𝙩𝙧𝙚𝙞𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙙𝙀𝙚

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No puedo creer que mañana es el último día de vacaciones —comentó el moreno a través de la línea, de fondo se escuchaba el ruido de ollas chocando entre sí.

—¿Estás por cocinar?

Así es, algo rápido y sencillo.

El canadiense se encontraba sentado en el sofá de la sala, vistiendo su pijama a cuadros azules y celestes. Sus padres no estaban en casa.

—¿A qué hora sale el tren? —cuestionó el mayor, mermando el volumen de la televisión, que por alguna razón continuaba encendida.

A las diez de la mañana, estaré allí muy temprano.

—Entonces, me esperarás en la habitación.

Eso sonó un poco mal, pero técnicamente, sí.

—¿Veremos alguna película?

Por supuesto, menos Spider-Man.

—¿Por qué? —preguntó el canadiense, haciendo notar su preocupación.

Me matarás, pero me las vi a todas.

Mark intentaba esconder su sonrisa, lo cual era algo estúpido, considerando que Donghyuck no podía verlo.

—¿Escuchaste eso? Fue mi corazón rompiéndose en mil pedazos y mi madre barriéndolos con la escoba —el moreno carcajeó desde el otro lado—. A eso se le llama traición, Hyuck.

Lo siento, lo siento, no resistí.

—¿También viste la última de Tom Holland?

Si —respondió el menor con culpa—, fue estupenda.

—Ni Judas fue tan cruel.

Ya, no seas tan dramático.

Luego de las risas, un profundo silencio se formó entre ellos, el cual, de alguna manera, no era incómodo en absoluto, casi parecía una competencia de quién iba a hablar primero y qué iba a decir.

Creo que te extraño un poco —susurró Donghyuck, rompiendo el silencio.

Por alguna razón, Mark se sintió algo nervioso, hasta sentía su rostro arder y su corazón latir algo apresurado. ¿Cómo se respondía ante ese tipo de cosas?

—¿Qué fue lo que dijiste? No escuché bien —fingió demencia.

Eres el mayor de los idiotas, pensó Mark.

Nada, solo hablaba conmigo mismo.

Al escuchar la respuesta del moreno, Mark se golpeó a sí mismo, por ser tan idiota. Pero los nervios lo invadieron por completo, y para él era normal decir o hacer estupideces en momentos de nervios o tensión.

Oye, mi cena está a punto de quemarse y seguramente, mi madre bajará a regañarme en cualquier momento, así que, creo que continuaremos en persona mañana —habló el menor, con su melodiosa voz.

—Está bien, espero que ninguna de esas dos cosas te sucedan. Nos vemos mañana, Hyuck.

Adiós, Melt.

Cortó la llamada y quedó por unos minutos recalculando, sabía perfectamente que le costaría mucho dormir esa noche, su mente no dejaría de pensar en Donghyuck y lo que le había dicho.

...

Donghyuck se encontraba desayunando perezosamente en el comedor junto a su madre, quien no había logrado despertar a su esposo, juntos debían llevar al moreno a la estación de trenes.

𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘊𝘳𝘰𝘎𝘎 𝘛𝘩𝘊 𝘓𝘪𝘯𝘊 ─ 𝙈𝘌𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘟𝙆Opowieści tętniące ÅŒyciem. Odkryj je teraz