14 (pIII)

89 7 3
                                    

Capítulo 14 parte 3: Sigo esperando mi beso.

Para cuando el atardecer ya estaba llegado junto con el calor del sol veraniego ya habíamos encontrado dos geocaches más y habíamos creado uno. Personalmente yo ya estaba exhausta de estar buscando y caminando por todo el bosque, pero aun así era entretenido ver los paisajes que este juego te podría mostrar.

Los chicos habían dado la idea de buscar un último geocache de tamaño S. Estuvimos más de media hora buscándolo hasta que lo encontraron bajo el inicio del muelle colgando de un alambre.

—Solo.... —comenzó a decir nerviosamente Cody—. No te acerques mucho al lago, Owen.

—Tranquilízate —ordenó mirándolo fijamente—. No es como que me vaya a morir hoy.

Cody se mostraba de manera diferente desde que despertó, seguía con la mirada de manera excesiva a su amigo como si esperara que algo sucediera. Y no se relajó hasta que vio como regresaba hacia nosotros con la pequeña capsula entre sus manos.

—¿Qué es? ¿Qué es? —inquirió Prairie curiosa.

Owen lo abrió dejando caer su contenido en la palma de su mano, dejando ver las hojas de registro y unos llaveros pequeños.

—El último que firmó lo encontró el año pasado —me sorprendí.

—Y con razón —comentó Owen a mi lado—. Fue muy difícil de encontrar.

Después de ver y firmar el registro, el chico lo colgó en su lugar. En el momento que regresó emprendimos nuestro camino de regreso a la casa de Cody.

Las rocas de la orilla del lago fueron difíciles de cruzar después de un día entero de caminar de un lado hacia el otro, pero no imposible.

—¿Cómo va la escritura de tu novela? —inquirió el rubio rompiendo el silencio que había formado mientras seguíamos a nuestros amigos.

—Bien.

En ningún momento miré al rubio a mi lado, pues sabía que fácilmente sabría que le mentía.

Cody al frente de todos se echó a correr entre sonoras carcajadas pidiendo que lo siguiéramos, pero al parecer Owen tenía otros planes para nosotros.

—Mientes.

—Yo... La detuve —admití rascando mi mandíbula evitando su mirada.

—Okey... —susurró asintiendo levemente—. Creí que tu sueño era ser escritora.

El aroma de las flores inundó mis fosas nasales en el momento que ingresamos al bosque, dejando atrás el camino rocoso.

—¡Y lo es! —aseguré exaltada—. Pero...

—Hasta donde yo sé —comenzó a decir deteniendo el paso—. Necesitas escribir para convertirte en escritora.

—Tengo miedo —solté de golpe entrelazando mis propias manos.

—Espera, Lor —me detuvo dejando que nuestros amigos se adelantaran—. Espera, ¿miedo?

Saber que le había confesado el miedo que me había estado atormentado la mente dese hace semanas me hizo sentirme completamente expuesta.

—¿Y si no soy tan buena escritora como pienso que lo soy?

—No lo sabremos si te sigues conteniendo.

Mis ojos de apoco se empezaron a llenar de lágrimas. De verdad le tenía miedo al fracaso.

—Mírame, Lorelai —dijo de manera demandante—. No permitas que tu talento sea superado por tu miedo de hacerlo.

Nos quedamos callados por unos segundos mientras meditaba sus palabras. Sin pensarlo me acerqué a él envolviéndonos en un cálido abrazo.

—Gracias —aun con mi mejilla apoyada en su pecho.

—¿Cuál gracias? —murmuró haciendo que me separara de él y lo mirara confundía—. Tendrás que dedicarme tu primer libro publicado, quiero ver mi nombre en un Best Seller.

—Sí, claro —afirmé sonriendo—. Lo prometo.

—Y un beso.

—¿Qué? —susurré atónita

—Vamos, yo te animé a seguir tu sueño —comentó de manera obvia, mordiendo su labio con la intención de reprimir una sonrisa—. Me lo merezco

—En realidad aun planeo estudiar una ingeniería, así que...

—No lo hagas por mí –soltó interrumpiéndome.

—Ya no entendí.

—Después tus lectoras me lo agradecerán, tenlo por seguro.

—¿Besándote?

—Estas completamente perdida, ¿cierto?

—Ilumíname, por favor —ironicé.

¡Se quería ligar a mis lectoras aún antes de tener alguna! ¿Quién se cree que es?

—Gracias a mí, tus lectoras conocerán lo que es leer algo bueno

Oh..., como que entendí, pero a la vez como que no.

—Sigo esperando mi beso —susurró mucho más cerca de mí.

—Pídeselo a mis futuras lectoras.

—No —respondió—. Te lo estoy pidiendo a ti.

Inesperadamente me tomó de la cintura pegándome hacia él e igual que siempre, me besó.

Me dejé llevar cerrando los ojos en el momento exacto que mis labios reconocieron los suyos.

Se sintió cómo si solo hubieran sido milisegundos antes de que el contacto se detuviera cuando el chico se alejó, para después juntar nuestras frentes dejándome con deseo de más.

—Aún me debes un beso —susurró con la respiración agitada y los labios ligeramente hinchados.

—Aquí están —gritó Cody sonriendo acercándose a nosotros—. Pensé que los habíamos perdido.

Owen besó cortamente mis labios por última vez antes de tomar mi muñeca obligándome a ir tras el castaño.

[🌩️🌩️]

Las estrellas iluminando el cielo nocturno y el viento ligero hacía que el momento fuera más memorable.

—¿Por qué las envolturas de todas las barritas están rayadas? —inquirió mostrando la suya.

Estaba en lo cierto, la envoltura tenía rayones disparejos de color negro. Extrañada rasqué mi mandíbula mirando a mis amigos.

—¿Por qué crees? —atacó Owen devuelta en tono sarcástico.

¿De qué me perdí?

—Borré las calorías de todos nuestros alimentos —continuó hablando el rubio encogiéndose de hombros—. Quien diría que llevar un sharpie a una acampada es muy útil.

—Sigo sin saber el por qué lo hiciste —inquirió mi amiga.

Los ojos grises de Prairie se encontraron con los verdes de Owen de manera retadora.

—¿Se han dado cuenta que no sabemos lo duro que masticamos nuestra comida hasta que nos mordemos la lengua? —reflexionó Janik interrumpiendo su juego de miradas—. ¿No? Pues yo sí.

El sonido de la madera quemándose en la fogata y las leves risas de Chloe y Cody fue sofocado por un resoplido por la pelirroja.

—Bien —gruñó dejando la barrita de lado—. Hay que contar historias de terror.

Avery quien había estado muy callada en los últimos minutos, compartió su emoción por la idea.

—Oye Rory —llamó mi atención Janik comiendo unos panecillos—. ¿Quieres ser la primera en contar una historia de terror?

Mientras contaba la historia me daba la tarea de ver a cada uno de ellos y cuanto terminé sentí algo que jamás había sentido estando con ellos. Me hicieron sentir segura, me sentía como en casa.

TormentaWhere stories live. Discover now