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Capítulo 36: Prometo no distraerte.

No es como si antes de Owen hubiera tenido muchos novios, pero siempre procuré no ser de esas personas que deja a sus amistades de lado solo por su relación.

Aunque creo que desde hace menos de 3 meses que me convertí en esa persona. La última vez que hablé con mis amigas fue la vez de las flores y no recuerdo la última vez que hablé con mis amigos.

Owen seguía peleado con Janik y Cody y ni siquiera quería decirme por qué. Todo era estresante. Y ni hablar de mi situación con los libros, el que había comprado en octubre aún seguía sellado y mi novela estaba en pausa definitiva.

Sentía que mi vida entera estaba en pausa.

Giré sobre mi cama sintiéndome miserable, con un poco de esfuerzo noté la luz parpadeante del mouse en mi escritorio, brillaba de manera hipnotizante, casi como si me invitara a moverlo y hacer que la computadora empezara a trabajar, como si el universo me dijera que era hora de escribir.

A lo lejos oí el timbre sacándome del trance y al estar sola en casa no me quedó de otra que arrastrar los pies escaleras abajo con un sabor amargo en la boca, quería dejar de sentirme así de miserable.

En cuanto abrí la puerta la luz del sol me encandiló por unos segundos, entrecerré los ojos mirando como la figura de Owen se empezaba a distinguir.

—¡Owen! —me lancé a sus brazos cambiando de humor.

—Hola, Lor —murmuró apretándome más a él—. ¿Qué estabas haciendo?

No pude evitar que una mueca se formara en mi rostro evidenciando mi situación.

—Tenía pensando volver a trabajar con mi novela —rasqué mi mandíbula desviando la mirada.

Sabía lo que me diría al ver como una sonrisa iluminó su rostro.

—¿De verdad? —preguntó sorprendido, yo solo asentí—. ¿Y qué estamos esperando, Lor? Vamos. Prometo no distraerte.

Solté un suspiro nervioso y sin más que decir me empezó a dirigir hacia mi habitación.

Me senté tras el escritorio viendo a mi novio examinar mi habitación antes de entrar por completo, reí ligeramente al notar como el rubio dejaba la puerta abierta, para después acostarse a mi lado.

El mouse seguía parpadeando, no sabía si era mi entusiasmo combinado con nerviosismo, pero juraba que parpadeaba de una manera intensa; con el dedo índice lo moví unos milímetros ocasionando que de manera automática la computadora de escritorio se encendiera.

Levanté la mirada mientras rascaba mi mandíbula y en busca de la atención del rubio.

Necesitaba palabras de aliento.

Nuestras miradas se toparon de inmediato ya que él ya me estaba viendo.

—Yo sé que puedes hacerlo, Lor. Solo hace falta que tú lo creas —sonrió de manera cálida.

Tomé una bocanada de aire y abrí la carpeta donde tenía todo lo relacionado con mi novela sintiendo el corazón pesado.

Necesitaba escribir. Trabajar en mi novela, perderme en ella durante horas.

Lo necesitaba.

Busqué el documento con el título de mi novela, como era de esperarse no sé encontraba en el apartado de "más recientes"

Hasta que la encontré.

Miré la última línea que había escrito intentando recordar el contexto. Abrí otros documentos con la información necesaria al mismo tiempo que sentía un mareo y un pitido en los oídos; miré de reojo como Owen mantenía su mirada fija en mí, lucía orgulloso, por lo que me obligué a ignorar mis malestares.

TormentaWhere stories live. Discover now