Capítulo 47

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María Fernanda toma asiento en el sofá y le da un golpeteo al puesto a su lado para que su hija se siente, pero ella niega con la cabeza.
—¿Estás bien?—Pregunta preocupada.
—Sí, lo estoy.—Miente Daniela.—Pero ya estoy cansada de oír a todos preguntarme cómo estoy.
—Tu padre y yo te lo preguntamos porque te amamos, hija.
—No es necesario decirlo.
—Daniela...comprendo tu disgusto. Veo que sufres, pero me gustaría que pudieras hablar con tu padre.
—No lo haré.
—Tu papa está muy triste y desconsolado.
—No lo haré.—Vuelve a negarse.—No pienso hablar con él.—Murmura sentándose frente a ella en la mesa de centro.—Porque ya no tenemos nada de qué hablar. Mira, quisiera olvidar lo que hizo, pero no lo logro. Y...no puedo perdonarlo.—Le explica.—Creo que me volveré loco pensando...cómo pudo haber hecho algo así.No quiero volver a verlo nunca más.Por lo tanto, madre...—Murmura tomándole la mano.—ya no está bien que viva aquí. Tengo que mudarme.
—¿Qué?—Cuestiona María Fernanda.
—¿No te dijo nada?
—No.
—No me sorprende...Oye, lo siento, no puedo quedarme más tiempo. Hablaremos después, ya es muy tarde, ¿de acuerdo?
—Está bien.—Replica María Fernanda triste.
—Debes descansar. Ve a dormir.—Pide Daniela dándole un beso en frente.
No espera una respuesta y entra a su cuarto para acostarse e intentar dormir.
(...)
—Espero que, algún día, te arrepientas de todo y, donde quiera que mires, me veas a mí, Daniela Calle.—Murmura María José lanzando un dardo a la fotografía de la castaña.
—Dio justo en el blanco.—Dice Abi emocionada.
Paula había llegado más temprano para animar a la morena, pero Abi llegó después porque iba a tener una cita con Kevin y él la dejó plantada.

La chica de cabello ondulado intenta lanzar otro dado, pero ni siquiera toca la foto y cae al piso.
—¿Por qué no pudo hacer esto? No lo entiendo.—Murmura frustrada.—Pero, Kevin, ¿cómo pudo dejarme plantada? Que osadía.
—Habrá comido algo en la oficina que le infundió ese valor.—Replica Paula.
Las 3 se ríen divertidas.
—Anda, es tu turno.—Informa la morena pasándole el dardo a la abogada.
—Oye, lo qué pasa, es que, cuando me encuentro con él, y me mira, y me siento como si él supiera lo que hice.—Habla Paula.
—Tranquila, tú puedes hacerlo.—La anima María José.—La venganza es un plato que se sirve frío.
—Bueno, lo intentaré.
—Hazlo. Hazlo.—La alienta Abisambra.
La abogada les hace caso y lanza el dardo a la imagen de Daniela.
—No estuvo nada mal.—Murmura la morena.
—¿Y cómo estuvo el trabajo?—Pregunta la chica de cabello ondulado mirando a María José.
—Recibiré un salario muy bueno. Creí que podría pagar la universidad, al menos en cuotas mensuales, pero no tienen esa opción.—Responde la morena.
—¿Cómo que no tienen esa opción? ¿Se los propusiste?—Pregunta Abi.
—¿A quién debía proponérselo?
—Claro, iremos a ver al rector de la universidad.—Propone Paula.—Yo iré como tu abogada y haremos que acepte que pagues de la forma que puedas.
—Creo que eso dará resultado.—Replica María José.
—Yo también iré.—Las apoya Abi.—Solo para hacer más presión.
—Sí, podría resultar. Sé que están emocionadas, pero es mejor que arregle este asunto sola. Las quiero mucho, pero debo hacerlo por mi misma.—Responde la morena.
—Te enfrentas sola a las personas, como un ejército.—Murmura Paula.
—Entonces hablaré con el rector.
—Exacto.—La apoya Abi.
—Mi nombre es María José, si no me amas...—Lanza el dardo.
—Justo en el centro.—Celebra Paula.

Las 3 chicas ríen divertidas, aunque todo pudiera ir mal en sus vidas, si se tenían, todo mejoraba.
(...)

Daniela, es su despacho, luego de dar mil vuelta sin poder tranquilizarse ni mucho menos despejarse, camina hacia su librero y toma el libro "Madona con Abrigo de Piel" de Sabahattin Ali, uno que particularmente le hacía pensar en la morena. Al abrir el libro en la página en dónde había quedado, lo primero que nota es una polaroid de ambas.

¿Será que es amor? - Caché Adaptación Where stories live. Discover now