Captítulo 48

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—¿Qué tal, amigos?—Saluda el instructor acercándose al grupo.—Nos reunimos de nuevo, después de un breve descanso y evaluación. Los separé a todos. Específicamente y por desgracia, como saben, hubo un leve incidente. Terminaremos antes y les enviaré la evaluación por correo.
—Sí, muy bien, porque estamos cansados. Gracias. —Replica Andrew.—Fue una buena experiencia.
—No hay de qué. Un gusto.—Responde el instructor y luego se aleja de ellos para ir con su equipo de trabajo y completar la evaluación.
—¿Sabes...?—Habla Daniela.—¿Dónde está María José?—Cuestiona en voz alta mirando hacia todos lados.
—No lo sé.—Responde Paula.—Es verdad, ¿dónde estará?
—María José estaba conmigo.—Les informa Andrew.—Íbamos en el auto, pero dijo que quería bajar y caminar, que conocía el lugar.
La castaña mira la hora en su reloj y se pone de pie preocupada, de inmediato.
—¿Está sola en el bosque?—Cuestiona Paula poniéndose también de pie.
—Traigan el equipo de emergencia.—Pide Juan Pablo preocupado.

Todos en la mesa se levantan y arman grupos de trabajo para buscar a la morena por los alrededores de la montaña.
—¡María José!—Grita Paula llamando a su amiga.
—¿Dónde estás?—Grita Mariana.
—Algo debe haberle sucedido.—Murmura la abogada preocupada.
—Ojalá esté bien.—Dice Carla.
—Tranquila Paula. Estará bien. Debemos tranquilizarnos.—Le pide la chica más alta.
Los chicos siguen avanzando mientras gritan el nombre de la morena en cada paso que dan, sin obtener respuesta.
—Por este lado no  está.—Les informa uno de los trabajadores señalando detrás de él.—Iremos al otro lado de la colina. No se olviden de que llevan una linterna, baterías, agua y un equipo de primeros auxilios. Por favor, usen la soga si hay mucha pendiente. Pero, por sobre todo, no se alejen. Vamos.

Todos los chicos vuelven a avanzar gritando el nombre de la morena, excepto Daniela que se queda atrás, siguiendo su corazonada de que María José se encuentra cerca de ese lugar.

—¿Daniela?—Le habla Andrew siendo el único que se percató de que la castaña no estaba avanzando.
—Vayan, yo iré enseguida.—Le pide Daniela.

El chico no responde y sigue al resto del grupo. Mientras  que Daniela avanza en dirección contraria, en busca de la morena.

—¡María José!—Grita con fuerza intentando que la morena responda.—¡María José!—Vuelve a gritar.

Sigue caminando por el costado del precipicio, mirando hacia todos lados para ver si la encuentra. Se acerca al muro empinado a su derecha y como puede lo esclava, para seguir buscándola.

—¡María José!—La llama nuevamenre sin dejar de moverse.

Y al avanzar un poco más, la encuentra en un agujero detrás de unos arbustos, con la ropa llena de polvo y sangre seca en su frente.

—¿María José?—Prueba nuevamente.

Con cuidado quita las ramas y troncos que cubren el torso de la morena, para evitar que se produzca una obstrucción y así poder sacarla mucho más rápido.

—iPor supuesto que sí. Está saludable, pero necesito que haga algunas cosas. En primer lugar, no quiero que duerma en toda la noche. Luego, trate de permanecer lo más quieta posible. Quiero evitar una conmoción cerebral. Y además, nada de viajes largos.
—Está bien, no lo haremos.—Replica la castaña.—María José, no te duermas. Ya lo oíste. No duermas.
—¿Ya nos vamos?—Pregunta la morena afianzando su agarre en la mano de Daniela.
—Sí, sólo habló con el doctor y vengo.—Murmura poniéndose de pie.—Tú descansa, descansa.

La acomoda bien en la camilla y se acerca al doctor mirándolo preocupada.

—Creo que tenemos que ir al hospital.—Murmura Daniela.
—Señorita Daniela, ella no tiene nada.—Le asegura el doctor.—No hay ningún problema.
—Bueno, si usted lo dice...—Replica la castaña.—María José me odia a muerte.—La apunta. —¿Entiende? No quiere verme y ahora me está diciendo "mi amor".
—Entiendo, señorita Daniela, pero fue por el golpe. Pasará en algunas horas.
—¿Pasará?
—Sí, no se preocupe.
—Bueno, está bien entonces, creo que nos vamos.
—Sí, a su casa y como dije, que no se duerma.
—Está bien.
—Y ningún viaje largo. Si nota algo raro, no lo dude y llámeme de inmediato, siempre contesto.
—De acuerdo. Muchas gracias.
—No hay por qué, cuídela.
—Claro.—Replica la castaña.
El doctor se aleja de ellas y el teléfono de la morena suena con la notificación de un mensaje.
—María José, María José.—La llama Daniela al ver que se está quedando dormida.—María José, no duermas, no duermas.Vi que te llegó un mensaje, voy a...
—Sí cariño, ve a verlo.—Pide la morena sin abrir los ojos.
—Está bien.
Daniela toma el bolso de la morena sobre el escritorio y saca su teléfono, lo desbloquea y abre la notificación de la abogada.
—Le escribiré a Paula, ¿está bien?
—Claro.—Responde María José aún adormilada.
Daniela le envía el mensaje a la chica y vuelve a guardar el teléfono en el bolso.
(...)
En Benton, los chicos continúan buscando a la morena por los alrededores del recinto.

¿Será que es amor? - Caché Adaptación Where stories live. Discover now