Jimin es un omega mimado que siempre obtiene lo que quiere. Amante del rosa, las fresas y alardear de cada uno de los lujos que sus padres le ofrecen sin inhibiciones.
No obstante, llega un día en el que con su familia tiene que acudir a un sitio do...
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El lugar estaba repleto de personas, la música sonaba con fuerza a través de los altoparlantes, siendo capaz de mezclarse con los gritos eufóricos de la multitud presente.
Yoongi llevaba más de una hora esperando a que su turno llegara, las carreras habían comenzado un poco más temprano de lo usual y eso le beneficiaba, sobretodo teniendo en cuenta la promesa que le había hecho a su hermano menor de pasar una noche de películas.
Dio una profunda calada a su cigarrillo mientras permanecía apoyado en su Harley, los diversos aromas del alcohol y otras sustancias estaban estimulando sus sentidos, lo suficiente como para querer probar un poco; sin embargo, rápidamente desechó esos pensamientos al recordar nuevamente su promesa.
Frente a él pasó el cuerpo tentador del chico con el que se había enrollado momentos atrás en el taller abandonado que solían utilizar para checar las motos antes de cada carrera. Ambos se miraron por algunos segundos, compartiendo una sonrisa coqueta que cerró su aventura de esa noche.
—Te envidio —habló un alfa a su lado, Yoongi rápidamente lo reconoció como Jackson.
—¿Debería sentirme halagado? —inquirió el pelinaranja.
—Deberías —asintió el contrario, con la mirada fija en el omega que todavía seguía mirando a Yoongi—. Jisung es uno de los omegas más calientes que verás por aquí.
Los ojos gatunos miraron una vez más al chico peliazul que se había follado y finalmente se encogió de hombros, botando la colilla del cigarrillo para aplastarla con su bota.
—¿Sabes cuánto falta para que sea mi turno? —preguntó, no molestándose en ser sutil al cambiar de tema.
—Le prometí a Jungkook que estaría con él en una hora, y si esto tarda más me largaré.
Segundos después el sonido estridente de los motores avivó los gritos eufóricos de los presentes. Yoongi mostró una sonrisa ladina al ver cómo Hoseok era el primero en llegar, asegurando con ello su victoria de esa noche.
—Ahora es tu turno —indicó Jackson, dándole una palmada en el hombro.
El pelinaranja se subió a su moto y posteriormente se colocó el casco; el rugido del motor volcó todas las miradas hacia él, causando muchos suspiros y gritos enloquecidos al saber que después de varios días, Suga correría esa noche.
Se colocó en la línea de partida al lado de sus contrincantes, no se molestó en verlos, su mirada fija en la meta que debía ganar para así agregar un par de billetes a sus ahorros, y por supuesto, mantener su título de campeón.
En ese momento Yujin se colocó en medio de la pista, luciendo ropa diminuta y de lentejuelas que no dejaba nada a la imaginación, mientras que un pequeño banderín ondeaba en su mano derecha.
