CAPÍTULO 11: ATARDECER

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Hoseok sabía que aquella era su única oportunidad, sin dientes y con los huesos prácticamente calcinados, solo podía intentar extraer ADN del hombro. Pero si apretaba demasiado, el hueso podía terminar convirtiéndose en cenizas y entonces perdería la oportunidad de descubrir quién era ese tipo que había aparecido muerto en el contenedor.

Los gritos no tardaron en llegar a sus oídos justo al mismo tiempo que un mensaje iluminaba la pantalla de su móvil. Tenía que tomar decisiones rápidas, no estaba seguro de lo que ocurría en la comisaría, pero las voces llegaban claras hasta la sala forense. Se quitó los guantes, el gorro y la mascarilla, alejó todo el instrumental del cuerpo y revisó con sus ojos todo el lugar deteniéndose en un punto en concreto. Se movió por inercia, rápido y sin pensar demasiado. Hasta que las puertas se abrieron de par en par y unos policías empezaron a revisar los papeles que tenía por encima de la mesa.

—¿Se puede saber qué ocurre? Son documentos privados, todavía no he terminado la autopsia ni el estudio forense de los huesos. No podéis llevaros eso. —Otros policías entraron en el pequeño despacho de Jin y empezaron a desconectar el ordenador. Namjoon entró con el rostro completamente ensombrecido.

—No puede llevarse nada de aquí, ni siquiera tiene una orden judicial. Si no nos deja trabajar, esta ciudad estará en problemas. —El inspector Kim se puso al lado de Hoseok, por primera vez en todo el día estaban en la misma habitación y demasiado cerca como para evitar algún roce de manos. La tensión incómoda entre ellos había desaparecido, aunque la persona que entró en ese momento hizo que ambos se pusieran nerviosos intentando contener sus impulsos.

—¿Orden judicial? Soy el alcalde de Daegu y los jefes de la policía me han avisado de que desde la oficina forense se ha estado accediendo a lugares que no deberían ver personas que nada tienen que ver con el cuerpo de policía de la ciudad. Nos llevaremos un par de cosas para asegurarnos que no se ha infringido ninguna ley. No nos lo impedirá ¿verdad forense Jung? —Aquella sonrisa engreída y esa mirada de superioridad, siempre le habían causado asco a Hoseok, en especial después de conocer más en detalle al alcalde de Daegu. Un tipo completamente asqueroso, bajo su punto de vista.

—Hemos intentado hacer nuestro trabajo e intentar descubrir la identidad de un cuerpo que apareció muerto en las calles de Daegu. Usted, como alcalde también debe querer lo mejor para la ciudad ¿o me equivoco? —Namjoon apretó ligeramente la mano de Hoseok, sabía que la cosa podía ponerse fea para el forense si se enfrentaba al alcalde.

—¿El quemado? Seguramente sea un vagabundo que quiso fumar un cigarrillo dentro del contenedor y se pegó fuego a él mismo. No pierdas los recursos de la ciudad en eso y mándalo a una fosa común.

—No hay vagabundos en Daegu. No he visto ninguno mientras paseaba por las calles de la ciudad, así que teorizar sobre la identidad de una persona que murió en extrañas circunstancias no parece demasiado profesional —La voz de Jin inundó el lugar. Entró seguido de Jungkook que también se sorprendió al ver a todos en la comisaría movilizándose y sacando cajas de la sala forense. Aquello no pintaba para nada bien.

—Debes de ser el becario del forense Jung, el que mandaron de la ciudad por su negligencia con los ordenadores. Mira chico, no sé cómo crees que se hacen las cosas, pero aquí en Daegu se hacen como yo las digo ¿entendido? —El alcalde paseó su asquerosa mirada por todo el cuerpo de Jin haciéndole sentir incómodo con aquello. Pero al mismo tiempo se sentía ofendido porque algo que él nunca toleraría sería que alguien dijera que era negligente.

—¿Quién es este viejo? No soy becario, soy ayudante. Y no cometí ninguna negligencia, solo metí a la cárcel a alguien que cometió un delito. Los verdaderos negligentes fueron los policías, el jurado y los jueces que le dieron una condena absurda. —Jungkook puso su mano sobre los hombros de Jin intentando contenerle, no le convenía ponerse al alcalde en contra porque podía dedicarse a joderles todo el tiempo quedándose en la comisaría.

The D caseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora