𝙫𝙚𝙞𝙣𝙩𝙞𝙤𝙘𝙝𝙤

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La última semana de clases ya había comenzado, todos los alumnos estaban ansiosos por un descanso y otros, por poder ver a sus familiares y amigos. Todo en la universidad estaba tranquilo, el asunto de Jeno y Jaemin había dejado de ser relevante, lo último que se supo de ambos era que luego de tomar la decisión de seguir con su relación, estuvieron saliendo por tres semanas y luego terminaron, a la distancia se notaba que las cosas entre ambos ya no eran las mismas, ni siquiera parecían una pareja, a la fecha, ninguno se dirigía la palabra, al cruzarse por los pasillos simplemente se ignoraban, como si lo que tuvieron nunca hubiera ocurrido.

Por otro lado, Renjun estaba muy bien, durante las vacaciones tomaría dos semanas de clases de apoyo para poder regularizar la nota de dos materias, y luego se iría a China con su familia. Al igual que Chenle.

Dejun lo mismo, solo que esta vez iría acompañado de su novio, Hendery, no llevaban mucho tiempo saliendo, pero este ya estaba emocionado por presentarle a sus padres.

Donghyuck también esperaba ansioso por ver a sus padres. Durante toda la semana había estado en contacto con ellos, lo que en parte no era del todo bueno, porque su madre incrementaba su ansiedad contándole todas las cosas que harían.

Desde que había comenzado la semana, se pasaba casi todos los días con Mark, luego de clases. Por supuesto, tenían sexo, pero también hacían otras cosas, como cenar juntos, ver películas, incluso Mark le ayudó al moreno con una investigación para una última tarea que debía entregar. Durante las noches compartían una misma cama y a veces se quedaban hasta tarde hablando.

—Quien lo diría, mañana es el último día de clases —acotó el mayor, acariciando los caballos grises del moreno.

Ambos se encontraban en la cama de Mark, unas horas antes habían salido a cenar en la pequeña tienda a unas calles de la residencia. Donghyuck utilizaba el pecho de Lee como almohada, luego de una extensa ronda de besos.

—Querrás decir hoy, ya son las doce de la noche, Lee —corrigió el menor, girándose sobre la cama para mirar directamente al mayor, sin dejar libre el espacio en su pecho.

Mark revisó la hora en su teléfono, para luego dejarlo nuevamente bajo la almohada.

—Tienes razón.

—Sabes, me di cuenta qué nunca peleamos cuando tenemos sexo —el menor sonrió divertido.

—Hoy no tuvimos sexo y no estamos peleando. Además, tú eres quien siempre me saca de mis casillas.

—Pero no fui yo quien puso esa cinta en el suelo y puso unas estúpidas reglas, eso si me saca de mis casillas —contraatacó Donghyuck, mirando desafiante al mayor.

—¿Quieres que te recuerde por qué comenzó todo esto del espacio? —el menor chasqueó su lengua.

—No fui el único, no te hagas el santo, tú también lo hiciste cuando estabas en el baño —acusó—. ¿O crees que no te escuché como jadeabas diciendo mi nombre? Tuve que llamar a la puerta para que te detuvieras.

El mayor lo miraba extrañado, sin entender a qué se refería Donghyuck, hasta que su cerebro comenzó a maquinar, tratando de excavar en sus recuerdos, hasta que su foco se prendió.

—Oh, esa vez. No me estaba masturbando.

—Sí, como no...

—Hablo en serio, trataba de sacar algo que había escrito en mi brazo con marcador —el canadiense se subió la manga de su camiseta, mostrando una mancha, ya casi borrosa, de un ligero tono violáceo—. Mira.

El moreno lo inspeccionó inmediatamente, sin querer creer la versión de Mark.

—Mientes.

—Lo juro. El día anterior me había escrito el nombre de mi ex con marcador permanente, no preguntes por qué lo hice —agregó.

𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘊𝘳𝘰𝘴𝘴 𝘛𝘩𝘦 𝘓𝘪𝘯𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Where stories live. Discover now