[PAUSADA] B R E A T H-Jasper Hale

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Clare soltó un quejido de dolor con sus ojos fuertemente cerrados concentrada en poder hacer efecto su don en Bella. Pero, con cada segundo sentía que estaba sosteniendo una barra de metal hirviendo entre sus manos.

Edward pudo oír los pensamientos de su amiga, lo decidida que estaba en hacer que el pulso volviera a aparecer en Bella, pero no reparaba en el daño que ella estaba sufriendo. Rápidamente quito sus manos del cuerpo de la humana para cortar la conexión.

—Clare, detente. Te haces daño— dijo tras haberla separado notando como la piel de sus manos se regeneraban de forma lenta. Al verificar que estaba sanando, fue otra vez hacía Bella en busca de alguna señal de vida.

La vampira sentía que se iba a romper, ahora que dejaba de pensar en solo usar su don en su amiga podía sentir lo atrofiado que se encontraba su cuerpo. Desde hace casi un año que no sentía tanta debilidad, como vampira ya nada le afectaba, pero ahora habiendo usado su máximo poder sentía que se volvía débil. Como si fuera una torre de piedras.

Miró aturdida al cobrizo y luego a Bella, sus ojos marrones abiertos perdidos en la nada, su boca seca y su piel húmeda por el sudor. Ningún músculo se movía, ningún latido estaba presente.

Sintió un nido en su garganta, sin poder soportar ver esa imagen salió de la sala apoyándose en la pared de enfrente deslizándose en esta. Cubrió su rostro con sus manos dejando escapar sollozos, se sentía tan poco útil en ese instante. La impotencia de sentir que no podía ayudar a Bella la estaba ahogando, quería ir hacer que reaccionara. Con todo el veneno que ahora corría por sus venas era para hacerla gritar de dolor.

Su bolsillo trasero vibro por el celular, lo tomó al instante viendo que se trataba de su padre. Recordó que le iba a dar las buenas noches a su hija, pero después de esto en donde estaba segura que la manada se enteraría y atacarían, el sentimiento de desconsuelo la hizo soltar gruesas lágrimas.

—¿Papá?— contestó poniendo su mejor voz de estar calmada. Era una suerte que al llorar pudiera controlar sus sollozos, las lágrimas siguieron bajando por sus ojos de iris negro.

—Addy esta en la cama ya, tu madre la baño y yo hice que se lavar sus dientes— le contaba con orgullo su padre haciendo a Clare sonreír con melancolía.

—Gracias papá. Ponla en el celular.

Pudo oír del otro lado de la línea como su padre le hablaba a su hija para que hablara con ella.

—¿Mami?— se escucho. El corazón de Clare se oprimio al oír la voz de su hija, pensar que podía ser la última vez que la oiría.

—Hola, pequeña— saludó en un susurró— ¿Cómo estas?

—Bien, cene todo y la abuela dijo que me llevaría a una pastelería mañana.

—Eso es genial— sonrió a través de la línea—. Ahora debes dormir y descansar, ¿bien? No desobedescas a tus abuelos y recuerda que nosotros siempre te amaremos. Aún si no estamos ahí... Siempre, siempre cuidaré tus sueños.