14 - Anya Holloway

2K 204 16
                                    

Anoche tuve una estúpida pesadilla.

Termino de frotarme el pelo con un champú que huele a cereza y enjuago. Resoplo, qué agobio tengo. La presión en el pecho lo empeora. Y es que desde esta mañana no consigo sacarme de la cabeza las imágenes de la pesadilla. Porque los actos de Asher me hacen mantener la esperanza. Y me da miedo decepcionarme con mis propias expectativas.

Aunque en el sueño Asher y yo éramos novios, la película duró poco porque enseguida empecé a llorar al verlo marcharse en un avión con Rose. Recuerdo que me desperté sofocada, abrazada a Verona y con la cara encajada entre su moflete y el cuello. Ella me correspondía el abrazo con fuerza y gruñía mientras soñaba algo que la hacía mascar todo el rato. Eso hizo que me costase conciliar el sueño.

Me estiro para coger la toalla del lavabo y me seco el cuerpo con cuidado de no posar demasiado tiempo el pie en el suelo. Apenas puedo caminar bien, pero me alegro de que la hinchazón casi haya desaparecido. Como de costumbre, evito mirarme al espejo más que para secarme el pelo. Sé que no soy fea, lo sé. Tengo una cara bonita, rasgos que a los demás les gusta. Aun así, mi imagen me asusta. Me pregunto si sería capaz de contemplarme en blanco y negro. Los colores, las emociones, yo... me asusto.

Después de vestirme y hacerme un sándwich con las sobras de pollo al curry de este mediodía, caigo en la cuenta de que llevo más de una hora separada de mi móvil y la ansiedad por las posibles notificaciones que pueda tener me recorre el cuerpo. Sé que debería ser más cuidadosa al apoyar el pie, pero me frustro conmigo misma porque ser tan enérgica es muy, muy incompatible con tener una lesión como esta.

El móvil, que está cargando en mi dormitorio junto a la ventana, vibra justo cuando lo atrapo entre mis manos. Echo a reír, qué alegría tener a Verona en mi vida.


Verona:

¿Cómo sigue la princesa?

Ni se te ocurra comerte las golosinas sola.

Guárdalas para mañana.

Anya:

¿Qué golosinas?

¿Sabes que las deportistas de élite no pueden comer golosinas?

Verona:

No trates de darle la vuelta a la tortilla

La mala influencia aquí eres tú

Deja de caerte de rocódromos para que te compren dulces


Estoy a punto de enviarle lo que he tecleado cuando de forma automática lo reconozco y desvío la vista para encontrarlo abajo en los jardines. Está sentado en el césped que hay junto a las pequeñas gradas. Es prácticamente imposible controlar la ráfaga de sensaciones que me invade de pies a cabeza en tan solo unos segundos. Un subidón de adrenalina me obliga a correr al armario, ponerme unos jeans con una sudadera de tela fina y rescatar un bombón de menta de la mochila. Suspiro, estoy súper nerviosa moviéndome de lado a lado, sin saber muy bien qué estoy haciendo. No hay basura porque bajo al cuarto de contenedores con demasiada frecuencia. Aun así, me dirijo a la nevera para coger una bandeja de pescado crudo, lo cambio a un plato para devolverlo a la nevera y guardo la bandeja vacía en una bolsa negra con mucho papel de cocina para que abulte. El pescado en la nevera apesta, excusa perfecta.

Gracias a Dios, el ascensor de mi edificio sí funciona. Vivir en un segundo no sería un problema si pudiese bajar las escaleras con el pie sano. Respiro profundo varias veces en lo que dura el trayecto plantas abajo, hago muecas para aliviar la tensión de mi cara y me doy palmaditas en los mofletes. He guardado en el bolsillo de mi sudadera las llaves, un bombón y... el móvil se me ha olvidado, pero me da igual.

©Si nos volvemos a ver (SINOSVOL) (COMPLETA)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang