Recargar baterias

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Mi cuerpo se movía por inercia mis pensamientos eran pesados y cansados con cada paso que daba, juraba que no podía mantenerme de pie por mucho tiempo más sin embargo tenía que llegar a la habitación y dormir, dormir lo que quedaba del día para poder ser una de nuevo, incluso una hora de total descanso sería más que suficiente en una situación más normal pero ese no era el caso esta vez, hice ejercicio, mucho, más de lo que había hecho en mi vida en un solo día, mi cuerpo no estaba acostumbrado a tanto y mi mente estaba más que degastada, así que si, mientras mis pies se arrastraban perezosamente por el suelo de concreto, o lo que parecía se el material, aceptaba que después de noches en vela e innumerables tazas de café doble con un toque de vodka o en sus casos tequila no me harían una mierda de vida en esta situación, solo quería dormir. 

Fue así que después de una tortuosa caminata al dormitorio donde nos quedaríamos mi equipo y yo, me deje caer en la entrada del cuarto como si estuviera muerta, y sería así en las siguientes horas por exceso de trabajo, o yo lo sentía así porque en verdad que no podía hacer nada ahora, escuché los pasos apresurados de todos acercarse a mí y antes de que alguien dijera algo alcé la mano enseñando, o apuntando hacía arriba lo que mejor acomode, el dedo anular haciendo seña de que esperaran. 

—Durante lo que quede de la prueba, tiemble, llueva o truene, no me hablen, no me despierten, quisiera, no, les ruego que no me hablen hasta que yo decida levantarme de aquí— tras eso solo deje caer mi mano sobre mi cabeza y cerré los ojos más que dispuesta a tener un buen descanso. 





Es que de verdad la vida no coopera a que yo sea feliz al menos un momento de mi vida, estaba en el quinto sueño cuando alguien me despertó, si aunque pedí que no lo hicieran, en fin son personas que no saben escuchar, frente a mí se encontraba el tercero, al que por supuesto quería ahorcar en este momento por quitarme la dicha de mi descanso que buscaba con tal desespero, no estaba tan de malas, lo admitía si dormí un buen rato pero no lo suficiente para quitarme el mal genio que tenía ahora. 

Esta vez si aceptaba el café con vodka y tequila que me ofrecería yo misma todas las mañanas antes de dirigirme a la universidad a toda prisa porque ese día había prácticas con la lunática de ciencias especiales y la verdad yo no estaba lista para eso, o nadie más que mi compañera de equipo de nombre Marie, quien extrañamente todas las mañanas despertaba de buen humor y soy sincera,  a veces, solo a veces, me irritaba su carisma y optimismo que eran tan brillante, y juraba que en este momento extrañaba sus charlas unilaterales y mis contestaciones sarcásticas sobre aquello de que hablaba sola pero nunca le importo y ella solo seguía hablando, eran buenas mañanas, no como esta, eran las siete de la tarde y yo me encontraba con el Hokage y sus secuaces, por no decir Danzo, los ancianos y unos anbus, estaba tan jodida en este momento.

Suspire cansada, les mire y alcé ambas cejas con interrogante esperando a que alguno de ellos hablase pero yo me adelante. 

—Quiero un abogado, no diré nada si no hay uno presente— solté de la nada y los cuatro ancianos, porque sí ya todos estaban más para allá que para acá, menos esos ancianos malditos y manipuladores amantes del poder, desafortunadamente serian los que más durasen en esta aldea tan podrida y llena de prejuicios como ellos—, o un testigo—. 

Danzo me miraba, analizándome, tratando de encontrar cualquier atisbo de miedo o algo parecido, no lo encontraría, yo no le tengo miedo ni al mimo Diablo porque el trabaja para mí, así que esos eran detalles menores en mí vida, el tercero y su antiguo compañero de equipo eran los únicos que asintieron ante esto, pero los ancianos no, estaban en contra, por supuesto, y se veían peores que verduleras a mitad de una contienda verbal entre ellas dos por ver quien vendía mejores productos. 

—¡Por supuesto que no, es inaudito que este chico pida algo así cuando la información que nos brindará será por el bien de la aldea! ¡Para mantenernos a salvo!— Y en ese momento quise reír, ellos no hacían esto  por la aldea, por supuesto que no, lo hacían por su propia avaricia. 

—Eso es correcto, ¡por favor Danzo, tercero, piénselo!, no podemos dejar que el chico se salga con la suya— soltó esta vez el hombre, debía de admitir que eran buenos siendo dramáticos en todo este asunto pero, no lo suficiente. 

—Primero que nada, nunca dije que no accedería a decir todo lo que se— alcé el dedo mientras enumeraba las acciones—, segundo, tampoco planeo decir todo a ciencia cierta si no hay alguien de MI confianza para que esto pueda avanzar de la forma correcta— mientras mis dos dedos, medio y anular estaban levantados hacía arriba miraba a lo ancianos con burla quienes parecía estar a punto de estallar en cualquier momento de la ira. 

—Bien, aceptó tu propuesta, sin embargo el testigo tendrá que ser aprobado por nosotros.— Tan venenoso como siempre, astuto y veloz, era Shimura quien había hablado, me estaba retando, me quería acorralar, no lo lograría. 

Sabía las posibilidades, ellos eran tan predecibles y fácil de leer para mí que me di a la tarea de tener a más de un testigo en mente, no solo tenía personas cercana a mí sino que también lejanas y que eran incluso mayores que yo, no me dejaría vencer, no soy tan fácil de derrotar, se enteraran de que no so el mismo Naruto Uzumakik que solía ser hasta tan solo unos mese. 

Aunque claro, podía decir todo sobre Danzo y su pequeña alianza con una banda de mercenarios por mi cabeza, por supuesto, no podía pasar de que esto terminará mal en una posible guerra y mi muerte, pero vamos, el que no arriesga no gana. 

Suspire divertida, esto ninguno lo vería venir.— Quisiera que Shikaku Nara sea mi testigo— dije como si nada y proseguí—, claro que el antiguo consejero del cuarto no tendrá problemas en prestarme asistencia ¿O si?.— Sonreí. 

He ganado de nuevo.

¡No Soy Él!Où les histoires vivent. Découvrez maintenant