VIII- Como en los viejos tiempos

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-Oh, Dioses, Geralt... estás bien.- Suspiro aliviada. Me separo para observarlo, con una sonrisa sincera y los ojos brillantes de emoción. No puedo evitar comenzar a tocarle con dulzura y familiaridad el rostro, el cuello y el pecho, comprobando su estado.- Estás despierto y caminas y...- Suelto todo el aire de golpe, aliviada.- A veces pensé que... que... que no había llegado a tiempo.- Confieso mi mayor temor estos días, murmurando avergonzada mirando al suelo. Él se atreve, viendo mi confianza, a subir las manos hacia mi rostro, enmarcándolo y haciéndolo que lo mire.

-Eh, Ailith... tranquila. Estoy aquí gracias a ti.- Sonríe dulcemente, con la misma sonrisa especial que tenía guardada sólo para mí como cuando éramos niños.


Mi corazón comienza a bombear rápidamente, revoloteando como un enjambre de abejas enfurecidas en mi caja torácica y en mi estómago.

Agarro sus palmas con las manos y las bajo con suavidad de mi rostro, no queriendo que se sienta rechazado. Las junto entre sí y pongo las palmas sobre el dorso, aunque bien podrían ser la mitad de tamaño.


-¿Qué haces aquí? ¿Qué demonios hacías en un campo de cadáveres lleno de alghuls? ¿Es que no has aprendido nada en Kaer Morhen?- Lo regaño.


Aunque puedo ver que intenta no hacerlo, él no puede más que sonreír divertido ante mi regañina. Pero cuando recuerda el motivo que lo hizo venir su rostro vuelve a ensombrecerse, su ceño fruncido.


-Escuché que estabas en Rivia, que Nilfgaard atacó antes de tiempo porque te vieron... Cahir estaba ofreciendo oro por tu cabeza y... tú aquí sola... vine a rescatarte. Después vi que tanto en Rivia como en el campamento estaban todos muertos y me parecía imposible que tú sola pudieses haber sobrevivido... imaginé una emboscada y... bueno, digamos que no pude irme lo suficientemente rápido.- Resume. Bufo en respuesta, con los ojos en blanco.

-Me subestimas, como siempre. Escuché los rumores de un ataque a Rivia. Por mucho que se acordara de puertas para dentro en estos años, he descubierto perfectamente cómo funcionan los Nilfgaardianos, y es a base de terror. Se llevarían lo que pudiesen de la negociación y el resto a la fuerza. Intenté salvar a toda la gente que pude para que pudiesen huir, pero me sobrepasaban en número. Tuve que retirarme, pues sabía que muerta sí que no valía para nada. Me escondí en el bosque, preparando artefactos explosivos y otros recursos para la batalla, también medicinas para los heridos, pero esos hijos de puta se adelantaron y ni siquiera respetaron a los refugiados. No pude hacer nada cuando llegué. Y te encontré a ti, moribundo y delirando entre fiebre y veneno.– Chasqueo la lengua, el recuerdo amargo del miedo todavía residual en mis venas. Aprieto sus manos con fuerza para no volver a acariciarle el rostro, como desearía.- No he pasado más miedo en mi vida, ni se te ocurra volver a hacerme algo así.- Regaño de nuevo, con el ceño fruncido y enfatizando mis palabras clavando mi dedo índice en la parte superior de su pecho, justo bajo el medallón. Él me sonríe de nuevo, mi sonrisa, y asiente.

THE WITCHESS //  The Witcher fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora