2 - Anya Holloway

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He hundido la barbilla en el agua de la bañera mientras me abrazo las piernas. Qué rápido ha llegado el día. Ni siquiera me veo con fuerzas para salir de estas cuatro paredes y plantarme frente a él con un «hola, soy Anya». ¿O más bien debería de ser un «hola, soy tu vecina invisible desde hace un año»? Verona dice que toda la culpa la tiene mi virginidad, que soy demasiado romántica creyendo en historias de películas y esperando al hombre indicado para dar el paso. ¿Lo será Asher Harper? ¿Llegará el día en que me acaricie con sus manos y me sienta preparada para entregarme a él? Incluso pensando estas cosas me siento una idiota. Vero me arrancaría la cabeza si estuviera dentro de ella.

Siento una vergüenza abrumadora al imaginármelo y no puedo evitar sumergirme por completo. El sonido de una nueva notificación en mi móvil me sobresalta, aunque lo oigo a lo lejos por estar bajo el agua. No quiero salir de aquí. A la vez, lo deseo con todas mis ganas. No hay quien me entienda. Me enfado conmigo misma y me pongo en pie de un brinco.

—Se acabaron las tonterías, Anya —me digo en alto, aunque no sé si creérmelo.

Después de secarme el cuerpo, me sitúo sobre la alfombrilla de pelo suave que está frente al espejo y recupero el móvil de la estantería.


Vero:

Confirmado.

Asher está soltero.

Anya:

¿Sabemos desde cuándo?

Vero:

Dice Jeff que dejó a su novia hace algunas semanas.

Anya:

Eso es muy poco.

Vero:

No conocemos las circunstancias.

Así que deja de buscar excusas para huir y aprovecha hoy.

¡Es tu noche!


Bufo en alto de lo nerviosa que estoy. El espejo me devuelve un reflejo imperfecto. Tengo el cabello a la altura de los hombros, liso como mi madre y cobrizo como mi padre. Me observo el rostro, tampoco destaca por nada en especial. Ojos color miel y unas pocas de pecas desperdigadas sin sentido. Nada más. Miro abajo, a mis manos, donde de verdad reside lo único especial en mí. Soy capaz de dibujar a lápiz cualquier cosa, aunque los colores me asustan. La realidad es que todo lo que tenga color en esta vida me asusta.

Nunca me he visto suficiente. Para nadie. Ni siquiera para mí.

Me quito la humedad del cabello con el secador y corro al dormitorio envuelta en una toalla rosa que he heredado de mi madre. La lanzo a la cama y saco del armario unos jeans y una camiseta escotada de florecillas violetas. Tengo un tocador junto al armario, que un año me dio por abarrotarlo de maquillaje que, por cierto, casi nunca he llegado a utilizar. Así que me siento en el taburete, enciendo los focos del espejo y atrapo el primer eyeliner negro que visualizo entre tantos lápices, tarros y brochas. Luego, un poco de rímel y labial transparente. Aprovecho para darles color a mis mejillas pálidas y le sonrío a mi reflejo.

Un nudo en el estómago me obliga a desviar la mirada al móvil. Me excuso en que quiero saber qué hora es y me hago invisible para mí también. Las únicas personas que me hacen sentir que existo, que les importo, son Verona y Sammy. En casa soy hija única y mis padres trabajan desde temprano en el restaurante que compraron hace un par de años. Me quieren, lo sé, pero casi nunca están cerca para demostrármelo.

Y como si aguantar mis propias críticas no fuera suficiente, escojo una revista del montón que tengo sobre el tocador y la abro no para ojear las últimas tendencias de moda, sino para compararme con la modelo Rose Fletcher, la chica de diecinueve años que acapara todas las miradas desde hace meses y con la que ha estado saliendo Asher Harper hasta hace poco. La expresión de su rostro es madura, o puede que yo la perciba así porque sé que es un par de años mayor que nosotros. Además, parece un ángel; piel tersa, melena rubia que le cae hasta la cadera y ojos de un celeste cautivador. ¿Cómo podría Asher fijarse en mí habiendo tenido a semejante belleza a su lado?

«Deja de buscar excusas para huir y aprovecha hoy», las palabras de Verona se repiten en mi cabeza como un salvavidas.

Me pongo unas converse negras, me acerco al salón para darles un beso en la frente a mis padres somnolientos que descansan acurrucados en el sofá y salgo de casa decidida a machacar a Cupido hoy.

©Si nos volvemos a ver (SINOSVOL) (COMPLETA)Where stories live. Discover now