𝙘𝙞𝙣𝙘𝙪𝙚𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙪𝙣𝙤

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Al día siguiente, Mark continuó ignorándolo y Donghyuck, claramente tomó la decisión de hacer lo mismo, aunque a su mísero corazón le doliera profundamente, no era la manera de solucionar las cosas, pero él no era el único culpable y el canadiense, al parecer no tenía intenciones de arreglar las cosas.

—Estoy sorprendido, no viniste lleno de chupetones o con el cabello hecho un desastre —soltó Renjun durante el almuerzo.

—Lo nuestro se terminó.

Sí, eso había sonado como si ambos hubieran sido una pareja real, pero ya ni siquiera sabía que nombre ponerle, de todos modos, ya no importaba, ahora no eran más que compañeros de habitación.

—¿Qué? —exclamaron todos al mismo tiempo.

—¿Se lo dijiste?, ¿te rechazó? —preguntó Renjun.

—No le dije nada, estaba a punto de hacerlo, pero, en cambio, tuvimos sexo, descubrí que se acostó con su ex, me llamó por el nombre de ella y allí acabó todo —no quería dar tantos detalles, pero sus amigos iban a insistir hasta saber todo.

Los tres chicos en la mesa quedaron con la boca abierta, sin creer que lo el moreno les había contado, al ver sus reacciones quiso reír por sus caras, pero ni siquiera tenía el humor para hacerlo.

—Tengo que hablar con ese idiota, esto no puede ser verdad —alegó el chino menor, haciendo el amago de levantarse de su lugar.

Donghyuck inmediatamente lo detuvo, tomando su brazo y colocándolo otra vez en su lugar.

—Chenle, por favor, no le digas nada de esto —el menor estaba por reclamar—. De verdad, te lo agradezco, pero es un problema entre nosotros.

—Es un idiota de primera, juro que podría ir hasta donde está y clavarle mi puño en su fea cara —soltó Renjun, recibiendo la aprobación de Dejun.

—Gracias, Ren, pero no es necesario, ya no me importa.

Por supuesto que era una mentira, su corazón en duelo no decía lo mismo, pero cuanto más rápido pase desapercibida la situación, más rápido lo superaría, ¿verdad?

Como pudo cambio el tema de la conversión, aunque sus amigos estaban empeñados en hablar de lo idiota que era el canadiense y Chenle de decir lo decepcionado que estaba de él. Agradeció el preciso momento en el que el reloj marcó el comienzo de su siguiente clase.

...

Pasaron dos días, y las cosas seguían ásperas entre ambos compañeros de cuarto, Mark no daba indicios de querer arreglar las cosas o de mostrar arrepentimiento.

Su corazón no entendía mucho sobre el dolor, porque a pesar de que Mark lo ignoraba como si no existiera, él anhelaba sus besos y caricias, hablar con él y escuchar sus malos chistes. Sentía incluso que, si el mayor venía y le decía que solo había sido una noche de borrachera, la que lo había llevado a meterse con su ex, él podría perdonarlo, con tal de no sentirse como un maldito trapeador.

Era en momentos así, donde se odiaba a sí mismo, porque retrocedía en el tiempo y volvía a ser ese Donghyuck de dieciocho años que pasaba por alto todas las infidelidades que su expareja cometía, solo para no sentirse miserable, a pesar de que ya lo era.

Estar en la misma habitación con Mark y al mismo tiempo fingir que no estaba allí, era agotador, por lo que el moreno prefería realizar sus tareas en la biblioteca.

Sus amigos habían comenzado a notar que, no todo estaba bien con el final de aquella relación, el ánimo del moreno no era el mejor, aunque intentara aparentarlo todo el tiempo frente a ellos. Por lo que ellos decidieron sacarlo fuera y despejar su mente, así que ahora, Donghyuck se encontraba caminando perezosamente por el pasillo de su residencia, sus amigos querían ir al centro y luego comer comida chatarra en algún lugar.

𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘊𝘳𝘰𝘴𝘴 𝘛𝘩𝘦 𝘓𝘪𝘯𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz