23 de Abril Pt.2

135 12 4
                                    

Advertencia: es preferible que leáis este cap donde vuestros padres no puedan veros y agarreis unas pocas de palomitas porque se viene movidito. Sin más dilación, disfrutad de la lectura...

Miles salió a la puerta pero Ana ya le llevaba mucha ventaja, casi había llegado ya al ascensor. Decidido a no perderla de vista, corrió hasta donde ella estaba. Los fuertes pasos de sus botas eran lo único que se escuchaba sobre el silencio absoluto del pasillo. Todo el mundo estaba en el bar y se podría decir que fuera de contexto, escuchar unos pasos así acercándose más y más a tí sin nadie a quien acudir podría haber sido una situación bastante terrorífica, pero la gracia estaba que aún sabiendo quién era, Ana podía sentir cierto escalofrío al pensar en qué pasaría cuando consiguiera alcanzarla. Casi había llegado al ascensor e involuntariamente había aumentado un poco la velocidad, pero esos pesados estruendos que la seguían le pisaban ya los talones.

El ascensor abrió sus puertas con rapidez pero justo cuando éstas fueron a cerrarse, una mano volvió a pulsar el botón de llamada, por lo que volvieron a quedar abiertas. Lo primero que distinguió al abrirse las gruesas hojas de metal fue esa fría mirada de ojos color glaciar que le retenía como si algo malo estuviera por pasar. Su mirada la volvió a repasar, como si de identificarla se tratara, pero esa leve pausa que parecía durar milenios se le hizo eterna, especulando con temor en qué segundo sus ojos volverían a establecer el contacto visual. Casi por instinto, Ana retrocedió un paso, topándose para su suerte con la pared del ascensor. Ese metal estaba helado y ahora multitud de escalofríos ramificaban en sus extremidades casi paralizándola. No sabía por qué demonios su cuerpo estaba reaccionando así, ella era quien lo había llamado, no iba a comérsela allí ni nada por lo parecido, ¿O quizás si?...

Miles entró por la puerta dando lentos pasos, acercándose más y más a la chica... Su mirada estaba totalmente fija en la suya, intimidándola sin saber tampoco el por qué, sus movimientos estaban limpios de la más mínima duda. Cara a cara con ella, golpeó bruscamente la pared sobre la que Ana estaba apoyada, acorralándola y pegándola una vez más a su cuerpo. El calor que desprendía el cuerpo del coronel pareció calentarle de nuevo, haciéndole recordad el objetivo de su retorcido plan. Con sus cabezas ya prácticamente rozando y al borde de la unión, Ana se acercó a su oído y susurró tan delicadamente como nunca antes había hecho...

-"no me habías dicho que era tu cumpleaños..."- acto seguido, volvió a inclinar su cabeza hacia arriba para mirarle una vez más y le besó. En ese momento, Miles pulsó con otro fuerte golpe el botón que indicaba la quinta planta, sin siquiera necesitar mirar para asegurarse del botón. Parecía ser la primera vez que ella llevaba la iniciativa tan en serio y vaya si la llevaba bien...

Sus besos eran totalmente distintos a los de él, ella empezaba jugueteando primeramente con sus labios, estableciendo los primeros contactos y cuando sus respiraciones empezaron a encontrarse la una con la otra, luchando por ver quién se desesperaba más, entonces y solo entonces profundizaría el beso. Era silenciosa y sumamente sigilosa y fue quizás eso lo que le permitió irse introduciendo al hombre como a su placer mandaba.

Sus lenguas se abrazaron con pasión, pero cuando creía que podría llevar el control de la situación como ella quisiera, ciertos movimientos característicos que lideraron con más intensidad comenzaron a abrirse camino entre los tiernos besos de la chica, señal de que no podría retener mucho más al hombre al que acorralaba bajo su mandato de represión...

La puerta del ascensor se abrió al llegar a la quinta planta, quedando únicamente ellos dos, abrazados el uno al otro, compartiendo un mismo placer al fondo de aquel aparato. Las luces del pasillo se encendieron al detectar la llegada de personal, provocando que ambos tomaran consciencia de lo cerca que estaban ya de la habitación...

Meeting The DevilWhere stories live. Discover now