Artista

172 18 0
                                    

Algunos días pasaron ya y Ana se acostumbraba a su trabajo sin dificultad. Había pasado una mañana poco ajetreada y era ya la hora de almorzar, pero lo cierto es que Ana no tenía ganas de comer y lo que su cuerpo le pedía en aquel momento era dibujar. Se podría decir que era su mayor hobbie y si de dibujar se trataba, podía llevarse las horas muertas en cualquier cosa que se le viniese a la mente, pero lo que le pedía era irse a un sitio desde donde pudiera observar el salvaje paisaje de Pandora y retratarlo en su cuaderno de dibujos. Éste contenía todo tipo de cosas, desde actores que le gustaban, amigos y familiares suyos, paisajes que dibujaba en tiempo real hasta cualquier garabato abstracto que se le venía a la cabeza.
Sin avisar a nadie ni pasarse por el comedor donde estaban sus amigos comiendo, marcó el último piso que el ascensor permitía sin siquiera saber si el acceso a la azotea estaría restringido y allí apareció en menos que canta un gallo.
La azotea era enorme, tan grande como la base misma y las vistas que ofrecían tanto del recinto como del bosque un poco más lejos eran asombrosas. La azotea consistía básicamente en unas explanadas con suelo cimentado donde había un helipuerto, pero a falta de algún sitio para reposar, Ana optó por sentarse en un poyete situado cerca del extremo. No estaba al filo pero desde allí se podía apreciar la altura del gran edificio.
Las horas pasaban y el cielo azul del mediodía tornaba a tonos lilas y azules oscuros. Ana perdió totalmente la noción del tiempo mientras dibujaba el bosque y las montañas y escuchaba música en sus cascos. Cuando dibujaba dejaba la mente e blanco y se centraba en retratar lo que veía a la perfección, no había quien le ganara en perfeccionista. El tiempo pasaba y la chica permanecía allí sentada como desde el primer minuto, tanto fue así que empezaba a anochecer y ni siquiera se percató de que su vista se estaba viendo cada vez más forzada para divisar cada detalle.

-----------------------------------------------------------

Miles Quaritch al contrario había pasado una mañana bastante intensa, había habido movida con la idiota de la Dra. Augustine y ahora el incidente del que ya habían pasado un par de horas era motivo de conversación en toda la base. Pensaba irse a almorzar a relajar un poco los humos pero con el imbécil que llevaba al lado le resultaría imposible. Se consideraba bastante desconfiado en casi todos los aspectos, y a diferencia de cualquier otro que pudiera considerar a sus hombres como amigos después de tantos años trabajando juntos, el solo se limitaba a darles órdenes y mantener su autoridad ante ellos y quizás alguna vez reírse cuando la situación lo permitía.
Ana parecía una chica medianamente fuerte aunque no acababa de entender por qué parecía ser extrovertida con todo el mundo menos con él. Notaba como la chica se intimidaba ante su presencia y hasta su tono de voz parecía distinto de cuando hablaba con sus amigos. Él sabía que intimidaba a la gente y era algo que le gustaba de sí mismo, pero quería ver también otras facetas de la personalidad de Ana.
Divisó como ella se acercó a hablar con Lyle y cómo posteriormente sus soldados se rieron un poco cuando ella se fue... ¿Tan notables eran sus miradas la noche anterior? Lyle ya había empezado a sospechar y tendría que cerrarle el pico más de una vez si no quería que ese imbécil se fuera de la lengua.

Al llegar al comedor, notó como el resto del grupo de la Dra. Augustine se sentaban en una mesa para almorzar pero ella no estaba allí. Quizás llegaría más tarde, quizás venía con la piloto... Pero Trudy llegó a la mitad del almuerzo sola, Ana no estaba con ella. Intentando buscar una explicación coherente para explicar su ausencia pasó el almuerzo algo preocupado.

-"No puedo ver por aquí al nuevo fichaje del coronel, quizás algún soldado le esté enseñando las instalaciones de la base, ¿eh?" Susurró Lyle en tono burlón al oído de Miles.

-"no sé de que me hablas. ¿Sabes tú acaso donde está esa chica?" Dijo el coronel con una mirada de despreocupación intentando disimular que realmente le importaba.

Meeting The DevilWhere stories live. Discover now