Momentos de suspicacia

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Milwaukee, Wisconsin EE.UU

03 de Mayo de 2038

Evan Houston ya era un hombre. Decidió seguir los pasos del inolvidable William Graham, convirtiéndose en un afamado escritor de Psicología. Jamás olvidó aquella fatal noche cuando falleció Harper, sin embargo, siempre recordaba a su amigo, mostrando una tenue sonrisa.

Los textos de Evan eran agraciados; debido a esto, logró un contrato exclusivo para publicar todos sus libros en Estados Unidos, utilizando los contactos que consiguió William Graham en vida. Eso trajo consigo, que él se mudara a Milwaukee, Wisconsin.

Luego de todos sus triunfos, Evan decidió romper parcialmente su silencio, publicando en el año 2036, una novela que llevaba por nombre: El Portal donde Los Muertos se ocultan. Era muy diferente a lo que estaba acostumbrado, pero necesitaba exponer esta realidad al mundo, aunque fuera solo como una obra de Ciencia Ficción. El éxito de su libro fue rotundo; tanto, que comenzó a distribuirse en todos los países.

—Ya te dije que no puedo el sábado. Debes cancelarlo —dijo Evan, mientras conducía su flamante camioneta. Hablaba a través de un panel holográfico que se reflejaba en el parabrisas del copiloto. En el asiento trasero se hallaba su mascota: Rouse; una hermosa Husky Siberiana, de ojos azules.

—Evan; eso no es posible, ya está todo programado. El Centro Comercial instauró pantallas gigantes. ¿Entiendes lo que eso significa?

—¿Te estás escuchando, Raúl?

Raúl era el Representante de Evan. Un hombre latino, de piel morena, ojos negros y cabello rizado. Portaba un traje de tonalidad gris, corbata roja a rayas y gafas.

—Por supuesto. El que no escuchas eres tú.

—Se trata de una firma de libros; no soy un cantante de Rock. Es muy exagerado lo que pretenden hacer.

—¿Crees que es exagerado presentar al grande..., al increíble..., al inigualable...

Evan soltó una carcajada.

—...autor de El Portal donde Los Muertos se ocultan?

—Pensé que hablarías de David Copperfield.

—¡Cuidado con lo que dices de David! Su último Show en Las Vegas fue genial.

—Sé que lo adorabas.

—Así como a ti. Bueno..., te admiro. Evan; eres una celebridad. No te hagas de rogar.

—Tengo que viajar a Toronto. No visito a mis padres desde hace dos años.

—Hace unas semanas dijiste que no soportabas el fanatismo de tu madre con la religión.

—Pero no por eso deja de ser mi madre. Prometí que iría este fin de semana.

—No me hagas esto, por favor. Las personas esperarán por tu autógrafo.

—Raúl; los artistas firman autógrafos, los escritores rubricamos nuestras obras.

—Es lo mismo.

—No lo es... Hagamos algo, hoy es martes. Prometo que lo pensaré; pero mi madre no me lo perdonará.

—Yo tampoco te lo perdonaré, y mucho menos tus seguidores.

—Bien..., tú ganas. Estaré el sábado en Atlas.

—Te espero. Debes llegar a las 9:00 a.m.

—¿Es una broma?

Lamentablemente no. Ya sé lo que me vas a decir..., que si el evento empieza a las 14:00, por qué tan temprano, y... bla, bla, bla, bla.

El Efecto TriánguloWhere stories live. Discover now