XLI - Por un futuro.

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Me despierto mareada, arrugando la nariz ante un olor especiado y extraño

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Me despierto mareada, arrugando la nariz ante un olor especiado y extraño. Los brazos me tiran y los hombros me molestan por estar en una postura antinatural.

Gruño fastidiada e intento estirarme, pero entonces se escucha un tintineo metálico cuando intento mover mis extremidades. Despierta del todo de repente, tiro con fuerza y me doy cuenta, entonces, de que estoy encadenada en la cama.

Olisqueo el aire de nuevo, prestando atención, y encuentro la respuesta de por qué no me desperté cuando me apresaron: una pócima de humo sedante.


-¡Geralt de Rivia!- Grito rabiosa a todo pulmón, como si fuera un insulto.- ¡Maldito brujo cabrón! ¡Da la cara, bastardo cobarde!


La tela de la tienda se alza para dejar pasar al Brujo, que me mira desconfiado. Por lo menos ha tenido la decencia de venir. Gruño enseñando los dientes.


-¿Qué cojones te crees que estás haciendo? ¡Suéltame ahora mismo!- Ordeno entre alaridos furiosos mientras tiro de las cadenas. Eran de plata, las que usaba para los monstruos. A mí obviamente no me quemaban, pero eran duras para romper sólo con fuerza.

-Te estoy protegiendo de tu insensatez.- Explica, cruzado de brazos.- Te quedarás aquí hasta que pase el eclipse.

-¡Sácame de aquí, maldito loco!

-Te traeré el desayuno. Avísame si necesitas ir al baño.- Me ignora y se da la vuelta.

-¡Te doy cinco segundos para que me liberes antes de que te parta en dos, hijo de puta!- Y se va.


Cada respiraicón sale como un bufido por mi nariz, mientras siento la rabia bullir en mi interior y el grito gestándose. Mordí mi labio inferior hasta notar la sangre metálica en la punta de mi lengua, para que el grito no saliera al exterior, pero sí me proporcionara la fuerza del Caos.

Las esposas crujieron hasta romperse en pedazos, dejándome libre, y preparada para romperle la crisma al maldito Brujo.

Salí furibunda de la tienda, pisando fuerte acercándome a mi objetivo, que me daba la espalda mientras llenaba un plato de metal con mi desayuno de prisionera. Cuando se volteó, sus ojos se abrieron sorprendidos y asustados al verme detrás.

Con un rugido, golpeé el plato lanzándolo de un manotazo al suelo. Geralt alzó las manos en son de paz y comenzó a caminar hacia atrás para alejarse de mi acercamiento amenazante.

Con el labio superior rizado, enseñando los dientes, lo aprisioné contra uno de los árboles, y una de mis manos voló rauda a su entrepierna, agarrándole los huevos con fuerza, en una amenaza nada velada de rompérselos.

THE WITCHESS //  The Witcher fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora