35| Preciosidad

92 14 108
                                    

—Creo que voy a vomitar —aparto a Darla de mi camino y corro al cuarto de baño.

Nunca antes había estado tan nerviosa, y apenas son las diez de la mañana.

Nuestra ceremonia de graduación comienza a las once, pero conociéndome solo llegando media hora antes voy a estar tranquila.

Me desperté a las siete de la mañana por eso mismo.

Y si soy sincera, sospecho que mi mamá y Darla están un poquito hartas de mí.

Esta última se queja todo el camino al instituto de que las togas y birretes sean verdes y no negros, y mamá olvidó el protector solar que le pedí traer, así que estamos a mano.

Menos mal que no olvidó la cámara.

Un segundo.

—¿Mamá, trajiste la cámara? —me asomo entre los asientos delanteros.

—Como las últimas dos veces que te respondí, sí, está en mi bolso.

Tengo la tentación de revisar por mi misma, pero me obligo a no hacerlo.

Y menos mal que fue cierto, en un futuro tendré cientos de fotos de mi graduación del instituto, incluso una donde casi me caigo al bajar luego de recibir mi certificado, pero al menos está borrosa y no se sabe si hice una cara graciosa o no.

Al contrario de quien imagine sería la primera persona en venir a abrazarme, Gracie gana la carrera cuando la ceremonia ha terminado.

—Muchas felicidades por no tener que volver a clases nunca más, Gina —dice emocionada.

—Gracias, linda. No sabes cuánto esperé este día. Y te prometo, que el tuyo también llegará pronto.

—No sé si quiero que eso suceda —menciona Howard.

El padre de Winston, no el esposo de Evangeline. Que por cierto, no sé por qué justo ahora me doy cuenta de que comparten nombre.

Invité al matrimonio y estuvieron encantados, pero por desgracia tuvieron un viaje imprevisto que no les permitió asistir, aunque no impidió que enviaran un arreglo de flores a casa esta mañana y una tarjeta muy bonita.

"Muchas felicidades, sigue brillando, pequeña.

Con mucho cariño, Howard y Evangeline"

Está claro que voy a atesorarla.

—Mi niña preciosa —mamá acuna mi rostro en sus manos—. Mira lo lejos has llegado, no hay suficientes palabras para describir que tan orgullosa me siento de ti. No tienes idea de cuanto te quiero, y ojalá poder haber demostrado mucho antes.

—Te quiero, mami.

—Yo más. No tengas miedo del futuro, Gina. Porque pase lo que pase yo voy a estar contigo. Ninguna depresión, sentimiento negativo o dificultad podrá hacer que vuelvas a pasar por algo sola, lo prometo.

Antes de que pueda verla llorar, se disculpa y se aparta fingiendo que recibió un mensaje.

No le digo nada, tendremos un último verano entero para disfrutar juntas.

Howard y Katherine son los siguientes en felicitarme, y en "invitarme" a una "pequeña cena" que tienen preparada.

Cuando por fin todos se han alejado, Winston parece aliviado.

—Menos mal, creí que mi turno sería hasta mañana o algo así —me hace reír—. Ven aquí —tira de mi mano para darme un abrazo.

—Gracias —murmuro entre sus brazos—. Gracias por todo.

Tulipanes para GinaWhere stories live. Discover now