Vuelo en Ikram

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Miles se dispuso a agarrar todas sus pertenencias para irse de la conocida habitación de su amante, cuando justo antes de que pasara al pasillo, ella mencionó su nombre una vez más:

-"Espera un momento Miles. Toma"- ella seguía en prendas menores, aunque con un largo cárdigan de fina seda y lencería por encima, para cubrir mínimamente sus finos hombros y sus sensuales curvas femeninas. Con sigilosos pasos y expresión simpática, se acercó al coronel y dejó algo en el bolsillo de su camisa.

Miles se extrañó ante aquello pero sin querer despegar su mirada de la lencería de la muchacha. -"¿Qué es esto?"- dijo metiéndose la mano en el bolsillo. Para su sorpresa, encontró unos cuantos de pitillos como el que había fumado antes. -"¿Y esto? Pensé que los liabas para reponer arsenal."- dijo mirándola con media sonrisa.

-"Te los he liado a tí, para que te acuerdes de mí en tus excursiones."- respondió ella con dulce mirada, acompañándola de uno de sus conocidos besos en la mejilla.

-"lo haré."- la mira fijamente por unos segundos. -"me voy...y ponte algo encima."- dijo a punto de cerrar la puerta y volviéndola a repasar con la mirada.

-"pero si ya llevo esto encima."- replicó Ana de brazos cruzados observando su marcha.

-"digo ropa de verdad, no eso. A este paso tendrás una cola de militares en la puerta."- por fin cerró la puerta sin dejar un instante más para que la chica le replicara, pero Ana no tenía la más mínima intención de permanecer callada ante tan mala justificación.

-"celosooo."- le gritó divertida, medio asomada a la puerta para observarle mientras se iba por el pasillo.

-"yo no comparto con nadie, ¡y ahora vuelve a la habitación soldado!"- Ana no pudo evitar reirle la gracia. En el fondo sabía q esos celos le darían problemas en un futuro...

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Un nuevo día da comienzo. Ana había pasado toda la tarde conectada, sin siquiera sacar algo de tiempo para pasar en el bar fomentando sus relaciones sociales e interpersonales. Después de haber estado unos días sin "conectarse en condiciones", quería retomar el contacto con su tribu y ponerse al día con todo.

Había pasado un rato con unos niños, practicando el idioma y jugando a algo parecido al pilla-pilla. Eso sí eran niños, alegres e inocentes, aunque avispados.

En La Tierra los no tan abundantes niños que habían ya ni recordaban por asomo a lo que era la esencia de un niño. Los realmente pequeños, los preescolares, eran auténticos mentecatos, totalmente bobos, muy estimulados tecnológicamente pero ya no existía la curiosidad innata de esos enanos que exploraban sus límites y entorno. La sociedad tendía a sobreprotegerlos, raramente interactuando entre ellos o con la verdadera y cruda realidad de La Tierra y de esa ilusión por la vida que tan innata parecía como el instinto mismo, ni las cenizas quedaban.

Y los más mayorcitos...esos si que eran una verdadera preocupación... Aplastados por la falta de iniciativa y metas futuras. Se pasaban su dulce juventud como zombies, mecanizados, haciendo justo lo que se quería que hicieran, sin destacar ni sobresalir, y distraídos por el inadecuado uso de la tentadora tecnología, propiciado por las presiones sociales.

La hipersexsualización a partir de tan tempranas edades, mataba todos aquellos inocentes ratos que les marcarían la vida unos años más tarde. Niños de 7 u 8 años sexualizándose en las turbias plataformas y redes sociales para no distinguirse de sus iguales. Hablando con señores mucho mayores que ellos, interesados de asuntos que biológicamente les venían enormes... ¿Cómo se había llegado a ese punto? ¿Qué clase de sociedad se estaba creando?

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⏰ Last updated: Apr 25 ⏰

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