Mierda

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¿Era esto una resaca? 

La cabeza me punzaba como la mierda y mis sentidos se notaban confundidos, a este punto no recuerdo cuantas veces me e levantado con el mismo sentimiento pero sigue siendo igual de desagradable que la primera vez e igual de horrendo porque en este momento puedo sentir como mi cabeza iba a partirse por la mitad en cualquier momento o algo similar. No abrí los ojos pero aún así era bastante evidente que había mucha luz en el lugar y no quería lastimarme la vista en este momento así que cuando llamaron mi nombre tampoco conteste, quería ver si eran capaz de distinguir el echo de que estaba dormida o no. 

—Sabemos que estás despierto, mueves mucho los pies— era una voz un tanto aguda pero no tanto conservando el tono masculino. 

Mierda. 

Abrí los ojos y la luz me cegó un poco, no tanto, pero si lo suficiente como para aturdirme y hacer que mis sentidos se cruzaran por completo, mis oídos escucharon un sonido agudo y estresante, mi vista se nublo un poco. Cuando volví a estar consciente pude notar que estaba atada, está situación también parecía repetirse mucho y eso tampoco me agradaba mucho porque eso se significaba que no estaba tomando muy buenas decisiones en está vida que solo tome prestada. Suspire, ni siquiera alegué o escupí. 

Quiero hacer pipí. 

Cerré los ojos ante ese pensamiento que llego fugazmente a mi cabeza, y ahora quería llorar, mire hacía delante por primera vez prestando atención a mi al rededor, era un cuarto echo de papel por lo que su color era blanco con un enorme hueco en donde se supone debería de estar el techo que dejaba entrar iluminación, el cielo tenía nueves blancas y se veía perfectamente azul, era muy temprano como para todos los sucesos anteriores, así que hay de dos; o me lo imagine todo o ya pasaron varios días. 
No soy creyente, e dicho el nombre del Señor en vano demasiadas veces como para contarlas, pero está vez es en serio, Dios, por favor, ayuda a esta pobre alma perdida e incomunicada con el universo en sí, me e desviado del camino del bien en más de una ocasión y es verdad que merezco un castigo, pero lo merezco yo, no este joven, así que por está vez déjalo pasar y permíteme vivir. Amén. 

—¿Cuántos días han pasado?— Mi voz fue torpe, casi inaudible, supongo que por el falta de agua, pero lo único que escuche fue un silencio— ¿Saben? Esto es secuestro— trate de girar hacía atrás la cabeza pero una punta filosa en mi cuello me lo impidió. 

Suspire, derrotado, estaba en ese punto de inflexión sobre mi toma de decisiones desde el inicio, recordando así que e cometido bastantes idioteces en tal solo poco más de medio año, y lo peor es que creo que tampoco podré ser gennin está vez debido a los problemas a los que me veo arraigada en este momento, tan solo el volver a la aldea significa que me ataran a una silla y me interrogaran sobre lo que sea que quieran saber y espero sinceramente no llegar al método de la tortura porque es muy cruel, por otra parte si me quedo aquí soy condenada a morir. 

Genial, las dos opciones son iguales de fantásticas. 

Creo que si me permitiera llorar lo haría en este momento pero mi orgullo no me lo permite así que me ahorrare mis lagrimas y solo pensaré en lo deprimente que fue mi vida mientras me rio de mi misma por hacer cosas tan idiotas y no pensar más allá de ese momento. También recordare las anécdotas por las cuales estuve en lugares tan desagradables pero fueron buenos momentos pese a todo. 

—Quiero hacer pipí— esto fue lo que siempre pensé. 

Saben, cuando uno está muerto el cadáver puede expulsar el excremento y la orina del cuerpo como un reflejo, lo leí en algún libro pero no recuerdo en cual, así que investiguen ustedes eso. En fin, en dado caso de que muera aquí no quiero que mi cadáver se llene de pipí solo porque no fui al baño antes de morir. Escuche una risa y yo solo arrugue el ceño en evidencia de mi molestia por la burla hacía mi, pero lo ignoraría en este momento porque realmente quiero ir al baño urgentemente. 

—Bien, desátalo, si es su último deseo se lo concederemos— era Pain quien hablaba, quise reír, pero me contuve. 

Gracias Dios por permitirme hacer pipí en este último momento de mi vida. Gracias por permitirme decir una última tontería antes de morir, pero lo haré después de hacer de baño que capaz y me cortan la cabeza en cuanto lo diga, porque se supone es un secreto y todo eso. 
Me levanté de la silla y mire a los lados, quien me hizo una seña para que lo siguiera fue el bicolor, en verdad que no me se su nombre, pero aun así lo seguí. Caminamos realmente muy poco y llegamos a un especie de cueva o algo parecido, pero, tenía una puerta, entre y había un baño así que cerré o eso quise hacer pero el de dos colores detrás de mi me lo impidió, gire extrañado y el me miro y dijo. 

—Solo vas a orinar— yo alcé una ceja molesta y le mire, cerré la puerta. 

Me importaba lo que querían o sus miedos, yo, en este momento quería orinar con privacidad y lo lograría si o si. Así que hice lo que debía de hacer y me limpie, subí mi pantalón y salí. Tenía que lavarme las manos, mire al tipo planta y el a mi, parecía que estaba saliendo de un quirófano y el estaba esperando noticias. 

—Necesito lavarme las manos— solo lo vi rodar los ojos y con la cabeza me hizo una seña de que lo siguiera, lo hice, por supuesto, y luego de eso llegamos a lo que parecía un rio. 

Saben, siempre e pensado que la higiene es buena, y te puede salvar de muchas cosas, y este es una de ellas; en una pequeña bolsa negra, dentro de un pequeño jabón echo a mano, hay unos bonitos y agradables insectos que casi me matan, e estado creando inmunidad con su veneno que es expuesto en la barra de bajón. Mire a Zetsu y le extendí la barra, el la acepto y yo me agache para poder mojarme las aguas, luego, me gire y el solo veía el jabón, yo lo volví a tomar y frote mis manos en el; ahora la reacción es más fuerte si le inyecto un poco de mana y sale espuma morada, y así fue, se lo volví a dar y luego, limpie mis manos con calma, no tenía prisa, me volví a agachar para enjuagarme las manos, y cuando me gire en dirección a la planta humanoide, bueno, estaba cubierto de veneno morado. Sonreí y tome el jabón, lo guarde en la bolsa de tela y luego camine sobre el río para poder cruzarlo. 

Me voy a casa jodidos hijos de puta, nadie me puede detener. 

Me quite las sandalias y las aventé a algún lado, si quería ser más ligero y rápido solo había que crear una huella con el chakra y seguir como si nada, esto lo aprendí observando a Choji, quien pese a su peso o demás nunca dejaba marca, cuando le pregunte, me compartió el secreto mientras comía una bolsa de papas de marisco como si nada, luego de eso le di una soda. 

Camine entre los árboles hacía adelante, no sabía donde jodidos estaba pero si seguía caminando eventualmente encontrare algo y podre ubicarme mejor. 



¡No Soy Él!Where stories live. Discover now