-"En absoluto. No la he visto desde que habló con nosotros por la mañana."

-"voy a buscarla." dijo Quaritch levantándose de su sitio sin esperar un minuto más. Al fin y al cabo él ya había terminado de comer y no tenía nada mejor que hacer.

-"espere coronel, voy con usted." respondió Lyle levantándose también y acelerando el ritmo para alcanzar a su jefe.

Ambos salieron de la sala sin darle explicaciones al resto de soldados con los que estaban sentados. Comenzaron por llamar a la puerta de su habitación pero viendo que nadie respondió supusieron que no era allí donde se encontraba. Sus pesadas botas militares resonaban por los pasillos de las distintas plantas de la base, pero sin éxito de encontrarla. Quaritch empezaba a mosquearse, se negaba a pensar que le había pasado algo malo, pero su mente le volvía a jugar malas pasadas y por si fuera poco, tenía al lado al idiota de Lyle que le bromeaba diciéndole que probablemente la chica se marchara de la base solo de pensar que tendría que pasar tiempo con él todos los días. Podría haberle abofeteado para que se callara pero consideró más útil permanecer callado e ignorarle para no alentarle más en sus teorías. De repente se le vino a la mente el único sitio que quedaba por inspeccionar.

Llegaron a la azotea y observaron como empezaba a oscurecer. A lo lejos distinguieron la silueta de alguien sentado. Tenía que ser ella, no quedaba otra...

-"Lyle, vete. Ya me encargo yo del resto." Dijo Quaritch en tono imperativo con seriedad en su expresión.

-"A sus órdenes coronel. Les dejaré intimidad." Dijo el hombre con el mismo tono burlón observando como su jefe le dedicaba una mirada asesina por los comentarios.

Miles cerró la puerta de la azotea bruscamente y caminó con sus habituales zancadas hacia la chica. Pudo reconocer al instante ese pelo rizado y alborotado tan característico suyo, pero se dió cuenta de que Ana no parecía percatarse de que él se le acercaba. Desde luego que no entendía como de alto debía de tener el volumen de sus cascos para no oír los pasos de sus botas. Cuando estuvo realmente cerca de ella, se agachó para descubrir lo que la chica sostenía entre las manos. Desde atrás suya pudo observar como la chica dibujaba en un pequeño cuaderno el paisaje que se le presentaba en frente. Se fijó mucho más en sus manos ahora, eran finas y estaban bien cuidadas, podía apreciar a simple vista que por sus ágiles pinceladas y trazos seguros que no era la primera vez que se sentaba a dibujar. Era increíble...esa chica era toda una caja de sorpresas, ¿Cuántas más habilidades tendría escondidas bajo esa apariencia de tímida?
Unos segundos después de haber apreciado con detalle el dibujo, desvío su mirada aún agachado y cerca de Ana y haciéndole caso a su curiosidad, se acercó aún más a ella y agarró muy cuidadosamente un mechón de su salvaje cabello...se acercó con sumo sigilo...y lo olió... Se trataba de un aroma parecido al de la miel, cosa que pegaba bastante con su apariencia, mezclado ligeramente con perfume de mujer. Ana simplemente se veía tan perfecta y tranquila en ese momento... Por un momento le hubiera gustado hacer caso a sus impulsos y besarla suavemente en el cuello...pero de repente se dió cuenta... ¿Qué estaba haciendo?¿Qué pensaría ella si se diera cuenta de que estaba detrás suya de esa manera?... Sin darse más tiempo para que su mente ideara alguna manera para confundirle, Miles se levantó y retiró con cuidado los cascos de las orejas de Ana. Ella se asustó y emitió un pequeño chillido ya que no se esperaba en absoluto la presencia de alguien al lado suya.

-----------------------------------------------------------

Ana desvío rapidamente su inocente y atónita mirada hacía arriba y hacia atrás y no creyó esperarse lo que ahora estaba viendo. ¿Qué estaba haciendo allí el coronel?... quizás me haya estado buscando para algún trabajo... debí de haber preguntado si podía venir aquí... Multitud de pensamientos invadían su mente con todo tipo de teorías y su corazón latía con más rapidez que nunca. Ella realmente trató de decir algo en su defensa pero las palabras se negaban a salir de su boca. El hombre finalmente sonrió un poco y habló:

Meeting The DevilOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz