Destinada a sobrevivir.
Destinada a luchar.
Destinados a protegerse.
Geralt de Rivia, conocido por muchos nombres, pero por todo el mundo como Brujo (witcher), un mutante creado para matar monstruos a cambio de unas monedas.
Su vida solitaria...
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-Os juro que no miento.- Continúa nervioso el ciudadano lleno de sangre y mugre. Estoy sentado a su lado, recopilando información para mis próximas canciones sobre las gestas de Geralt de Rivia.- Se tragó a todo el pueblo... ¡No quedó ni siquiera un hueso que enterrar!- Mira de nuevo al público de la abarrotada taberna, que sólo observan callados.- No me miréis así, ¡por eso tuve que llamarlo, al Lobo Blanco!- Un jadeo silencioso grupal es lo único que se escucha por respuesta.- Y se puso en medio del lago helado, como si supiera que el monstruo venía a por él.- Comenzó a relatar con la mirada perdida en sus recuerdos, gesticulando de forma nerviosa.- El hielo se abrió, y una selkiemaw salió disparada. Nunca habéis visto una, pero cabe un buque entero en esa boca abismal, llena de dientes demoníacos.- Algunas mujeres comienzan a persignarse.- Y se tragó al brujo... entero.- Y la voz se le rompe en lloriqueos de pánico.
-Esto es brillante.- Suelto, rompiendo el clímax. Siento la mirada del hombre sobre mí como dagas.- Eh... lo siento, es que Geralt es muy tacaño con los detalles.- Explico mientras mi pluma garabatea sobre el pergamino a gran velocidad tomando notas de todo.- ¿Y luego qué pasó?- Lo insto a continuar. Parpadea rápido con los ojos anegados en lágrimas.
-Él... murió.- Contesta con voz rota y afectada, mientras su cabeza cae. Todo el público suelta un Oh... sentido, contagiados de la pesadumbre.
-Ñeh, está bien.- Sacudo la mano quitándole seriedad al asunto, y, de nuevo, siendo el anticlímax. Vuelve a mirarme enfadado.
-Mira, yo estaba allí. Lo vi con mis propios...- Contesta enervado, pero un portazo le impide terminar la frase. Todos los clientes, inmersos en la historia, dan un salto, asustados, mirando a la puerta por donde una ventisca invernal entra.
Seguido de un olor hediondo y el brujo supuestamente muerto lleno de esa sustancia oscura, pegajosa y con olor a cadáver podrido. Sólo se le distinguen los ojos amarillos, los dientes y el medallón de lobo.
-¿Ves?- Le señalo al apenado. Me encanta tener razón. Geralt se acerca a la mesa, obviando todos los gestos de náusea y asco y las narices tapadas. Yo no puedo evitar soltar una carcajada.
-¿Qué es esa peste?- Pregunta el cuentacuentos.
-Tripas de selkiemaw.- Contesta molesto.- Lo maté desde dentro. Quiero mi recompensa.- Parco en palabras y al grano. Así es él.
-Lanza al brujo monedas, oh valle opulento...- Comienzo a cantar, levantándome como un resorte.
Un público entregado y sonriente pronto me sigue, mientras veo el saquito lleno de monedas volar hacia la mano del brujo, que, para no variar, no está de ánimos para fiestas.
-Lanza al brujo monedas, amigo de la humanidad...- Terminamos de cantar a coro, la taberna recuperando su bullicio habitual.
Me acerco al famoso protagonista de la canción que se ha encaramado a la barra a gastar raudo las monedas, como si la pestilencia que emana ni lo molestase.
En serio, la falta de higiene es una característica de él, pero esta vez se ha lucido.
-No hay de qué.- Suelto mientras me pongo a su lado, intentando respirar lo mínimo y superficialmente.- Y ahora, es hora de pagar tu deuda.
Pega un trago a su cerveza, que no debe estar muy buena, porque le suelta una mirada asesina al tabernero, como si le dijera "Atrévete a cobrármela y probarás mi acero".
El hecho de que la escupa instantes después es una confirmación bastante clara de mi hipótesis.
-"¿Qué deuda?" te estarás preguntando.- Decido hablar por él ya que, para no variar, me ignora.- Te he hecho famoso, brujo. Debería pedirte el 10% de tus ganancias, pero en su lugar, sólo pediré un favorcito de nada.- Y tiento a la suerte bebiendo un trago de SU cerveza.
Aunque la trago porque mi garganta está más seca que el desierto, la verdad es que está horrible.
-Vete a la mierda, bardo.- Contesta sin dejarme terminar. Cuenta las monedas mientras le suelta una mirada asesina al tabernero que intenta cobrarle la bebida.
-Por una mísera noche de servicio, - Continúo, sabiendo que es un perro ladrador, pero poco mordedor.- tendrás una cornucopia de delicias terrenales. Maestros de las artes culinarias, crearán bocados dignos de los dioses. Doncellas que harían que el mismísimo sol se ruborizara al ver su bella sonrisa. Y ríos de las más dulces bebidas de los más exclusivos...
Y... me ha dejado hablando solo de nuevo. Me apresuro a seguirlo antes de que tenga que pagar yo su consumición.
-¡Comida, mujeres y vino, Geralt!- Exclamo a su espalda.- ¿Qué hombre en su sano juicio rechazaría esto?- Aunque se ha detenido, no se mueve, así que decido tensar la cuerda.- Un hombre enamorado, al que no le tiente ninguno de esos pecados, supongo...- Con un gruñido, se voltea.
-Bien.- Acepta escueto.
-¡Maravilloso! Pero antes, un baño que te quite toda esa mugre. O tres.
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