Capítulo 8

126 47 32
                                    

Abrí mis ojos, estaba desubicada. Miré a mi alrededor, no estaba en mi habitación. Me sobresalte, estaba asustada, salté de la cama poniéndome en pie, algo mareada y con mucho dolor de cabeza, conseguí mantener el equilibrio. Tenía miedo, miedo de que haya sido una ilusión la cara de Derek y estar en peligro. Mis pies se desplazaron por el suelo de esa habitación desconocida, habían estanterías con libros, un ordenador en el escritorio, mis ojos fueron directos a las fotos que habían colgadas en la pared. Desde luego, era una habitación normal y corriente. Creo que estaba a salvo.

¿Donde diablos estaba?

Me acerqué a las fotos, habían muchísimas, todas de diferentes personas o eso parecía. Habían muchas de niños pequeños y otras de adolescente y entonces ahí la vi, vi a mi prima en muchas de esas fotos con... Derek, de fiesta, comiendo, en la playa, en cumpleaños. En las más actuales también salía Luis. Mis ojos se fueron a las fotos donde estaban de pequeños... y ahí me vi, la más rubia de todo el grupo, sonriendo, trasmitía tanta felicidad. En algunas fotos estábamos los dos solos haciendo alguna carota, me reí al vernos, parecíamos muy felices, seguramente en esos momentos, lo era. También estaba sentada en la playa, con un chico al lado que realmente tenía mucho parecido a Derek de adulto, rodeados de muchos más niños.

-Entonces, es verdad...- susurré.

Seguí mirando las fotos y mis ojos quedaron atrapados en una de ellas, estábamos solos Derek y yo, de pequeños, compartiendo un helado y sonriendo de oreja a oreja. Extraño sonreír así, sonreír de verdad. Llevo muchos años fingiendo sonrisas... Se me veía feliz, cuánto hacía que no me sentía así... Una extraña sensación recorrió mi cuerpo. ¿Porque había olvidado todo esto? Estos momentos, a Derek... La puerta hizo un ruido justo detrás de mi, me asustó, me giré rápidamente. Era él.

-Te has levantado por fin.- entro mirándome sonriente.
-¿Como que por fin? ¿Cuánto llevo dormida?- respondí abrumada pensando que quizá, solo habrían pasado unas pocas horas y sería de buena mañana.
-Llevas tres días durmiendo.-respondió. Me sorprendí, mucho. Continuó hablando.- Es normal, entraste en shock y tú mente no pudo más, cuando vio que estaba a salvo fue cuando caíste desmayada y te traje a casa. Necesitabas descansar.
-¿Meg?- pregunté.
-Meg dio el visto bueno, prefería que estuvieras en mi casa a que sus padres la acribillaran a preguntas. -asentí con la cabeza. - He estado durmiendo en la silla del escritorio solo para asegurarme de qué no te pasaba nada y seguías respirando. Cuando Meg venía cuidaba de ti, te aseaba por encima, no se a separado de ti en estos tres días, excepto por la noche, tenía que regresar a casa y hacer que todo iba bien frente a sus padres. Si hay alguna cosa que te preocupe, créeme, jamás te haría daño.- acabo confesado él.

Estaba tan confundida, la cabeza me daba vueltas, las fotos, todo lo que me explicó Meg, nada tenía sentido. Ojalá poder recordarlo todo. Me sentía tan pequeña y desprotegida en esa habitación desconocida. Cuando quise venir a pasar el verano jamás me imaginé que iba a ser de esta manera.

Salí de mis pensamientos porque noté sus manos cogiéndome de la cintura. Temblé ante ese contacto. Fue muy inesperado.

-No me tengas miedo, jamás se me ocurriría hacerte daño, no soy como Adam. -temblé al escuchar ese nombre.- Meg me a contado que no te acuerdas de nada, dame la oportunidad de volver a enamorarte como lo estabas de pequeña.- sonreí, estaba siendo muy caballeroso, nada comparado como los primeros días aunque si lo piensas bien, quizá se pensaba que me estaba haciendo la dura y la realidad era que no me acordaba de nada.
-Es todo muy extraño, me encantaría acordarme de todo, te lo juro, pero, no sé en qué momento en mi mente hay un parón, y todo es borroso.-Confesé acercando un poco más mi cuerpo al suyo quitando distancia entre nosotros. Sonrió ante mi acto y me agarró más fuerte de la cintura. No se que tenía ese chico, me hacía sentir bien, protegida. Tiró más de mí.
-Conseguiré que vuelvas a recordarlo todo.-dijo a centímetros de mis labios.

Estábamos tan pegados otra vez, pero esta vez queríamos estar así los dos. Nos mirábamos fijamente a los ojos. Busque hogar en su mirada pero no lo encontré, solo vi los ojos de un desconocido. No estaba preparada... me fui separando poco a poco de él. Necesito conocerlo más, necesito saber si la Dana pequeña y la Dana actual compartían la misma opinión.

-No puedo Derek...- dije cabizbaja. Sus manos subieron hasta agarrar mi cara y me obligó a mirarle a los ojos.
-Te volverás a enamorar de mi.- contestó muy convencido.
-Derek... Debería volver a casa, quizá estarán preocupados.-dije evitando el tema, separándome completamente y volviendo a tener mi espacio personal. Me agarró de la mano y se la llevo a su boca plantándole un beso.
-Te llevo.- contestó y supe que no valía la pena discutir, al final me iba a llevar él por las buenas o por las malas, y más después de lo ocurrido, sabía que no me dejaría irme sola.

Vivía en un departamento, parecía que tenía bastantes habitaciones, en general era bastante grande y bonito, me pregunto si vivirá con sus padres o vive ahí con Luis.
Salimos de su casa y nos fuimos al ascensor, me di cuenta que vivía en la última planta de todas. El ascensor tardó unos segundos en llegar y cuando se abrieron las puertas, aparecieron Luis y Meg besándose. Cuando se dieron cuenta que el ascensor había parado y que este tenía las puertas abiertas se separaron y entonces Meg se cruzó con mi mirada.

-¡DANA!- gritó Meg dando un salto a mis brazos. -Estaba tan preocupada por ti.-continuó diciendo.
-Ya lo veo, tú manera de preocuparte es liándote con Luis.- todos se echaron a reír. -Me voy a casa, tus padres estarán preocupados.-continúe diciendo.
-Para nada, le dije que te habían gustado tanto los gatos que tiene Derek en su casa que no podías despegarte de ellos.-confeso ella. ¿Gatos? No he visto ningún gato en su casa.

Que excusa tan estúpida, aún que si que era cierto mi amor por los animales. Los seres más puros del planeta. Así que, quizá si que había podido colar esa mentira. Meg es demasiado lista.

-¿Y tus padres se han creído semejante mentira?- pregunté sorprendida.
-Es lo que tiene tener tanto trabajo, que tampoco prestan mucha atención a lo que les cuento.- acabo la frase riendo.
-Vamos dentro a hablar, ya sabéis que las paredes tienen oídos por aquí.-nos interrumpió Luis mientras agarraba a Meg. Miré a Derek y nos sonreímos, cambiemos nuestro rumbo, nos dimos la vuelta y nos volvimos a dirigir a dentro de su casa.

Estábamos sentados alrededor de la isla de la cocina, Derek preparó bebidas y Luis algo de picar. Empezamos a entablar conversación y sin quererlo empezaron a hablar de Adam. Solo recordar ese nombre me hacía temblar. Derek pareció haberlo notado en cuanto nombraron su nombre vino directo a mi y me cogió de las manos. -Estoy aquí.- dijo tan bajito que solo yo era capaz de escucharlo. Me sentí protegida.

-Esos cabrones se merecían la paliza que les metí.- comentó Luis. -Cuando Derek cambió de rumbo y fue detras de Dana, pensé que quizá no podría con ellos, pero cuando me vieron llegar casi se echan a correr ellos.- siguió comentando.
-Yo... cuando vi que se acercaban dos personas más... solo pensé en huir, no caí en que podríais ser vosotros, os debo las gracias chicos, no sé qué habría sido de mi.- contesté con la cabeza agachada, solo de recordarlo me entraban náuseas. Maldito Adam hijo de puta. Derek me apretó las manos.
-Nunca más voy a dejarte sola, rubia.- contestó Derek y por primer vez, no me importo que me llamara así.

VIDA NUEVA | COMPLETA ✔️Where stories live. Discover now