Capítulo 88

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Nota: Desde este capítulo, los POV se irán intercalando entre Daniela, María José y el narrado(de igual forma lo iré avisando), porque hay momentos en los que necesito que una de ellas narre y otros en los que necesito que haya un narrador omnipresente.

2 meses después.

Pov María José.

Doy un paseo junto a Sirius, por el bosque como cada mañana, de cierta forma se había convertido en mi terapia.

—Como te quiero. Eres mi consentido.—Le digo con cariño mientras muevo la correa para que no se enrede.—Ven aquí, ven aquí, siéntate.—Le pido y me agacho para quedar a su altura.—Mi niño precioso. Te quiero.—Le beso su cabeza.

Levanto la cabeza cuando siento que un avión está pasando. Y sonrío con tristeza, porque aún mantengo la esperanza que en uno de esos aviones que pasan a diario aparezca ella. En verdad, la extraño mucho.

(***)

Pov Daniela.

Me meto entre los árboles moviendo las ramas con mis manos para poder pasar, hago el mismo recorrido a diario, como si el paseo fuese capaz de ayudarme, como si fuese capaz de darme las respuestas que tanto necesito. Miro hacia el cielo cuando siento que un avión está pasando y me apoyo en un árbol para tomar aire.

Hay demasiadas cosas que no entiendo y por más que me esfuerzo, no logro comprender.

Camino de regreso a la casa en la que me he estado quedando durante todo este tiempo y observo a través de la venta que ella está colocando más leña en el fuego para que se mantenga el calor y no pasemos frío. Y cuando nota mi presencia, sale a recibirme de inmediato, para que entremos a la casa.

—Gracias.—Agradezco cuando salgo de la casa y me espera el chico se encarga de abastecernos con pan y peces frescos.

—Hasta luego.—Se despide él y luego camina hacia la calle.

—Aquí tienes, toma.—Le paso las cosas a ella, cuando regresó a la casa.

Y luego ella camina hacia la cocina para preparar la comida, mientras yo salgo nuevamente de la casa para cortar más leña.

(***)

Pov María José.

—Sirius ¿Qué pasa?—Me quejo cuando comienza a ladrarme para que le lance nuevamente la pelota, le había sacado un rato el arnés.—¿Qué quieres, no te has cansado?—Le pregunto y él vuelve a ladrar.—Bien, la arrojaré, pero será la última vez. ¿Estás listo?

Lanzo la pelota y él sale corriendo de inmediato.

—Bien, tráela. Ven aquí.—Le pido.—Sirius, ya dame la pelota. Anda, tenemos que irnos.—Le quito la pelota y él vuelve a ladrar.—Esa fue la última, debo trabajar.—Intento explicarle y vuelve a ladrar.—No puedo estar todo el día jugando, Sirius. Ya vámonos.—Suspiro rendida.—Está bien, pero esta sí es la última. ¡Aquí va!—Le lanzo nuevamente la pelota.—¡Corre, corre!

Pov Narrador.

Luego de un rato jugando con Sirius, María José finalmente había logrado que se cansara y quisiera irse, así que aprovecho ese momento para regresar a la casa, dejarlo ahí y tomar el auto para ir a la empresa.

Al estacionar el auto frente al gran edificio, el valet corre de inmediato para abrirle la puerta y la morena baja del vehículo con sus gafas de sol puestas, su cartera en uno de sus hombros y el premio en una de sus manos. Entra a la empresa y se quita los lentes, dejándolos en su mano libre.

¿Será que es amor? - Caché Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora