CAPÍTULO 17: EL BURDEL

95 20 56
                                    

NOTA: RECORDATORIO DE QUE EN ESTA HISTORIA HAY TEMAS SENSIBLES Y MOMENTOS QUE PUEDEN LLEGAR A INCOMODAR AL LECTOR. 

El bullicio de la calle no tardó en llegarles cuando bajaron del coche. Ambos se habían mantenido en silencio durante todo el trayecto, pero aquello no era algo nuevo. No se llevaban bien y tampoco tenían nada que decir. V no pensaba entablar conversación con Jimin y Park no quería hablar de nada delante del chófer de Agust. Sabía que el rey tenía ojos y oídos en todas partes, era peligroso.

V no pudo evitar observar la fachada luminosa del burdel, en la puerta hombres de traje pasados de copas se llevaban a jóvenes a sus coches haciendo que se sintiera asqueado.

—Dentro es peor —dijo Jimin abriendo la puerta del lugar y adentrándose en él sin ni siquiera mirar a V. El chico le siguió, no entendía muy bien porqué le habían mandado allí con Jimin ni tampoco lo que se suponía que debían hacer allí.

Terminaron sentados en la barra, el camarero les sirvió una copa con una enorme sonrisa en el rostro. V no perdía detalle de lo que le rodeaba, era la primera vez que entraba al burdel y estaba seguro de que preferiría no repetir la experiencia. Tomó la copa, pero la mano de Jimin le detuvo.

—No bebas nada de lo que te sirvan aquí, seguramente contenga algún tipo de sustancia para adormilarte y dejarte sin tus sentidos. Así serías una presa fácil y aquí todos son depredadores. —Jimin también alejó la copa de delante de él aunque la risita de V le hizo hacer contacto visual con él desde que habían salido de la casa de los Min.

—¿Aprendiste ese truco de aquí? Es lo que hiciste conmigo para atarme y conseguir así que Suga me golpeara. —La mirada de Jimin se oscureció, pero no podía rebatir aquellas palabras.

—No usé el tipo de droga que utilizan aquí. Solo te dormí con un somnífero bastante fuerte. Aquí consiguen que no puedas ni siquiera mover tu cuerpo, te convierten en su marioneta porque así a los viejos asquerosos les es más fácil hacer lo que quieran contigo. Será mejor que no nos movamos de aquí, el jefe vendrá a nosotros. —V observó detenidamente a Jimin, no estaba tranquilo aunque siempre parecía estar bajo control. En su mente, le llamaba muchas veces el príncipe de hielo. Se movía para que Agust estuviese contento y le mantuviera a su lado, pero jamás sonreía de forma genuina ni tampoco lloraba. Al menos V nunca había visto una amplia gama de emociones en Jimin.

—No voy a perdonarte por lo que me hiciste. Pero supongo que cumplias órdenes. ¿Por qué no le has dicho al rey que Suga y yo volvemos a hablarnos? No sé qué esperar de ti Jimin y eso me pone ansioso y me hace desconfiar todavía más. —Cuando el chico iba a responder, una mano rodeó su cintura haciendo que se tensara. Entonces V se percató del hombre de cabello blanco que estaba detrás de Jimin. Por el traje a medida que llevaba, estaba seguro de que aquel tipo era el dueño del burdel.

—El pequeño Jimin ha vuelto a casa, dicen que uno siempre vuelve a su hogar tarde o temprano... —El tono que usaba aquel hombre no le gustaba en lo absoluto a V. En ese momento fue consciente de que todas las miradas estaban puestas en ellos y de algún modo se sintió expuesto. No eran miradas de curiosidad sino de lujuria. Jimin tenía razón, se sentía como la presa indefensa frente a una manada de depredadores y V no estaba dispuesto a ser la presa de nadie, nunca más.

Los recuerdos no tardaron en salir del rincón oscuro de la mente de Jimin, donde él se había esforzado por dejarlos enterrados. Un niño abandonado en un orfanato y luego recogido para ser llevado a un burdel. El único lugar que conocía. De pequeño creía que no había lugar al que pudiera ir, pero por suerte para él, fue un niño lo bastante listo como para sobrevivir y aprender cosas por su cuenta. Aquel viejo siempre le dejó claro que su vida sería una repetición de la de su madre, a la que nunca conoció. Viviría en el burdel para siempre. Cuando Agust se fijó en él y Jimin descubrió quién era, supo que se agarraría a aquel clavo ardiendo para salir de ese lugar. Seguiría vivo aunque tuviese que servir a otro dueño.

The D caseOù les histoires vivent. Découvrez maintenant