𝙘𝙪𝙖𝙧𝙚𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙣𝙪𝙚𝙫𝙚

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contenido adulto

Donghyuck sabía perfectamente que todo aquello debía terminar, no podía seguir así y pasar por alto que toda la situación solo terminaría lastimándolo.

Era bastante obvio que el tema de Wendy, traía mal a Mark. Luego de ese fallido beso, volvieron a la habitación como si nada, en completo silencio, y el mayor continuó ignorándolo.

Y así fue, hasta que acabó la semana, no pudo confrontar a su compañero porque casi nunca lo encontraba en la habitación, y las veces que estaba, lo ignoraba como un campeón y se centraba únicamente en sus actividades de la universidad. Si Mark decidía no irse a la casa de sus padres durante el fin de semana, esa podía ser su oportunidad de hablar con él, pero la realidad fue que el mayor lo sorprendió y fue él quien decidió hablar primero.

Era sábado por la mañana, Donghyuck se había despertado, cuando su teléfono le marcaba que eran las nueve de la mañana y Mark no se encontraba en la habitación, el moreno aprovechó la soledad de la misma, para tomar una ducha larga.

Salió del baño más fresco y ya cambiado, secando su cabello con la toalla, allí se topó con la presencia de Mark, estaba parado frente a su cama, sacando unos cuadernos de su mochila para luego dejarlos en el escritorio.

—Oh... Hola —saludó.

Donghyuck se extrañó, por un instante miró hacia atrás, quizás había alguien más en la habitación y él no se había percatado, pero no, el saludo iba dirigido a él.

—Hola —susurró con duda.

—Oye, Hyuck —habló, llamando la atención del moreno y dando la cara—. Lamento lo que pasó, ya sabes, cuando salimos a comer, mi humor realmente estaba dañado o algo así.

El moreno tenía a su compañero de frente, a unos cuantos metros, continuó secando su cabello de una manera algo brusca y luego arrojó la toalla a su cama, para seguir escuchando al mayor.

—¿Y ahora? —cuestionó Donghyuck, notando que el mayor no le entendía—. ¿Cómo está tu humor?

—Ahora estoy mejor, terminé con los trabajos más pesados de mis materias y estoy más tranquilo —realmente sonaba convincente.

—Bien, estás perdonado.

Una sonrisa brillante asomó por el rostro de Mark.

—Ahora, yo debo hablar de algo contigo.

—Bien, pero primero...

Mark tomó del mentón a su compañero y cortó la distancia entre ambos, uniendo sus labios con los ajenos, pudo sentir el suspiro que dejó escapar Donghyuck, correspondiendo el beso y aferrándose a su pecho. Tenía mucho tiempo de no probar los dulces labios de su compañero, se sentía demasiado bien, y a medida que el beso tomaba más impulso, mejor se sentía.

El moreno se alejó para tomar un poco de aire, pero sin perder el contacto con la anatomía de Mark. Elevó su mirada, solo para encontrarse con la ajena, aquellos luceros brillaban intensamente y lo hacían sentir pequeño con la intensidad que poseían, el ceño del canadiense estaba fruncido, como si estuviera ebrio y confundido al mismo tiempo, sin poder discernir si lo que estaba haciendo era real o no.

La mano del mayor viajó hasta la tersa piel de Donghyuck, acariciando su mejilla rosada, pasando su pulgar por los relucientes labios, para luego atacarlos ferozmente, volviendo a probar de su adictivo sabor. El menor correspondió como pudo, sintiéndose aturdido en el proceso y suspirando ante lo placentero que se sentía.

Mark se abrazó a la cintura del moreno, explorando la boca ajena, sintiendo como Donghyuck se dejaba llevar y sus manos recorrían su cuerpo. Los besos del mayor bajaron hasta la piel sensible del cuello, creando un camino invisible de besos y mordidas, robándole jadeos al menor. El canadiense tomó el borde de la camiseta de Donghyuck y lo tiró por algún lugar de la habilidad, no se quejó cuando este hizo lo mismo, suspiró al sentir la calidez de su piel.

𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘊𝘳𝘰𝘴𝘴 𝘛𝘩𝘦 𝘓𝘪𝘯𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Where stories live. Discover now