Capítulo 7

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Fui directa a mi habitación, mientras cruzaba la casa no vi a nadie así que supuse que mis tíos seguían durmiendo o se habían ido a trabajar. Llegue a mi habitación y me metí directa en la cama, me tapé debajo de las sábanas hasta la cabeza, estaba agotada. Segundos después escuché la puerta, me destapé y vi a Meg entrando en la habitación.

-¿Que hacías aún en el barco?- preguntó Meg en tono alto. Abrí los ojos como platos.
-¿No ibas a dormir en casa de Luis?- respondí yo en tono burlesco. Se sorprendió ante mi pregunta.
-Luis tiene problemas con su familia y vive con Derek, queríamos salir y estar a solas y Derek vio bien que nos quedáramos a pasar la noche en el barco.- contestó ella cabizbaja.
-¿Quien cojones es Derek? Tiene un barco, tiene dos coches, ¿quien cojones es? -pregunté harta de no saber por dónde salir con el. Ella se río, paro cuando vio que yo no me reía. ¿Que demonios le hacía tanta gracia?
-Vaya, así que no estas fingiendo... Es cierto que no te acuerdas de él.- le mire más confundida que nunca. Ella siguió explicando.- Cuando venias a veranear siempre íbamos con bastante gente, al final todos han ido creciendo y hemos ido por caminos diferentes, pero Derek y yo siempre hemos ido por el mismo camino. Tenías unos 10 años cuando en un verano os prometisteis amor eterno.- ¿Como? No recordaba nada. Después de fallecer mi madre toda mi infancia estaba muy borrosa y tengo muy pocos recuerdos nítidos.
-Deja de vacilarme, Meg.- me levante y fui hacia las puertas de mi balcón. Las abrí y pude ver el jardín trasero. Si que era cierto que era fácil colarse. Sonreí al recordar ese comentario.
-Dana, hubo un verano en el que íbamos con varias personas a jugar, a la playa, a pasear por el centro mientras comíamos helados y una de estas personas era Derek, hicimos muchísimas fotos y creo que ese fue el último verano... un día en la playa os dijisteis que os gustabais, que cuando fuerais grandes os ibais a amar para siempre, me lo explicaste nada más llegar a casa muy emocionada. -siguió ella hablando. Yo estaba en shock. Congelada. No lograba recordarlo.
-Te juro que no me acuerdo de nada, Meg. Es un completo desconocido para mi.- ella me miró apenada.
-Se puede ver a kilómetros la química y tensión sexual que tenéis, has pasado por mucho, quizá te cueste recordarlo, pero lo harás.- insistió ella.
-¿Y Luis?- pregunté curiosa.
-Luis llegó hace un par de años, coincidió conmigo y con Derek en clases ya que los dos eran repetidores.- confesó ella.
-¿Cuantos años tienen?- pregunté y así poder salir de dudas. - 20 años, aunque Derek repitió curso solo para poder ir juntos a clases. Desde que dejasteis de venir, los primeros años preguntaba por ti casi a diario, no sabes lo contento que se puso cuando le dije que volvías. Es un buen chico, aunque vaya de tipo duro.- confesó ella.

Yo me quede en blanco. No recordaba nada de mi infancia, recordaba algún que otro momento nítido o alguna situación.
Recuerdo quedar con mucha gente, en mi memoria todos tienen la cara borrosa... todos eran conocidos de Meg ya que ella vivía aquí pero a él... no logro recordarlo.

Me apoyé en la barandilla del balcón mi cabeza giró hacia un sonido, y vi una sombra caminando hacia debajo de mi balcón. ¿Quien sería?

-Meg, alguien se está colando.- ella corrió hasta el balcón y me imitó, se apoyó en la barandilla y miró hacia abajo. Se río.
-No creo que se esté colando, reconocería esa sombra hasta en un túnel sin luz. Es Derek.-contestó

¿Que se supone que hacia él ahí? Sin pensarlo grité.

-¡Eh, tú, quieto ahí! - vi la sombra párese en seco. No se movió ni un milímetro y eso me hizo gracia.- Se que eres tú, Derek.- No dudó, salió de entre las sombras, ahí estaba él. Salió con las manos arriba, como si fuera culpable, me hizo gracia, sonrió al ver mi reacción.
-Solo estaba trazando un camino para cuando me pidieras que subiera a tu habitación a escondidas. Esta tubería tiene buena pinta para agarrarse y ir subiendo.-Le mire mal, el levantó los hombros riéndose. -Mejor me voy.- asentí con la cabeza riéndome.

Me sentía extraña, me confundía el no ser capaz de recordar todo eso. Meg jamás me mentiría, era de las pocas personas más sinceras que conocía. ¿Me había prometido amor eterno con Derek siendo unos críos? Es todo ridículo.

Pasó el día y yo no quise salir más de casa. Meg me aviso que los chicos venían a buscarnos pero negué con la cabeza. No me apetecía nada.

Llegó la noche, Meg aún no llegaba. La casa era demasiado grande para mi sola, mis tíos estaban cada uno en su despacho, no recuerdo de que trabajaban aunque tampoco me importaba mucho. Decidí vestirme y salir a pasear por la playa, me puse un pantalón corto de sport y un top negro, cogí una sudadera por si refrescaba, de momento la llevaría en las manos. Dicho esto me dispuse a salir de casa.

Minutos más tarde paseando llegue a la orilla del mar, tan ruidoso y bravo. Estaba enamorada de ese mar, me senté en la orilla y miles de recuerdos vinieron a mi.

-Mamá, ayúdame con el castillo.-gritaba desde al lado de la orilla. Vi a mi madre levantarse riéndose y acercándose a mi.
-Tienes que apretar bien la arena en el cubo y al darle la vuelta ya verás que no se te destrozará.-decía ella sonriente.

Voces a lo lejos me hicieron volver a la realidad, había muy poca luz, el mar estaba alumbrado por la luna, sentía paz en ese momento. Me hacía feliz recordar a mi madre así. Te echo de menos mamá.

-¿Pero quien tenemos aquí?-dijo una voz lejana, me giré pero no podía distinguir quién era. No reconocía su voz. -No pueden dejar a un caramelito andar por ahí solo a estas horas.-miré mi móvil, la una de la mañana, mierda, se me habían pasado las horas volando paseando por la playa.
-Largo, seas quien seas, no estoy de humor.- escuché varias risas. Mierda. Son más de uno. Encendí el móvil y entre en el chat de Meg, sabía que tenía que ser rápida, "problemas", le di a enviar con mi ubicación en tiempo real.
Segundos después alguien me lo arranco de las manos. -Devuélveme mi móvil.- me levante y pude verlo frente a mi.
-¿Te acuerdas de mi?-contesto acercándose peligrosamente, dejándome reconocer su cara. Como era su nombre... era... Adam.
-¿Que quieres?-replique haciéndome la fuerte, rezando con que a Meg le llegará el mensaje y ya estuvieran dirigiéndose hacia aquí.
-Tu novio me partió el labio, y hoy tú le vas a enviar un mensaje por mi.-estaba pegado a mi, retrocedí hasta que mis pies tocaron el agua. Tenía miedo.
-Estas equivocado, no es mi novio.- se rio ante mi comentario.
-Esta noche vas a ser mía, y de él-señaló a un tipo a lo lejos.- y de él- repitió el mismo movimiento señalando a otro.- y de él.- finalmente señaló al último tipo.

Quería salir huyendo. Mi mente solo pensaba en huir. No sabía cómo salir de esta. No iba a dejar que me pusieran un dedo encima, iba a luchar con todas mis fuerzas, esta vez el miedo no me iba a paralizar. Aunque fuera lo último que hiciera.

-Ni te atrevas a ponerme una de tus sucias manos encima.- me acerqué a él. Se sorprendió. -Cogedla.-dijo él.

Capullo. Sin pensarlo mi pierna se activo y acabo en su entrepierna. Menuda patada en los huevos se había llevado. Los demás pararon en seco cuando lo vieron caer de rodillas por el dolor. Mi móvil se le cayó de su mano, en un movimiento rápido me agaché y lo cogí. Los demás chicos me miraron. -Si queréis otra patada igual solo dar un paso más.- les grité.

Se miraron entre ellos, mientras Adam se retorcía de dolor y me llamaba de todo menos bonita. Vi dos sombras lejanas corriendo hacia nosotros, mierda, más de su pandilla no. Salí corriendo. No sabía hacia dónde, no veía nada, pero no iba a dejar que me atraparan. Una de las sombras lejanas cambió de rumbo y se dirigía hacia mi, intente correr más rápido, poco a poco las fuerzas se me iban gastando, me iba a atrapar. No escuchaba nada, solo el mar, estaba muy revoltoso, ruidoso, imparable. Pensé en meterme en el mar, pero iba a ser mala idea, no era muy buena nadadora y menos con un mar tan bravo.

-¡AYUDA, POR FAVOR, AYUDA!- grite, ilusa de mi, la playa está desolada a esas horas, nadie del paseo marítimo podía escucharme con el ruido del mar, hacer eso solo hizo que me quedara sin fuerzas más rápido.
-Dana.- logre escuchar una voz masculina. Eso quiere decir que lo tengo casi encima, tenía que defenderme, pare en seco girándome, vi la sombra acercarse, cerré los ojos cuando lo tenía encima y sin pensármelo dos veces mi puño acabo en su cara. Dios, nunca había dado un puñetazo, creo que me había roto la mano, que dolor.-Joder, Dana soy yo.- dijo la voz masculina que después de dejar de jadear, me estaba sonando familiar.

Le levante la cara cogiéndolo con mis manos ya que lo había dejado también de rodillas, no se me daba nada mal defenderme, pero estaba tan agotada, mi cabeza empezaba a dar vueltas, mis ojos me empezaban a pesar. Entonces vi su cara, y en cuanto lo vi, supe que estaba a salvo. Mi cuerpo no pudo más, caí rendida al suelo perdiendo la consciencia.

-Derek...-y todo se volvió oscuro.

VIDA NUEVA | COMPLETA ✔️Where stories live. Discover now