𝙩𝙧𝙚𝙞𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙨𝙞𝙚𝙩𝙚

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contenido adulto

—Siento que no sé por donde empezar —confesó el mayor.

—Estoy igual, quizás es porque es algo nuevo para ambos —se encogió de hombros—. Me siento algo ridículo con esto.

—De verdad, te ves muy bien.

Mark decidió dar el primer paso, literalmente. Se aproximó unos centímetros hasta quedar cerca del moreno, contemplando su belleza natural.

—¿P-por qué me mi-miras así? —la voz del peligris salía entre susurros.

—Es que... No puedo entender como un chico puede lucir tan bien, incluso con ropa de mujer —el mayor no dejaba de admirar el cuerpo frente a él—. Eres el chico más lindo que he visto, e-es de-decir, ya sabes, guapo, d-de buen ver.

Donghyuck sentía las mejillas arder, y un fuego que atravesaba por su estómago, jamás habían elogiado de tal manera a su cuerpo o resaltado su belleza, no tenía idea de como sentirse al respecto.

La mano de Mark, subió hasta la mejilla de Donghyuck, sintiendo lo cálida que estaba bajo su tacto. El menor sentía sobre él, la profunda mirada de aquellos ojos oscuros, que al mismo tiempo brillaban bajo las luces de la habitación.

La mano ajena se encargó de posar su cabello detrás de su oreja, despejando un poco su rostro.

—Mark...

El canadiense cortó la diminuta distancia entre ambos, uniendo sus labios de manera tranquila, colocando su mano sobrante sobre la cintura del moreno, tomándolo con fuerza y arrinconándolo más a su anatomía.

Ambos belfos se movían a un lento compás, siendo profundo, pero tranquilo, hasta que el moreno añadió su lengua a la situación, rozándola con la del mayor.

Las manos de Donghyuck, tomaban con fervor la camiseta de Mark, mientras este lo aprisionaba más contra su cuerpo. Al sentir una de las manos apretando su trasero, el moreno jadeo en medio del beso, lo cual provocó que los movimientos cesaran y el oxígeno entrara a cada cuerpo.

El pelinegro volvió a acercarse, pero esta vez, dirigiéndose al cuello descubierto de Donghyuck, aspirando su aroma y dejando unos vagos besos.

—Quiero hacerte mío.

El moreno mordió su labio, evitando gemir como gata en celo. En cambio, continuó disfrutando de los besos sobre su cuello y agarrando los costados de la falda cada vez que los dientes ajenos presionaban contra su piel.

—Hazlo, Mark.

El mayor tomó las caderas del peligris, guiándolo hasta la gran cama, dejándolo caer sobre esta, para luego caer sobre él, sin apretar su cuerpo.

Retomó la pequeña sesión de besos, mientras sus dedos se encargaban de recorrer el cuerpo bajo él. Los labios de Lee bajaron hasta el cuello moreno, dejando un camino de besos y chupetones, en lo que sus manos se encargaban de desabotonar los botones de la corta camisa.

Al apartar la blanca tela, se encontró con la tersa y morena piel de su compañero, donde resaltaban sus pezones erectos.

Los belfos de Mark, continuaron el viaje que había comenzado en el cuello, ahora recorriendo el pecho y abdomen ajeno.

—M-Mark.

El cuerpo de Donghyuck comenzó a retorcerse al sentir la lengua del canadiense sobre uno de sus pezones, acariciándolo en repetidas veces.

—Aah.

La camisa voló hasta el suelo, dejando expuesto todo el torso moreno.
perdía
—Debe ser ley pareja, Lee —habló el peligris, señalando la camiseta del mencionado.

𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘊𝘳𝘰𝘴𝘴 𝘛𝘩𝘦 𝘓𝘪𝘯𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Where stories live. Discover now