Lúgubre Fatalidad

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Estévez se hallaba en una amplia sala de la Interpol, con los brazos cruzados detrás de su espalda. Esperaba a su equipo para una reunión de emergencia. Este lugar tenía una mesa larga rodeada de sillas, y al fondo, una pantalla holográfica, que mantenía una imagen estática del último suceso en la casa de Anne. Luego de algunos minutos, siete agentes ingresaron a la sala y comenzaron a sentarse. Mientras lo hacían, la imagen holográfica de Amanda Roy aparecía frente a cada uno. Ya se veía como una mujer de cabello blanco y con algunas arrugas en su rostro.

—La mujer de la imagen es Amelia Roy. Se fugó hace algunas semanas del Sanatorio Aurore y, es la principal sospechosa de los últimos crímenes, posiblemente relacionados con cultos satánicos. Creemos que su fuga puede haber sido propiciada por alguien, pero aún no existen pruebas.

—¿Nos dices que ella es la culpable de estas atrocidades? —preguntó la Agente Alison Smith, con un tono irónico. Ella era una mujer de 32 años, cabello rojo ondulado y ojos verdes.

—Dije claramente que es la principal sospechosa. Tal vez no sea la autora material, pero posiblemente es la mente criminal. He estado revisando los casos con nuestro Departamento de Investigaciones, y las últimas tres muertes tienen algo en común.

La imagen holográfica detrás de él comenzó a moverse, y luego, mostró la fotografía de la estrella de Salomón.

—Las víctimas tenían relación con este símbolo. Toda la información podrán encontrarla en su detector.

El Detector era un dispositivo que utilizaban los agentes para archivar o resguardar información clasificada. Normalmente podían acceder a ella en todos sus terminales; esto incluía los dispositivos que llevaban alrededor de su muñeca. Si alguno fallecía, esta información se borraba para siempre. De esta manera evitaban que cayera en manos equivocadas.

—Tenemos que localizarla y capturarla cuanto antes.

—Entonces..., es posible que esté operando desde cualquier lugar —dijo otro agente.

—No hay indicios de salidas en ningún aeropuerto, ni por vías terrestres. Pero cualquier escenario es posible. Necesito de la cooperación de todos antes que...

De pronto, los dispositivos holográficos comenzaron a parpadear.

—¿Qué rayos está pasando? —preguntó Alison.

Aquel individuo de traje y capucha roja, apareció en todas las pantallas; esto incluía a los sistemas audiovisuales del país entero.

—Hay un antiguo dicho que reza, que si mencionas al diablo, se te puede aparecer —dijo el sujeto.

Esteves observaba, mostrando facciones de ira.

—Hay muchos que creen saber la verdad. Lo que ignoran, es qué se esconde detrás de tantas hipótesis.

Luego, mostró a alguien detrás de él, que carecía de vestimenta. Estaba atado de manos y pies con varios cinturones, y su boca cubierta con una tela de color negro. Algunos agentes se levantaron de sus asientos y observaron con horror las pantallas.

—¡Ese malnacido! —dijo Estévez—. MORGAN, NECESITO QUE RASTREES LA LLAMADA.

Morgan era una asistente virtual que funcionaba como codificador de todos los registros e interfaces de la Interpol. En la pantalla apareció un panel del lado inferior izquierdo, mostrando muchos datos. Luego de esto, Morgan habló:

El video se encuentra en tiempo real y está siendo trasmitido en toda la nación. No existen datos de ubicación.

—¿QUÉ? —Estévez colocó las manos sobre su cabeza—. ¡MALDITA SEA!

El Efecto TriánguloWhere stories live. Discover now