05 | Un mal día

167 23 35
                                    

Maratón 1/2

Fue cuestión de una semana.

En solo una semana estuvimos listas para irnos.

Y aquí estábamos, en lo que de ahora en adelante sería mi casa durante un tiempo que no he calculado aún.

Mamá lo define como «el que sea necesario» asegurándome que tampoco iba a ser para siempre, y eso me tranquilizaba un poco.

Estábamos llevando nuestras cosas desde el auto hasta la casa, y mi tía nos ayudaba, cuando en medio de las risas y la charla que mantenían ambas hermanas sonó un celular. El de mi madre.

Se lo sacó del bolsillo y puso una mueca al ver quien era, pero contestó aun así. Y como estaba a su lado, supe que era papá. Además de que ella lo saludo, igual no era yo una genio.

—¿Qué pasó, Eddie?

¿Cómo podía estar tan tranquila? Yo me había tensado al instante. Principalmente porque ella se había tomado muy en serio lo de «sorpresa».

No, nada. Es que pasé por el supermercado, ¿todavía quieres el café? —Alcancé a escuchar.

Mamá sonrió.

—No, Edson. Ya estoy acá con Lisa.

—Oh... —Se quedó un momento en silencio— bueno para la otra será —Se despidió finalmente.

Le habíamos advertido que nos íbamos a ir, y él pensó que solo queríamos molestarlo o asustarlo , eso me molestó.

Y por eso no entendía por qué ahora me sentía tan mal por él.

Le había dejado una nota pegada en la puerta de mi habitación.

Asegurándole que si no cuidaba bien a Clifford, se las iba a ver conmigo.

Otro punto negativo, Clifford no pudo venir con nosotras porque a mi abuela le hacía alergia o algo así.

Mamá habló con Michael, él solo le preguntó que cuándo nos íbamos.

Al menos los últimos días juntos los pasamos bien, porque sí, yo siempre estaba dispuesta a olvidarme de todo y pasar un rato agradable con él.

La casa de mi tía Lisa era pequeña y algo fría, pero no estaba tan mal. Y lo que era mi habitación estaba algo sucio y de espacio reducido, pero tampoco era horripilante.

Los primeros días siempre son difíciles.

Pero poco a poco me estoy acostumbrando al cambio.

Me hice una nueva rutina y todo, ahora cada que voy al trabajo paso por mi casa para ver a mi perro. Es un poco cansado, pero vale la pena.

Para iniciar bien la semana, llego tarde a la primera clase.

Valerie ya está sentada con Lia, así que luego del regaño del profesor, me siento sola en el primer lugar libre que veo.

Ha pasado toda una semana desde que le dije a Arthur que me gustaba, en los siguientes días no pasó mucho, unas cuantas miradas por los pasillos, la mayoría incluían sonrisitas tontas.

No tenía muy claro si yo le gustaba o no, hasta que el viernes me dejó una nota en mi casillero en la última hora. En ella decía que tenía una sorpresa para mí el día de hoy.

Yo, un manojo de nervios desde que me desperté, me esforcé por arreglarme un poco más esta mañana, razón por la cual llegué tarde.

Ni siquiera estaba prestando atención a la clase cuando lo supe. Lo sentí, más bien.

Tulipanes para GinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora