Jimin es un omega mimado que siempre obtiene lo que quiere. Amante del rosa, las fresas y alardear de cada uno de los lujos que sus padres le ofrecen sin inhibiciones.
No obstante, llega un día en el que con su familia tiene que acudir a un sitio do...
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El ruido a su alrededor activó sus sentidos.
Yoongi no miró a nadie, simplemente corrió con las pocas fuerzas que le quedaban hasta que salió de la lona de combate, luchando por contener las lágrimas que le resultaban amargas.
Cuando terminó de bajar las gradas luchó por zafarse de las personas que intentaban retenerlo, el alfa les gruñó y se alejó lo más que podía, mientras sus ojos estaban puestos en el camino que el omega había trazado para alejarse de él.
Los nuevos latidos de su corazón dolían, casi al mismo tiempo que la desesperación lo doblegaba. Yoongi necesitaba librarse de todas esas personas y correr, correr rápidamente para no perder lo más valioso que tenía.
—¡Suga! —gritó Alessia, llegando hasta él.
—Mi ojitos bonitos —murmuró perdido—. Él, él está aquí, debo ir con él, debo explicarle.
—Suga tienes que ir con un doctor —dijo Hoseok metiéndose bajo el brazo de su amigo para ayudarlo a caminar.
—¡No! —gritó, en el mismo momento que descubrió que sus amigos pensaban llevarlo por un camino completamente diferente.
—No seas terco, Yoongi —le gruñó NamJoon a escasos centímetros de distancia—. Estás herido, tienes que ser atendido lo más pronto posible.
El pelinaranja se zafó del agarre de sus amigos con mucha más fuerza de la necesaria, logrando que cada uno de ellos le miraran con sorpresa, confusión y duda.
—Ustedes son los que no entienden —aseguró con la respiración inestable—. Estas heridas me importan una mierda, lo que necesito es encontrarlo antes que pueda perderlo —negó varias veces—. Mi ojitos bonitos vino hasta aquí, debe estar asustado y con muchas dudas —más lágrimas salieron—. Necesito verlo, necesito...
—Corre —interrumpió Alessia.
—Si Jimin está aquí no debe estar muy lejos, corre por él, no lo dejes ir —continuó Hoseok.
—No pierdas más tiempo, Yoongi —dijo Nam—. Nosotros estaremos esperándote para acompañarte al médico, pero primero haz lo que creas conveniente.
El mencionado asintió, tomó la camiseta que le entregó Alessia y rápidamente se la puso para posteriormente correr hacia el exterior del edificio con toda la velocidad que podía conseguir.
Estaba completamente solo, las peleas aún no terminaban así que el público completo se quedó dentro, y eso fue una ventaja para él, ya que le dio la oportunidad de revisar su entorno con mayor detalle.
Quería gritar para saber que tan lejos se encontraba, pero tampoco deseaba llamar la atención de personas incorrectas.
Caminó con rapidez hasta que se encontró bastante alejado del edificio de las peleas, al poco tiempo encontró un terreno baldío donde una camioneta negra estaba estacionada, el motor encendido, las puertas abiertas, revelando a un alfa alto que conocía bien y...
