𝙤𝙘𝙝𝙤

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El único reloj sobre la pared de la habitación marcaba las once de la mañana, afuera el sol estaba radiante y se escuchaban el cantar de los pájaros.

Pájaros a los cuales Mark comenzó a odiar, ya que interrumpieron su sueño, con dificultad abrió sus ojos tratando de acostumbrarse a la luz del día, su cabeza parecía tener mil agujas clavadas, se maldecía así mismo por haber tomado como un desquiciado la noche anterior.

La noche anterior.

Sintió una pequeña mano rozando su pecho, bajó la mirada y ahí estaba él, le vinieron todos los recuerdos, efectivamente, no había sido un sueño, tenía al mismísimo Lee Donghyuck durmiendo sobre él, sin una sola prenda.

Por su mente, solo pasaba la posibilidad de arrancarse sus testículos con una tenaza, era un gran idiota.

El menor continuaba durmiendo plácidamente, como si nada le afectara. Mark intentó moverse de su lugar, pero sabía que sería misión imposible, tendría que despertar a Lee.

—Oye, despierta, no siento mi brazo —movió un poco al menor, pero este solo se removió y continuó durmiendo—. Lee Donghyuck.

Elevó un poco su voz y así logró que el menor abriera los ojos, primero se tomó todo el tiempo del mundo en estirar su cuerpo y tallar sus ojos, levantó su cabeza para mirarlo e hizo una mueca.

—Mierda, sí me acosté contigo —maldició.

—Como verás, comparto tú misma felicidad. Ahora, quítate o perderé el maldito brazo.

El menor se levantó con cuidado de la cama, casi sosteniendo su cabeza, a la mierda él y «su viernes por la noche».

Mark hizo una mueca de asco al sentirse todo pegajoso, no esperó ni que el moreno se levantara de la cama y salió disparado al baño, necesitaba una ducha y vomitar sobre el inodoro para reiniciar su vida.

—Hijo de puta —un fuerte dolor se instaló en su parte baja cuando se levantó de la cama.

Escuchó el sonido de la ducha, así que se dirigió al baño y entró. Escuchó las quejas del canadiense, pero las ignoró, su vejiga iba a explotar. Decidió sentarse sobre el inodoro, sus piernas a cuestas lo mantenían de pie.

—Diablos, Mark —soltó—. ¿Cuánto mides?

—Cierra la boca, Donghyuck.

—¿Quieres callarme como anoche? —se burló el moreno.

El mayor no contestó nada, simplemente quería olvidar aquel desliz provocado por el alcohol, seguía odiado al moreno.

...

Mark terminó de ducharse, se vistió y desapareció de la habitación. Durante ese fin de semana sus padres no estarían en casa, por lo que no podría ir a visitarlos, así que, solo le quedaba rezar para encontrar a alguno de sus amigos, no se quedaría junto a Donghyuck en la habitación. Sacó su teléfono y buscó el número de Jisung.

Llamando.

Mientras esperaba, compró una barra de cereal de una máquina expendedora, era tarde y no había ingerido bocado.

Jisung no contestaba. Buscó el número de Jaemin, a quien llamó dos veces, pero tampoco contestó, solo tenía una última esperanza, Zhong Chenle.

—¿Qué sucede, hijo? —se escuchó en la otra línea luego de tres pitidos.

—¿Estás en tu habitación?

—Sí-

—Nos vemos allí.

Cortó y se encaminó hasta el piso de su amigo.

...

—Renjun, por fin contestas —exclamó el moreno con su teléfono en mano.

Del otro lado de la línea se escuchó un suspiro por parte de su amigo.

—Porque no planeaba contestar, anoche tuve una noche desenfrenada con mi hombre y solo quería descansar.

—Para eso te llamaba, idiota. Yo también tuve una de esas noches —soltó.

—Dime qué no es con quien yo pienso.

—Ren, no sé qué pasó, él estaba en su cama en ropa interior y de un momento a otro se la estaba chupando —confesó el moreno avergonzado.

—Mierda, Hyuck —se escuchó desde lejos a su amigo, seguramente despertando a su novio—. Debes venir ahora mismo y contarme todo lo que te acuerdes.

...

El canadiense caminaba de un lado a otro por la habitación de su amigo, este solo estaba recostado sobre el espaldar de su cama, bebiendo una lata de gaseosa, esperando a que su amigo dejara de ser un idiota y hablara.

—¿Tan grave fue lo que hiciste?

—Un poco, creo —mordió su uña con nerviosismo.

Frenó sus pasos y miró a su amigo.

—Me acosté con Donghyuck.

El menor comenzó a toser, escupiendo toda la bebida que tenía dentro de la boca, rápidamente se levantó de su lugar y comenzó a golpear su pecho.

Dude —lo llamó Mark preocupado.

—¿Lo hicieron?, ¿de verdad?

—Pues s-sí.

—¿Y qué tal fue? —el canadiense miró a su amigo como si tuviera dos cabezas, ¿por qué quería saber eso?—. Vamos, cuéntame, soy tu padre.

—Cierra la boca.

Tomó asiento junto a su amigo, no se sentía seguro hablando de eso, mucho menos con Chenle, pero era con el único que podía desahogarse en ese momento.

—Me gustó —confesó.

—Dios, me llenas de orgullo, pequeño Mark —el chino fingió llorar de felicidad—. Bueno, quien sabe, quizás Donghyuck podría ser una buena distracción, así te olvidarías de la otra.

Mark frunció su ceño, pensando acerca de las palabras que había dicho su amigo. Una pequeña idea se había metido a su cabeza, aunque sonaba muy descabellada, pero debía admitir que cuando estuvo con Donghyuck, ni se acordó de su ex.

...

—Luego le pedí que acabara en mí —terminó por contar el menor.

Renjun y Donghyuck se encontraban sobre la cama del mayor, mientras Jeno estaba sentado en la silla del escritorio, lamentando que sus oídos escucharan aquellos relatos explícitos, aunque el moreno tampoco era como si los susurrara.

—Bebé, creo que mejor saldré a comprar algo para comer —anunció el pelinegro.

—Está bien, cielo. Nosotros ya casi terminamos —le lanzó un beso volador antes de que el mayor saliera de la habitación—. A veces lo asustamos.

—Sí, como sea —el moreno ignoró como podía llegar a sentirse Jeno—. ¿Qué haré? De verdad, me gustó mucho.

—Pues, coge con él, es simple, nada te detiene.

El moreno suspiró.

—Es que, en realidad, no nos llevamos bien, seguramente, terminaríamos a los golpes, estando sobrios —aclaró.

—Entonces, lleguen a algún acuerdo, si él también quiere, quizás teniendo sexo sea la única forma que no peleen —bromeó el chino.

Donghyuck sonrió, porque esa idea no sonaba nada mal, si a Mark le había gustado tanto como a él, podían llegar a un común acuerdo y ser algo así, como amigos con derechos.
































𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘊𝘳𝘰𝘴𝘴 𝘛𝘩𝘦 𝘓𝘪𝘯𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Where stories live. Discover now