Identidad.

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Me punzaba la cabeza como la mierda y el zumbido en mis oídos no ayudaba para nada, abrí los ojos lentamente sin problema alguno debido a la falta de iluminación lo que se me hizo raro, pero ignore debido a que mi cuerpo entero se sentía entumido, en especial mis brazos los cuales ahora notaba estaban detrás de mi espalda amarrados. 

Mierda. 

¿Era esto algún tipo de secuestro? Bueno en estos momentos nada me sorprende, digo, hace unos momentos rete a uno de los hombres más famosos de toda la aldea, siento que le dije a uno de los hombres más poderos de mí país, que vendió el petróleo por nada, que se fuera a la mierda. Ok, ahora si tenía miedo, estos hombres son horribles, si mandan a matar estudiantes porque exigen más derechos no quiero pensar lo que me van a hacer a mí estando sola. Puedo rogar por mí vida y decir que estaba drogada, no es una buena opción evidentemente pero creo que sería mejor que me quiten la piel con una navaja.

—Veo que despertaste— escuche desde las sombras y la voz se me hacía conocida pero no sabía porque.— Tuvimos que esperar el momento perfecto para traerte aquí ya que tus dos amigos no te dejaban solo por nada— reconocí la voz, era áspera y profunda, daba miedo, y mucho.

—Evitemos la plática larga ¿Qué quieres?— Pregunté como si nada, yo de verdad debería de empezar a callarme, eso explica porque en mi vida pasada trataban de cortarme la lengua primero. 

—Fuiste a mi guarida.— Dijo como si nada, alce una ceja, sin saber a que se refería.— Encontré todo tú chakra en mí árbol. 

Uy, ya sé quien es. 

Sonreí, culpable debido a lo que decía, quiero aclarar que esto no estaba en mis planes ni la mitad de las cosas que e hecho estaban previstas para algo en la vida, pero las cosas pasan por algo decía mi abuela, aún así no quería dejar que el hecho de que estoy frente a Obito Uchiha quien se hace pasar por Madara Uchiha y es el líder secreto de Akatsuki aunque se hace pasar por un integrante más de la misma organización y se hace el tonto. 

—¿Tú guarida?— Hice la cabeza a un lado, tratando de evadir el tema— no sé de que mierda me hablas— mala elección de palabras, lo sé, pero pude notar incluso tras la máscara aquella sonrisa torcida. 

—Pensé que eras más idiota— se acerco a mí, con el sharinngan visible y fue entonces que recordé algo. 

Tenía que tener cuidado, los Uchihas podían ver dentro de mi mente, y ellos, ellos querían ver al Bijuu dentro de mí, y no solo verían al Kyuubi si no que también a Naruto y a mí, esto empezaba a ser más peligroso de lo que imagine, para empezar, cómo es que siquiera estaba aquí. 

—Es asombroso, actuaste con naturalidad cuando despertaste atado, y quisiste hacer un trato directo pero ¿En verdad no sabes quien soy?— Volvió de nuevo a las sombras, como si ese fuera su hogar pero su voz seguí ahí, merodeando al rededor de mí.

Alcé una ceja, dudosa, no sabía que quería obtener de mí en este momento, estoy segura que si por el fuera me sacaría al Bijuu y me mataría, aunque yo no moriría, solo Naruto y su cuerpo sería totalmente mío pero esa es otra historia que quiero contarles otro día. Cautelosa, era mi prioridad, de alguna manera me sentía como una presa siendo acechada por un animal salvaje, esto no me gustaba, el lugar era solo alumbrado por una vela que estaba frente a mí, tirarla no era una opción aunque tuviera los pies desamarrados, la flama podía apagarse y dejarme a total oscuras y yo no podría con la ansiedad de no saber que pasa a mí al rededor. 

En este momento tampoco es como si supiera mucho pero por lo menos sabía que estaba en una cueva. Cerré los ojos y me concentré, ahora sabía donde estaba y no me gustaba para nada. 

A las afueras de Konoha, en el gran árbol de Zetsus blancos y células de Hashirama. Abrí los ojos y fruncí el ceño, no tenía más sentido fingir que no sabía quien era. 

—Así que ya sabes dónde estas no es así— se acerco a mí, por primera vez podía ver su máscara, era la blanca, no la naranja tradicional que todos habíamos visto en el anime.— Te soltaré porque tengo el presentimiento de que no harás nada estúpido. 

Se puso detrás de mí y con un kunai desató la cuerda tras mi espalda que me sujetaba por las muñecas, ya sueltas mis manos me mire las muñecas que tenían un color rojizo, eso quiere decir que no llevo mucho tiempo atada aunque no era algo fácil de saber debido  los poderes regenerativos que hay debido a Kurama. Molesta chasquee la lengua ante esto y me levanté para estirarme con total naturalidad bajo la atenta mirada del azabache. Me recoste en el suelo en posición de estrella tratando de pensar en lo sucedido y los acontecimientos previos a todo esto.

—¿Por qué no me sacaste al Biju? Tuviste tú oportunidad— dije como si nada mientras buscaba la comodidad en el duro suelo. 

—¿Cómo sabes de eso?— Lo mire sentarse en la silla en la que estaba yo antes, no usaba la túnica. 

—Si algo me pasa siempre es por el Kyuubi, y tú tienes el sharinngan, eres el único que puede extraerlo o manipularlo ahora— solté como si nada mientras cerraba los ojos tras haber encontrado la posición perfecta. 

—¿Cómo sabes todo eso?— Su tono ahora era peligros, alerta y amenazante. 

—Lo leí— el se rio de mí y luego solo se acomodo en la silla, era cierto pero no del todo. 

—Eres gracioso, me agradas, por eso te quiero proponer un trato, uno que puede beneficiarnos a ti y a mí, claro si es que quieres— se inclino a mí, observándome y yo me senté en posición de loto. 

—Veremos cuanto me conviene, y si no lo hace te mataré a ti y todo tú plan de resurrección se ira por el caño— me levanté y sacudí mis pantalones, el me miro molesto, imaginaba su pregunta pero yo solo sonreí de manera burlona, no me iba a dejar pisotear cuando lo sabía todo.

¡No Soy Él!Where stories live. Discover now