Destinada a sobrevivir.
Destinada a luchar.
Destinados a protegerse.
Geralt de Rivia, conocido por muchos nombres, pero por todo el mundo como Brujo (witcher), un mutante creado para matar monstruos a cambio de unas monedas.
Su vida solitaria...
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Con las luces rojizas del amanecer, voy a buscar a Geralt a su tienda como me pidió.
Llamo por pura cortesía, pero no tarda en salir de la tienda, vestido y preparado. Estira sus brazos y espalda mirando al sol, y me recreo en cómo se pega la tela a sus músculos.
-Bonitos pantalones.- Bromeo picándolo. Gruñe.
-Jódete.- Responde picado.
Jódeme tú, maldito cobarde. No puede evitar pensar mi mente calenturienta.
Lo sigo hasta un claro en medio del bosque, lejos de las tiendas y de Jaskier, y comienzo a ponerme nerviosa pensando en qué puede estar tramando.
Arrastra un tronco caído para sentarse tranquilamente, descansando su cabeza sobre sus palmas, con los codos apoyados en las piernas.
-¿Qué haces?
-Voy a demostrarte que tu poder no es algo que debes temer, sino abrazar.- Mierda. Lo sabía. Y habla en cuanto me ve negar con ahínco.- No puedes seguir temiéndote y teniendo pesadillas cada vez que consigues dormir, Ailith.
-Yo... yo... ha sido una vez. Trabajé en Aretusa el no tener miedo de mis poderes.- Se me queda mirando fijamente, sin responderme, esperando a que deje de engañarme a mí misma.- Vale, lo acepto. Creí que había dejado todo eso atrás, pero está claro que lo he llevado a cuestas todo este tiempo.- Suspiro. Responde con un asentimiento, felicitándome por sincerarme conmigo misma y con él.
- Creo que siempre has visto tu poder como una maldición, y pienso sinceramente que lo único que hace es protegerte. Tienes que aprender a abrazarlo, no a liquidarlo. Temiéndolo no puedes controlarlo. Cuando conoces algo, deja de ser una pesadilla. Cuando sabes cómo luchar contra algo, deja de ser tan amenazador. Ahora, busca la fuente de tu Caos y grita.- Pide con calma.
-¿¡Te has vuelto loco!?
-No hay nadie a quien puedas hacer daño.
-¡A ti!- Exclamo. Sonríe con ternura, pero niega.
-No me vas a hacer daño. Lo sé.
-No voy a hacerlo.- Sentencio cruzándome de brazos.
-¿Qué vas a hacer? ¿Tirarme un árbol encima?
-O empalarte. O hacerte estallar.- Contesto atemorizada por ambos. Sin perder ni un ápice su mirada confiada, bebe la poción de aumento de habilidades y hace un Quen.
