Miradas

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Quaritch regresó a la planta baja para echar un vistazo y ver qué se cocía en las grandes pistas de la base y de paso comprobar si los soldados realizaban los últimos entrenamientos antes de la cena. Él sabía de sobra que no se atreverían a desobedecer sus órdenes pero sentía que sin un superior para meter caña, las cosas no serían iguales y acabarían relajándose más de lo que debían.
Como de costumbre, los pilotos surcaban los cielos aprovechando las últimas horas de luz para entrenar con los cazas de combate y también como de costumbre, los soldados jugaban al más machito usando los trajes AMP. Qué sería si el no estuviera allí para poner orden... Por sorpresa para él, pudo encontrar al menos a sus hombres realizando como es debido la última vuelta a la pista, así que él solo se limitó a observar tal sorpresa y darles permiso para romper la formación cuando llegó la hora.

Al llegar a la cantina, su vista se fue a lo único que realmente le llamaba la atención en aquel momento, pero para su sorpresa, no la vio allí. Su mente le dió un vuelco una vez más pero de repente la chica entró por la puerta cogida del brazo mientras charlaba con su amiga la piloto... En aquel instante hasta él mismo se tachaba de paranoico, ella ya era mayorcita como para andar preocupándose así...debía de darle un suspiro a su subconsciente y pensar en otras cosas.
Tal y como entraba por la puerta, notó como la mirada de la chica se desviaba en busca de algo...hasta que al final lo encontró.
Ana le dedicó una mirada acompañada con una sonrisa a modo de saludo acorde a su anterior encuentro. Él respondió con la misma moneda de cambio, pero una vez más cierta persona se percató de aquel "saludo".

-"qué coronel, veo que al final encontró a la chica. ¿La acompañó a su habitación?" Dijo el cabo Wainfleet entre risas y en tono bajo para que sólo ellos dos se enteraran. Tenía que aprovechar, ya que no todos los días se veía a un Miles Quaritch enamorado y aunque pudiera ser que sólo se tratara de una de sus aventuras, Wainfleet notaba que algo de esa niña causaba una reacción distinta en su jefe.
Lyle era un tipo fiel y simpático pero a veces ya le valía con tanta broma.

-"por supuesto que la encontré, ¿acaso no la ves?...y...lo que hiciera después no es de tu incumbencia, ¿Entendido?" Respondió Miles en tono serio cruzándole una mirada de advertencia. Aunque fuera cierto que la acompañó a su habitación, no tenía la más mínima intención de contárselo a Lyle, pues no la había "acompañado" en la manera que éste creía.

-"ya veo jejeje, si que pinta bien la cosa" dijo Lyle no satisfecho aún con su respuesta.

-"yo que tú pararía si no quieres correr mañana 5 vueltas adicionales a la pista a pleno sol."

Finalmente Wainfleet resopló y paró, no fuera a ser que se pasará de la raya y viera esa cara de su jefe que nadie quería ver. El resto de la cena se la pasaron conversando charlando tranquilamente de todo lo acontecido durante el día y parecía que por fin Quaritch también se relajó un poco para la suerte del resto de soldados.

Pasada una hora más o menos, la gente empezó a marcharse del comedor para dirigirse al bar, donde pasaban los últimos momentos del día.

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Se sentaron en la misma mesa del día anterior con sus amigos, parecía que la gente tuviera ya unos sitios cogidos de antemano y que nadie rotara.
La Dra. se levantó a pedir unas bebidas, preguntándoles antes qué tomarían ellos para pedirlas también, con tan mala suerte de encontrarse a la persona que más odiaba de toda la base en el mismo lugar e instante que ella. Todos los presentes en la mesa ya la notaron maldiciendo por lo bajo y mirando con el mayor desagrado posible. Trudy le había comentado que algo había pasado esa mañana en el despacho de Parker y que a falta de cualquier otra novedad la gente comentaba con chisme. Lo cierto es que ella estaba pensando en todo lo que había pasado esa tarde y no había escuchado del todo bien lo que su amiga le contaba, pero por lo que parecía, no había sido un encuentro muy agradable. Toda la gente del bar miraba expectante la mirada asesina que el coronel y Dra. cruzaron, ninguno de los dos se cortaba un pelo en mostrar lo que sentía por el otro. Se había formado un silencio de tensión como si de una peli del oeste se tratará, dando lugar a murmullos curiosos y chismosos que comentaban lo ocurrido aquella misma mañana.

Grace finalmente llegó a la mesa y lo primero que hizo fue prender uno de sus legendarios cigarrillos, estaba prohibido fumar en la base, pero verla a ella fumar se había convertido en algo más que habitual y desde luego que nadie se atrevería a andarse con jueguecitos de chivato con la segunda persona que más imponía de toda la base.

-"ha sido por lo de esta mañana, ¿Verdad?"- preguntó Jake en tono serio.

-"obviamente, ¿Qué pregunta es esa?"- dijo la mujer de mal humor. Ese hombre carente de humanidad le sacaba de sus casillas.

-"pero, ¿Qué fue exactamente lo que pasó?"- preguntaba Norm con cara de preocupación.

-"Aaahhh... Fui esta mañana a hablar con Parker para negociar las condiciones de nuestro trato, pensaba aprovechar que no tenía a ese hijo de perra al lado para cuestionar cada cosa que digo para decirle que dos meses no es tiempo suficiente para avanzar lo que se debe en la investigación. Pues bien, entró en su despacho y me lo encuentro hablando con Parker de nada bueno, como siempre, así que me acerco a él y le pido que si se podía ir si había terminado para hablar una cosa en privado con Parker, y va el cabrón y me dice que yo no soy quien para darle órdenes y bueno ahí se lío."- explicaba la mujer dándole un fuerte trago al contenido de su vaso. No parecía ser un simple refresco y si el color no le engañaba, seguramente se trataría de esa famosa bebida fabricada con veneno de Thanator que tanto abundaba allí entre los más duros de la base. Apuesto a que Quaritch también la bebía.

-"y...¿Que pasó después?"- preguntaba Norm.

-"pues que me amenazó con que quizás los Na'vis no fueran los únicos a los que hubiera que fusilar. ¡A mi!, ¡Me ha amenazado! Encima el inútil de Parker nos echó a los dos del despacho y no me permitió comentarle lo que quería. Estoy segura que se cagó en sus pantalones presenciando la discusión."- todos le rieron un poco la broma. Desde luego que la tensión que había entre esos dos acabaría estallando en una guerra, y lo peor es que está vez se trataba de algo literal.

Grace se acabó tranquilizando un poco y todos pudieron continuar más relajadamente con las conversación.

Ana no pudo evitar desviar su mirada de su círculo de amigos para posarse sobre Quaritch, pero para darle más gracia a la situación, parecía ser que el hombre se había percatado de ello. Se supone que debería estar criticándole con sus amigos por todo lo que hacía, pero no podía evitarlo, recirdaba cómo sus dedos se rozaron tiempo antes, su ligero tacto sobre su cintura, las miradas que se dedicaban desde la distancia ahora mismo. Esos ojos azules penetrantes la ponían realmente nerviosa y cada vez que ésto pasaba, ella solo trataba de apartar la vista algo ruborizada porque obviamente no pretendía que el hombre creyera que ella se las pasaba espiándole.
Trataba de todas las maneras posibles que su vista permaneciera donde debía pero en cuanto se despistaba, ésta volvía inevitablemente a encontrarse con aquellos ojos azules, como si de dos imanes se tratasen...

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Miles volvió a su mesa sin quitar ojo a la Dra. Por sus cojones que un día de esos le pegaría un tiro si fuera necesario. Los soldados de su alrededor también le preguntaron por lo ocurrido. Notó también como la mirada de una chica se dirija varias veces hacia él, probablemente efecto de las críticas protagonizadas por él que estarían comentando en su mesa en ese instante. Sus miradas se cruzaron varias veces, cómo se supone que debía de interpretar eso, aunque quizás no era quien para juzgarlo pues él solía ser el que se las pasaba observándola furtivamente durante las comidas. No sabía que podías estar pensando de él pero parecía que en s mesa había cambiado el tema de conversación y ahora comentaban algo gracioso.
Si había algo que llamaba su atención en aquel momento, puede que incluso más que las miradas, se trataba de su risa, tenía una risa tan dulce...
No pudo evitar sentir envidia de sus amigos, la tenían tan cerca y podían hablar con ella con tanta naturalidad... En algún momento a lo mejor él y ella pudieran ser amigos y reir juntos... Quizás cuando toda la movida que ahora transcurría pasara y se relajaran los ánimos...

Meeting The DevilWhere stories live. Discover now