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Capítulo 37: ¿Qué horneas?

Pasaban de las 11 de la mañana y la cocina estaba realmente sucia. Había restos de mantequilla, chispas de chocolate, harina y masa de galletas por todas partes.

La tradición de hacer galletas suficientes para decorar cada una con una letra hasta formar la frase "Feliz cumpleaños" por el cumpleaños de Owen empezó desde hace 3 años.

Owen no era fanático de hacer de su cumpleaños una gran fiesta, por lo que nos adaptábamos a él y lo hacíamos lo menos agobiante. Empezábamos la mañana reuniéndonos para hornear las galletas y el resto de la tarde nos la pasábamos decorándolas, para después hacer que soplé unas velas entre las galletas y poder comerlas viendo algún musical o película que él haya escogido.

Hoy era su cumpleaños #20 y no rompería esa tradición, a diferencia de nuestros amigos que no llegaron. Estaba segura de que ni siquiera lo habían felicitado.

—¿Cuánto tiempo falta? —preguntó aburrido recargado en la pared a mis espaldas.

—No mucho.

Un suspiro pesado se oyó de parte del rubio confirmándome su estado.

—Buenos días —irrumpió mi hermana entrando a la cocina—. ¿Qué horneas?

Dejé de ver el interior del horno para ponerle toda mi atención a ella.

—Haremos galletas por el cumpleaños de Owen.

—Ah —su sonrisa disminuyó—. ¿Está aquí?

—Sí —la miré confundida—. Atrás de ti.

Giró tan rápido como esas palabras salieron de mi boca dejándome aun más confundida.

¿Cómo es posible entrar a la cocina sin haberlo visto?

—Oh. ¡Feliz cumpleaños, Owen!

«¿Desde cuándo no me agrada Owen?» pensé al ver su comportamiento, su sonrisa estaba tensa y ni siquiera lo miraba a los ojos.

—Estaré arriba por si me necesitas —anunció casi corriendo hacia su habitación.

¿Qué acabada de pasar?

Empecé a analizar cada una de las interacciones pasadas de mi hermana y mi novio, pero no lograba entender el porqué de ese ambiente tan tenso.

Una risita incómoda me hizo darme cuenta que me le había quedado viendo fijamente al rubio hasta lograrlo incomodar. Le sonreí sin atreverme a preguntar si había pasado algo de lo que no me había dado cuenta y me coloqué los guantes dispuesta a sacar las galletas.

El olor a galletas recién horneadas inundó toda la cocina, aunque inesperadamente este se mezcló con el perfume de Owen dejándome ligeramente mareada por las combinaciones de olores.

—¿Owen? —miré por sobre mi hombro para pedirle que se alejara un poco antes de sacar las galletas por completo.

No quiero quemarlo.

Pero me llevé la sorpresa de que no lograba verlo.

—¿Necesitas ayuda? —se oyó a lo lejos.

Confundía voltee llevándome la sorpresa de que no estaba cerca, sino que estaba en el mismo lugar de antes.

—No. Pensé que estabas atrás mío.

No le di más vueltas al asunto y dejé las galletas enfriarse acercándome al rubio aun sintiendo su perfume muy cerca.

[🌩️🌩️]

Las galletas ya estaban horneadas y frías por lo que era muy fácil decorarlas al igual que las de los años pasados.

TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora