𝙩𝙧𝙚𝙞𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙣𝙪𝙚𝙫𝙚

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Donghyuck compró una limonada en la cafetería y buscó a sus amigos entre el montón de 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦.

Era lunes, por lo que todo el mundo lucía como zombis. Sus clases habían comenzado temprano, por lo que casi fue arrastrando su sabana hasta el aula, su profesora parecía estar demasiado enérgica ese día, por lo que les dio un gran trabajo práctico.

—¿Solo tomarás una limonada? —cuestionó Renjun, cuando su amigo se sentó junto a él.

—No tengo hambre.

—¿Y Dejun? —preguntó el menor de los tres.

—Supongo que está por ahí con Hendery, no vino a clases.

—Qué suerte.

Dejun le había mensajeado el día anterior, comentándole que había ido a la casa de su novio, para conocer a su familia y que lo más seguro era que no asistiría a clases, pronto lo interrogaría.

—¿Algo interesante este fin? —el mayor del grupo escarbaba su ensalada con desinterés.

—En mi habitación, evitando a Jisung —comentó Chenle con una mueca—. ¿Y tú?

—Aburrido, en mi habitación, estudiando.

El moreno continuaba bebiendo de su limonada, escuchando las respuestas de sus amigos y sin notar que estos ya no tenían nada más para aportar y simplemente lo miraban a él, por una respuesta.

Miró a ambos confundido, hasta que Chenle le hizo señas con sus cejas.

—¿Fui a un motel con Mark?

—¡No me jodas! —exclamó el mayor, cubriendo su boca ante la sorpresa.

—¿Qué tú qué?

Donghyuck sabía que tenía que echar mentiras, pero su maldito cerebro funcionaba cuando se le daba la perra gana.

—Habla, Lee Donghyuck —exigió Renjun.

—Fue idea mía, no sabíamos que hacer y se me ocurrió eso —explicó con simpleza, no iba a dar más detalles.

Huang no podía salir de su impresión, por lo que comenzó a reír por lo bajo.

—Oye, ¿y hasta cuando planean seguir con todo esto?

El moreno notó la preocupación de Chenle, aunque no entendía por qué estaba así.

—No lo sé.

—Ya, Lele, déjalo tranquilo, quiere seguir disfrutando.

El menor del grupo se limitó a suspirar, conocía a sus dos amigos, así también como conocía las inseguridades de ambos, y llegando a su propia conclusión, aquello no terminaría bien.

...

La cafetería estaba llena para cuando Mark llegó, por lo que simplemente intentó pedir algo rápido y salir al gran patio, por suerte, encontró una zona algo alejada y tranquila. Tomó lugar allí, dejando su comida a un lado y sacando su portátil de la mochila, debía terminar un trabajo, el cual era para la siguiente clase.

Nada hubiera pasado si hubiera hecho su tarea durante el fin de semana, pero no, él prefirió seguir las alocadas ideas de cierto moreno el viernes por la noche, hacerse el tonto y pasar el día entero en el parque el sábado y desperdiciar todo el domingo, acostado en su cama, con Donghyuck acostado sobre su pecho y viendo películas de Disney. Pero, lamentablemente, no se arrepentía de nada, había sido un buen fin de semana.

En tiempo récord logró terminar su trabajo, guardó el documento y apagó su portátil, todavía le quedaba algo de tiempo para comer un poco.

—¿Mark?

Esa voz.

—Jaemin...

Quedó sorprendido, hacía tiempo que no sabía nada de su amigo, ¿seguían siendo amigos?

—Hola —saludó el menor, algo nervioso—. ¿Crees que podría sentarme aquí?

—Eeh, sí, claro, adelante.

Jaemin tomó asiento a un lado de él, sobre el césped.

—¿Cómo has estado?

—Muy bien, por suerte. ¿Qué me dices tú?

La característica sonrisa de Jaemin desapareció levemente, dejando que sus labios formaran una línea recta y sus ojos se dirigieran hacia el verde bajo ellos.

—Creo que no tan bien —sonrió, más no con felicidad—. Arruiné todo con mis tonterías.

—Jeno...

—Terminamos.

Mark no sabía qué decir, pero de igual manera fue interrumpido por el menor.

—Lo nuestro no funcionó, creí que valía la pena, pero luego de que Renjun se enteró de lo nuestro y, prácticamente toda la universidad se enterara, las miradas cayeron sobre nosotros y era inevitable que no nos señalaran —Mark jamás había visto a su amigo de esa manera, tan decaído, tan triste—. Al principio pensé: «Está bien, ya no debemos esconder nuestro amor». Pero Jeno comenzó a alejarse de mí, para luego terminar conmigo por teléfono e ignorarme, como si nunca hubiéramos tenido nada.

Jaemin pegó sus piernas a su pecho y las abrazó, apoyando su mentón en una de sus rodillas.

—¿T-tú sabías que él estaba saliendo con Renjun?

—Sí. Aunque al principio, me dijo que las cosas entre ellos estaban mal y lo más seguro era que terminarían, pero luego continuaron como si nada, él me endulzaba diciendo que pronto terminaría con él y cuando menos me di cuenta, me había convertido en su amante, en el segundo bajo la mesa, aunque en realidad, siempre lo fui.

—De verdad, lo lamento —acotó el mayor con sinceridad, posando su mano sobre la de Na.

Este le dedicó una melancólica sonrisa.

—Realmente estoy arrepentido, nunca quise lastimar de esa manera a Renjun, pero tampoco le puse un alto a todo esto —reflexionó—. Jeno me dijo que todo estaría bien, que podíamos estar juntos y enfrentar todo juntos, y yo le creí.

—Mi padre siempre dice que de los errores aprendes, por más dolorosos que sean.

—Creo que sí...

—Lo bueno es que estás arrepentido y estás aquí.

—¿No estás molesto o decepcionado? —el pelinegro notó la inseguridad en las palabras de su amigo.

—No soy nadie para juzgarte, Jae, todos nos equivocamos.

Mark se arrastró un poco hasta estar más próximo a su amigo y lo rodeó con su brazo izquierdo, sobando su hombro en un gesto amigable.

—Lo siento, interrumpí tu almuerzo —señaló la comida intacta del mayor.

—No es problema, comeré a escondidas en mi próxima clase. Lo bueno es que ya terminé mi trabajo.

𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘊𝘳𝘰𝘴𝘴 𝘛𝘩𝘦 𝘓𝘪𝘯𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Where stories live. Discover now