Lúgubre Resplandor

3 1 0
                                    

Las personas corrían en las calles de Milwaukee, mientras huían de todos estos seres putrefactos. Algunas edificaciones comenzaron a desplomarse, debido a las secuelas del inclemente temblor. Mientras todo esto ocurría, Ellen Brooke se hallaba sobre el sofá de su hogar, bebiendo champagne. Sabía que era el fin, así que debía redimirse de todos sus actos. Ella tomó su dispositivo de grabación y dirigió el foco hacia ella.

—Si alguien logra ver este video en algún momento, quiero que sepan que..., estoy arrepentida. Pido perdón —expresó, sollozando—, a todos los que alguna vez herí con mis palabras. Lo lamento...

Luego de esto, las luces de su casa se apagaron y, a través de las cortinas, logró ver muchas sombras. Parecían entidades que llegaban por su alma. Ella se acostó sobre la alfombra, mientras su bebida se derramaba.

Ethan Mongómerith decidió caminar a través de la calle, en dirección contraria a todas las personas que huían sin parar. Luego, ingresó al edificio del Canal donde laboraba y se sentó en el vestíbulo. Ahí, comenzó a reírse sin detenerse; era como si lo abordaba un ataque de demencia.

Anne y Collins se dirigían hacia Milwaukee. Ella activó el dispositivo en su camioneta para comunicarse con la Delegación Policial. Collins observaba hacia el cielo, con miedo. Su mirada se hallaba perdida entre todas esas edificaciones.

—Así no me imaginé que sería el fin del mundo —dijo Collins.

—¡Maldición, no hay señal! Harper Graham seguramente escapó.

—Siento que todo haya terminado así.

—Necesito que reacciones, Collins. Si no podemos detener esto, al menos debemos intentar mantenernos con vida hasta el final.

—¿De qué valdrá hacer eso?

—De mucho, si alguien que está en Roma puede hacer algo.

—¿Hablas de Houston?

—Sí. El Vaticano lo necesitaba allá. Todo tiene un propósito.

—¿Por qué no lo llamas?

—Ya lo intenté. Su dispositivo aparece desconectado.

—Maldición.

—¿No has notado que esos espectros están cayendo en zonas específicas?

—¿A qué te refieres?

—Llegan a sitios donde vivieron o residieron. Tal vez hacia personas que convivieron con ellos. Ese hombre que apareció a las afueras de la casa de Roy, era su padre.

—¿Cómo lo sabes?

—Por una foto que vi en sus registros.

Collins suspiró.

—Igual van a comernos a todos.

—No son zombis, Collins. Ellos vienen con un propósito. Me gustaría saber cuál es.

En ese instante, Anne frenó bruscamente, luego de ver a alguien que transitaba aquella vía.

—¿POR QUÉ TE DETIENES DE ESA MANERA?

Ella abrió la puerta y se bajó, mientras su mirada mostraba asombro.

—¿Anne?

Anne comenzó a caminar.

—¿Pero qué demonios te sucede? Vas a provocar que... —dijo Collins, saliendo del vehículo; pero algo que vio interrumpió sus palabras—. No puede ser posible —en ese instante llegó a su memoria, la imagen de una fotografía antigua que reposaba sobre el escritorio de Anne.

El Efecto TriánguloWhere stories live. Discover now