CAPÍTULO 7: GOLPES

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Nota: Os avisaré en qué momento os recomiendo que le deis al play a la canción para mayor sentimiento. Ahora sí, aquí va el capítulo. 

Los largos dedos de Agust golpeaban repetidamente la parte interior de la puerta del coche mientras regresaba al hotel. Era un sonido constante y calmado, aunque en verdad la tormenta estaba dentro de su cabeza. Aquellas reuniones siempre le servían para obtener información que nadie más tenía y para afianzar su poder ganando aliados poderosos. Ser el rey tenía ese tipo de ventajas, aunque también el inconveniente de mantener a raya a sus perros. Pero había decidido terminar la noche por todo lo alto, cuando regresara a Daegu pondría en orden todo y apretaría más de una correa que parecía haberse quedado algo suelta.

Cruzó el hall del hotel sin ni siquiera dirigir una mirada a la chica de recepción que le esperaba lista para coquetear con él, aunque en su mente ella ni siquiera estuviera registrada. Pulsó el botón del ascensor y subió mientras se quitaba la chaqueta del traje. Giró su cuello haciéndolo crujir para liberar la tensión de la reunión y se rascó la cicatriz del ojo inconscientemente. Un gesto que hacía cuando estaba ligeramente enfadado, pero sus labios se curvaron en una sonrisa ladina. En la habitación estaba la persona que le ayudaría a quitarse de encima ese mal humor.

Abrió la puerta y dejó la chaqueta en la primera silla que se puso delante de él. Empezó a remangar sus mangas y se fijó en la figura de Jimin. Dulce y delicado, si apretaba demasiado fuerte podría romperlo, pero aquello nunca le había importado demasiado. El chico estaba sentado al lado del balcón observando el cielo nocturno. En su cabeza se repetían una y otra vez las palabras que Agust le había dedicado en el hallo antes de marcharse y la amenaza directa que lanzó sobre él. Un escalofrío le recorrió cuando sintió que ya no estaba solo en la habitación. Cerró los ojos con fuerza incapaz de enfrentar la mirada gélida de Agust, temía que siguiera lo suficientemente enfadado como para desquitarse con él.

—Pequeño, ¿sigues molesto por haberte dejado aquí? —Su voz era calmada, casi contenida. Aquello no calmaba a Jimin que seguía sin ser capaz de enfrentarse a los ojos del rey. Pero su mano se posó en su hombro y contuvo la respiración.

—Lamento la escena que he hecho en el hall, merecía que me tratases así. Espero que no estés enfadado y puedas perdonarme. —Intentó que sus palabras sonaran sinceras, si quería evitar la furia del rey era mejor agachar la cabeza y disculparse aunque no se arrepintiera.

—A veces eres demasiado emocional pequeño Jimin, pero puedo perdonarte si eres bueno conmigo. Ha sido una reunión bastante intensa y estoy algo estresado. Sabes lo que tienes que hacer ¿verdad? —La mano de Agust pasó del hombro de Jimin a su cuello haciendo presión. Un gemido escapó de los labios del chico y la sonrisa del rey se expandió. Aunque había sido uno provocado por el miedo a que ejerciera demasiada fuerza y aquellos fueran los últimos momentos de Jimin con vida. Pero Agust lo había interpretado como mejor le había convenido, como un gemido de placer.

Lo soltó aunque sus ojos nunca se apartaron de él mientras se sentaba en la cama y volvía a rascar ligeramente la cicatriz que cruzaba su ojo. Jimin tragó saliva y se levantó sin mirarle, fue al mini bar y le sirvió un vaso con whisky. Aquella era su rutina de noche y era lo que Agust parecía querer. Se acercó y le tendió la copa. Mientras Agust la tomaba, se golpeó ligeramente los muslos y miró el suelo para después clavar sus ojos en Jimin. La orden era clara, le quería de rodillas y él no iba a desobedecer.

—Te ayudaré a aliviar el estrés, aunque parece que la reunión ha ido bien. Seré un buen chico y espero que podamos olvidar el incidente que he creado cuando te ibas. —Agust asintió sin decir nada más mientras saboreaba su copa. Jimin respiró y desabrochó el pantalón del rey dejando que su erección quedara a la vista del chico. Se relamió los labios y la metió en su boca lentamente, justo como había hecho en el coche cuando salieron de Daegu.

The D caseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora