CAPÍTULO 18: PAREJA

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Parado frente a la puerta del inspector, V intentaba respirar calmadamente. Podía haber entrado, conocía el código para abrir la puerta. Pero no quería hacerlo. Era consciente de cómo le temblaban las manos, del nudo que había en su garganta, de las lágrimas que seguían aglomeradas en sus ojos, de su camiseta rota y de la sensación de asco que sentía. Invadir la casa de Jungkook y luego ser rechazado le rompería por completo, no soportaría ver una mirada de pena o de asco en la única persona que aportaba luz a su vida. Pero V sabía que solo él podría borrar todos aquellos sentimientos y pensamientos que ocupaban su mente.

Sin querer pensarlo más, dio unos suaves golpes en la puerta conteniendo la respiración de forma refleja. Una parte de él quería olvidar todo lo ocurrido en los brazos de Jungkook, pero otra quería escapar. No deseaba que el inspector viese que él era un monstruo ni que pensase que lo ocurrido en el burdel había sido provocado por él. Jamás usaría sus puños, eso era lo que se había repetido mil veces desde que tenía uso de razón y aquella noche había roto esa promesa que se había hecho a él mismo.

Sus hombros se hundieron y su mirada se quedó clavada en el suelo. Debería salir corriendo y alejarse, evitar que su oscuridad llegase a la vida de Jungkook, pero su cuerpo permanecía inmóvil. No fue consciente de que la puerta se había abierto hasta que escuchó su voz y se estremeció, siendo incapaz de levantar el rostro.

—¿Tae? —El inspector le miró de arriba abajo y un nudo se le puso en el estómago cuando los hombros de V empezaron a temblar y las lágrimas a caer por su rostro. Jungkook se agachó para poder mirarle a los ojos, sabía que el chico no levantaría la cara. Y entonces sintió cómo algo se rompía en su interior. El chico que le dedicaba sonrisas cuadradas, estaba llorando en silencio mientras todo su cuerpo temblaba.

—Yo... —Tae intentó hablar entre sollozos, pero las palabras no salían. No tenía claro lo que quería decir, solo escuchar la voz de Jungkook había hecho que se desmoronase y las lágrimas escapasen.

—Ven aquí —dijo Jungkook antes de tomar los hombros del chico, que seguían temblando, y acercarle a él. Le atrapó entre sus brazos mientras giraba sobre sí mismo, dejando que ambos quedasen dentro de casa, y cerraba la puerta con el pie. No sabía lo que le había pasado, pero estaba seguro que algo bastante malo para que estuviera en aquel estado.

Jungkook no dijo nada, se dedicó a abrazar a Tae paseando sus manos por la espalda del chico y dejando que llorase en el hueco de su cuello. Había intentado mantener a raya su mente, pero aquella camiseta rota le decía demasiado. Era inspector de policía y la cantidad de escenarios poco agradables que pasaban por su cabeza hacían que la bilis se le subiese por la garganta.

Se percató de que Tae quiso devolverle el abrazo, pero no lo hizo. Sus puños temblaban y entonces Kook se dio cuenta de que tenía los nudillos rojos y algunos ligeramente ensangrentados. ¿Había golpeado a alguien? Sabía lo que usar los puños significaba para el chico y si se había visto en la obligación de hacerlo era porque la situación debía ser de vida o muerte.

Casi una hora más tarde, todavía de pie en la entrada del apartamento del inspector, el llanto fue cesando poco a poco. Fue entonces cuando Tae se dio cuenta de que Kook no llevaba camiseta y él le había llorado en el pecho todo ese tiempo. Entendió que a ello se debía la calidez que desprendía y que en parte le había ayudado a calmarse. Era un calor corporal que le hacía sentir en casa, aunque no tenía derecho a llegar con su oscuridad y destruir al inspector.

—¿Te acabas de dar cuenta que voy medio desnudo? Iba a meterme en la ducha después de entrenar cuando has llamado a la puerta. Podrías haber entrado sin más, no me molesta tenerte en mi casa y extraño no tener a mi tigre agazapado listo para sorprenderme en cualquier momento. —Jungkook besó suavemente la sien de Tae sin dejar de apretarle contra su cuerpo.

The D caseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora