72 - Anya Holloway

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He pasado un par de días sumida en dormir, ignorar los mensajes de Sammy, hacerme un ovillo y morirme de calor en casa descartando la idea de darme un chapuzón en la piscina de mi residencial. Apenas veo a mis padres, ya les dije que, de seguir con este ritmo, trabajando tantas horas en el restaurante, enfermarán. También les propuse que me dejaran ayudar, a lo que se negaron en rotundo. «Disfruta de tus vacaciones, cariño», así concluían todas las conversaciones.

Perfilo el borde del vaso con la yema del dedo, perdida en el burbujeo del refresco oscuro que me he servido por puro aburrimiento, mientras desvío la vista desde mi cama a la sudadera del amigo de Kai, que se sacude por el viento que entra por la ventana como si estuviese burlándose de las estupideces que he estado permitiéndome hacer desde hace unos meses. Me pongo en pie para abandonar el vaso en el escritorio, saco todo lo que compré el otro día de la bolsa y la uso para guardar la sudadera.

Hoy me daré el lujo de cometer otra estupidez.

Ni siquiera me arreglo o me cambio de ropa, sino que me cuelgo la bolsa en un brazo, cojo las llaves y salgo de casa en pantalones cortos de chándal y una camiseta básica gris que, por mucho que la haya lavado, tiene restos de carboncillo esparcidos por la zona del vientre. Soy consciente de que Asher está en Alemania, incluso me ha mandado fotos estos días cuando nos texteábamos por móvil.

Por eso tengo la esperanza de que en su piso solo se encuentre él.

No titubeo al plantarme en su rellano, tocar el timbre y esperar a que me dedique otra mirada despectiva. Si no quiere volver a verme, lo entenderé y le devolveré la sudadera, cosa que tampoco pienso utilizar como pretexto para este encuentro.

La verdad vergonzosa es que me preocupa que su fiebre haya empeorado y que no soporto acordarme de lo que me dijo en la cocina. La mentira piadosa es... Bueno, no hay mentiras. Necesito ser clara con Kai. Después de reflexionarlo estos días, ¿a quién quiero engañar? A mí también me habría molestado verlo con otra chica justo al día siguiente de pasar la noche conmigo. Incluso ahora me molestaría.

Pulso el timbre otra vez. Nadie abre.

Deslizo la espalda por su puerta hasta que mi trasero se topa con el suelo y estiro las piernas. Las recojo enseguida, me abrazo a mí misma y escondo la cara entre las rodillas recordando cuánto detestaba al principio el olor a tabaco en la ropa de Kai y cuánto lo echo de menos ahora a pesar de que hayan pasado unos días desde que estuvimos juntos.

Extraño nuestras burlas, nuestras discusiones basadas en guerras absurdas por irritar al otro, la forma en que sus hoyuelos aparecen en cada sonrisa, la manera en la que me contagia de colores. Ahora, en parte, me arrepiento de haber tenido aquella cita con Asher. De haber aceptado nuestro último beso en la cocina, aunque lo hiciese por rabia, por evitar que el miedo y la desolación me engullesen como ya había sucedido tiempo atrás. La simple idea de que Kai me deteste de verdad, de que todo entre nosotros se haya acabado, hace que me escuezan los ojos. En las baldosas del suelo repiquetean las pocas lágrimas que dejo escapar, porque me apresuro en limpiarme las mejillas.

También extraño a Vero, el hogar de su presencia, las charlas hasta las tantas comiendo golosinas en mi dormitorio, esas risas entre nosotras que me rescataban de la soledad de mi vida. Debí contarle la historia con Kai.

De pronto, el estruendo de un cristal rompiéndose me alarma. Hay varios departamentos en el mismo pasillo y el sonido podría proceder de cualquiera de ellos, pero me alarma que haya sido en el de Kai. Luego, un ruido distinto me hace levantarme rápido y aporrear la puerta, nerviosa. Pego la oreja, estoy segura de que está dentro y, si no quiere verme, tendrá que decírmelo porque no pienso irme de aquí hasta que haya comprobado que está bien. Pulso el timbre, alzo la mano para volver a golpear en la madera y, antes de que pueda llevar a cabo la única tarea significativa del día, se abre.

©Si nos volvemos a ver (SINOSVOL) (COMPLETA)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant