Capítulo 13

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Salí de la casa y ahí estaban nuestros chicos. Ay, quiero decir... los chicos. Esperando apoyados en ese 4x4 precioso. Me giré echando un último vistazo a la casa que tantos veranos me acogió de pequeña. Ese jardín donde tantas veces jugamos al pilla-pilla. Y dónde había un columpio para poder jugar con Meg, que ahora lo reemplazaba una bonita fuente. Sonreí al ver la fuente, me hizo recordad lo que pensaba Derek cuando me vio el día de la fiesta del barco. Unas manos rodearon mi cintura haciéndome volver a la realidad. Giré mi cara, Derek. ¿Quien iba a ser sino? Su pecho quedó pegado a mi espalda.

-No hace falta que te despidas de la casa ni de tu familia. Cuando quieras puedes venir, tú solo avísame y yo te traigo.-dijo susurrando en mi oreja. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
-Está casa alberga muchos recuerdos para mi, solo quería recordar.-dije en tono bajo. 
-Ojalá pudieras recordar todo lo que pasamos juntos aquellos veranos.-hablo en tono apenado.
-Ayúdame a recordar.-dije girándome hacia el. Mi pecho quedó pegado a sus pectorales, nuestras caras estaban tan juntas.
-¿Es lo que quieres?-pregunto con voz ronca, asentí con la cabeza. Noté como me agarraba más fuerte, lentamente fue acercándose a mi... estábamos a tan poca distancia...
-Adiós mamá, adiós papá, os quiero.- gritó Meg.

El grito de Meg hizo sobresaltarme y alejarme de Derek. Me giré volviendo a mirar la casa, salía Meg de espaldas cerrando la puerta. Cuando se giró para reunirse con nosotros nos vio algo agitados.

-¿Que pasa chicos?- preguntó acercándose a mi.
-Nada, te estábamos esperando.- nos miró a los dos. Derek sonrió. Ella salió disparada corriendo a los brazos de Luis, este la elevó del suelo dándole un par de vueltas. Sonreí.
-¿Te apetece ir en el asiento del copiloto?- preguntó Derek mientras nos acercábamos a ellos. Pensé unos segundos... si, me apetecía mucho. A intentado sincerarse, así que si... Asentí con la cabeza sonriendo, él me devolvió una sonrisa cómplice.

Minutos más tarde llegamos a la que es nuestra ahora calle. Derek aparcó fuera, justo delante del bloque de pisos, quizá para que no volviera a preguntar sobre todo eso...
Los chicos bajaron del coche y nos ayudaron con las maletas. Nos adentramos al bloque de pisos para dirigirnos a lo que sería ahora nuestro hogar por unos meses.

Ya dentro de casa, Luis y Meg se dirigieron a una de las habitaciones, eso de cada uno en su habitación va a ser que no tía Helen. Quién era yo para impedir que se dieran todo el cariño que se merecen. Yo me dirigí a una de las habitaciones de abajo, en concreto en la que me desperté el día que estaba inconsciente. Derek me agarró antes de poder abrir la puerta.

-¿Donde te crees que vas?- preguntó.
-A deshacer mis maletas.- contesté burlona.
-De eso nada, tú no vas a dormir aquí abajo.- respondió. Me reí.
-¿Entonces, donde quieres que duerma?-pregunte coqueta.
-Arriba, conmigo.-contestó con voz grave y ronca. Esa voz podía conmigo, algo en mi temblaba cuando se ponía así. Me agarró de la mano, y me llevo arriba. Subió las maletas dejándomelas dentro del vestidor. -Deshaz las maletas, y recuerda que esta noche tienes una cita conmigo.- dijo él guiñándome un ojo.

Es verdad, me invitó a cenar, tenía que buscar que ponerme. Mientras deshacía la maleta iba buscando posible vestido para ponerme esa noche. Derek me dejo sola, oí voces que provenían de abajo así que supuse que bajó a hablar con Luis.
Entre la ropa encontré un vestido negro, pegadizo, con pequeños fruncidos que hacían resaltar mi figura. Perfecto, este es el indicado.

Cayó la noche, me había dado tiempo a pegarme una ducha rápida y a arreglarme rápidamente. Derek me llamo desde abajo. -Ya voy.- respondí gritando.
Baje las escaleras con cuidado de no matarme, me había puesto tacones, unos tacones rojos de infarto que combinaban con un pequeño bolso rojo, esa noche me apetecía estar más arreglada.
Vi una sombra al principio de la escalera así que me supuse que Derek estaría por ahí, conforme iba bajando se iba descubriendo poco a poco como iba vestida. Llegue al último escalón mirando al suelo ya que no quería matarme, una vez llegué a bajo levante mi cabeza, Derek estaba ahí, frente a mi.

-Estas espectacular.- dijo con ojos brillosos, acercándose lentamente. Iba vestido con camisa negra y pantalones negros. Después de la cena tenía que irse a trabajar. El negro le sienta muy bien, y sin darnos cuenta íbamos a conjunto. Sonreí.
-Estas muy guapo.-respondí dando pequeños pasos acercándome a él.
-Dejaría ciego a cualquiera que pusiera una mirada indecente sobre ti.-dijo suavemente. Estiró su mano, y se lo correspondí, juntos fuimos hacia el coche agarrados de la mano.

Una vez en el coche empezó a conducir, unos minutos más tarde ya estábamos por el centro de la ciudad con todo iluminado, pequeños puestos en el paseo marítimo, un ambiente familiar, agradable y acogedor. Aparcó y nos dirigimos al muelle. El restaurante del muelle, era uno de los más caros de la ciudad, con mis padres jamás nos habíamos podido permitir comer ahí. Me pare en medio del camino. Derek giró sobre si, mirando con incertidumbre.

-No puedo... este restaurante es demasiado caro. No puedo permitírmelo.- respondí apenada. Derek sonrió.
-No tienes de que preocuparte, invito yo.- respondió agarrándome con sus manos la cara y plantándome un beso delicado en la frente. Me agarró de la mano y tiró de mi, obligándome a seguirle el paso.

Acercándonos al restaurante vi la cola, sobresalía del restaurante. Definitivamente era uno de los mejores sitios. Derek obvió la cola y directamente entró. El chico que recibía a los clientes lo vio y abrió los ojos nada más verlo.

-Señor Derek.- saludó el camarero recibiéndolo. -Señorita.- dijo dirigiéndose a mi.
-Hola Juan, ¿tenéis mesa para mi y mi chica?-preguntó él. "Mi chica", me sonroje al escucharlo, pero sonaba muy bien. No me soltaba de la mano.
-Algo podemos hacer señor. Acompáñenme si son tan amables. -respondió Juan llevándonos hacia una área más privada y tranquila.

No voy a negar que me dio mucha vergüenza pasar delante de toda la gente que estaba haciendo cola esperando mesa, y que a nosotros nos sentaran sin ningún impedimento.

-Es triste que nos hayan colado delante de todas esas personas.- le dije a Derek una vez ya sentados en la mesa.
-Es normal que me pongan una mesa, soy uno de los inversores del restaurante.- respondió tranquilamente. Mis ojos se abrieron y no pude ocultar mi expresión de sorpresa.
-¿Co... como es posible? ¡Solo tienes 20 años!- dije alzando un poco la voz.
-Una vez de pequeña me dijiste que era tu sueño venir a cenar aquí. Tus padres no podían permitírselo y siempre os ibais sin poder cenar aquí. Cuando crecí, me propuse cumplir todo lo que un día me dijiste que soñabas.-confesó mirándome a los ojos.
-Esto... esto es demasiado Derek.- confesé.
-Siempre te he querido dar lo que nunca has podido tener. -agarró mi mano.- Quiero que seas feliz, conmigo.- respondió. Nos mirábamos fijamente a los ojos, yo, ya no sabía que decir. Todo esto era demasiado. ¿Porque no recordaba nada de él?
-Déjame procesarlo poco a poco.-le pedí en tono de súplica. Él asintió con la cabeza suavemente.

De repente Juan llegó preguntando si ya sabíamos que tomar y comer, yo ni me fijé en la carta, aún seguía procesando todo lo de Derek.

-Para mi vino blanco, ya sabes cuál, el mejor de la carta.- dijo Derek. Que sofisticado. Yo soy algo más básica.
-Agua, por favor.- dije mirando a Juan, este me sonrió y se fue a por las bebidas.
-¿Agua?- preguntó levantando una ceja.
-Soy menor, ¿recuerdas?-dije sonriendo.
-Cierto. Podrían detenerme por tener una menor en mi casa.- dijo pícaramente.
-Concretamente tienes a dos.-dije riendo. El se unió a mi risa.
-Solo podemos jugar cuando tú quieras, ¿no?- dijo burlón. Asentí con la cabeza.

En eso Juan llega con las bebidas, puso dos copas para el vino y dos vasos para el agua. Empezó a servir vino, puso en mi copa, me dio vergüenza decirle que no. Derek me miraba sonriente. Acto seguido procedió a servirle vino a Derek.

-Gracias Juan.- dijo Derek.
-Ya lo sabe, un gusto servirle.- dijo retirándose.

Derek alzó la copa de vino y yo lo imité.

-¿Porque vamos a brindar?- pregunté contenta.
-Por nosotros, por la vida, por el destino.-dijo chocando su copa con la mía.
-Por el futuro.- dije acabando y chocando de nuevo con su copa. Acto seguido nos llevemos la copa a los labios y bebimos.
Aquí empezaba nuestra primera cita.

VIDA NUEVA | COMPLETA ✔️Where stories live. Discover now