día que tenga que dejarlos, solo deseaba ver a su hija crecer, verla cumplir todas sus metas, lo hará si, pero no le la manera que quisiera.

— ¿mami lloda? — la escuchó decir

— estoy feliz princesa, tengo a la hija las hermosa e inteligente del mundo — la sentó en sus piernas — estoy segura que cuando crezcas serás una gran mujer

Jimin cerró sus ojos aguantando romper en llanto, no podía hacerlo, no frente a su pequeña.

— ¿me prometes una cosa? — susurró al oído

— si mami

— me prometes que cuidarás de tu padre, prométeme no le causaras problemas.

— yo tanquila mami, no meto pobemas, nina muena — mostró una gran sonrisa — y cuido a papi y a ti

lose princesa — acarició su mejilla — pero bueno, es hora que te cambies mi vida, dentro de poco vendrán tus amiguitos

— siii, papi papi manos, camiar yo

Jimin se limpió la lágrima traicionera que había bajado por su mejilla y con una gran sonrisa fue a cambiar a su hija.

La fiesta pasó de manera tranquila, todos se divirtieron hasta Yoonji, quien aunque sea por un día se olvidó de todo lo malo, pues ese día disfrutaría de su pequeña, ya que estaba segura que ese sería el último cumpleaños que la pasaría junto a su hija.

Luego de la fiesta y después de hacer dormir a su hija a pareja de esposos ya se encontraba en su habitación recostados en su cama, Jimin la miraba fijamente mientras le acariciaba su mejilla.

— te amo Jiminie — esbozó una sonrisa

— por favor no te despidas, no aún

— Jimin, solo te pido que seas feliz, quiero que sigas con tu vida, que cuides no solo de Ryujin si no también de ti mismo

— no estoy listo — empezó a llorar

— mi amor, quiero que sonrías, por favor no pierdas esa hermosa sonrisa que tienes — beso sus labios — se cuanto amas enseñar así que prométeme que volverás a la universidad, tus alumnos te necesitan — sonrió dulcemente — y prométeme que encontrarás a alguien más, alguien que te ame como lo hago yo.

¡Mi corazón te pertenece! (jimsu) Where stories live. Discover now