Jimin es un omega mimado que siempre obtiene lo que quiere. Amante del rosa, las fresas y alardear de cada uno de los lujos que sus padres le ofrecen sin inhibiciones.
No obstante, llega un día en el que con su familia tiene que acudir a un sitio do...
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Respiró profundamente, y repitió el proceso un par de veces.
La brisa fresca del mar le golpeaba las mejillas, sus pies descalzos hacían contacto directo con la arena, mientras continuaba avanzando hacia el lugar donde haría su promesa.
Jimin estaba nervioso, y también experimentaba diversas emociones a las cuales no podía encontrarles origen o nombres.
Lo único claro para él era que, a pocos metros de distancia estaba el único amor de su vida, esperando por él para juntos hacer esos votos prometidos a las estrellas, con la esperanza de que los años venideros fuesen más mágicos y hermosos.
Se detuvo; los latidos se descontrolaron, y una sonrisa llena de ilusión le iluminó el rostro, capaz de convertirlo en un soñador que se sintió infinitamente afortunado cuando a pocos pasos de llegar a su destino, pudo verlo.
Yoongi estaba de pie, vestido de blanco. Su cabellera dejó de ser naranja para lucir el negro natural que la componía, creando un contraste hermoso con la piel blanca.
A su alrededor habían muchas velas en la arena, daban una luminosidad preciosa que supo armonizar con los tulipanes blancos. También habían cuatro faroles con acabados de madera, siendo un gran aporte al escenario romántico que ambos buscaban.
Jimin caminó en medio de las flores y las luces, mientras lo hacía, su mirada estaba conectada con los ojos oscuros que lo esperaban, sintiéndose amado, ilusionado y sobre todo muy feliz.
Eran ellos dos, en esa playa, con luces y el cielo nocturno, listos para dar sus votos en ese acto simbólico que significaba todo para ambos.
El alfa ofreció su mano derecha al omega que no dudó en tomarla. El contacto cálido de ese toque les estremeció de pies a cabeza, con sensaciones fuertes que les demostraban lo bien que les hacía estar juntos.
Frente a ellos había una mesa de madera en la que estaban todo lo que necesitarían para su momento especial: dos coronas de flores que Yoongi hizo con sus propias manos, dos anillos de promesa, una linterna voladora, y un collar de encaje blanco.
El alfa tomó una de las coronas y la colocó sobre la cabellera castaña de su novio, los ojos gatunos estaban repletos de sentimientos cálidos. Eran como un espejo, capaces de transmitir lo que sentía: amor infinito por el chico que estaba frente a él.
