22| Destrucción, sustantivo en futuro

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Muchas cosas pueden ocultarse detrás de un «Estoy bien».

Y si tienes suerte, las personas a las que le importas no van a pasarlo por alto.

Al llegar a casa, acomodé y volví a acomodar mi habitación porque ya no me gustaba de ninguna manera.

Eran casi las diez de la noche cuando mamá llegó.

Y a pesar de estar cansada por trabajar toda la tarde, se tomó el tiempo de cuidarme.

No tenía ánimos de hablar, pero sí me obligó a cambiarme de ropa y acostarme a su lado. Fue cuestión de segundos para que explotara.

Me dejó desahogarme todo lo que quise, y una vez que no quedaban más lágrimas por salir, se limitó a decirme lo siguiente.

—Sé que estás asustada y confundida, pero ya verás que todo va a mejorar, y mientras tanto yo voy a estar contigo.

A veces, cuando Vienna necesitaba algo más de dinero para ella, nos dejaba descansar algunos turnos. En su momento no me hacía ninguna gracia que se valiera de eso, pues yo también lo necesitaba. Ahora, no podría estar más agradecida por no tener que ir esta semana.

Darla vino a la mañana siguiente, pero no logró sacarme de la cama. Así que decidió quedarse conmigo, ahora me arrepiento de no habérselo dicho, pero lo aprecié muchísimo.

Bianca me llenó la bandeja de mensajes, mostrando su preocupación por mí.

Le dije que no me sentía capaz de hablar todavía, y lo entendió respetuosamente, pero se aseguró de que supiera que estaba ahí para mí.

Y que lo que había pasado entre él y yo no tenía nada que ver con los demás. Fue un alivio saber que aún querían ser mis amigos.

Y lo demostraron el jueves por la tarde.

Ese día yo no tenía ningún ánimo de ir a terapia, pero mamá ya había pagado la consulta y no planeaba hacerla desperdiciar su dinero.

Y por primera vez, le presenté a la doctora Cooper un personaje nuevo en mi vida.

Desde aquella noche donde decidí odiarlo, hasta ayer, donde me obligué a no quererlo.

Contárselo fue relativamente sencillo, porque desde que sucedió no dejo de repetirlo una y otra vez en mi mente, preguntándome si pude haber dicho o hecho algo más para no lastimarlo tanto.

A pesar de que no he vuelto a hablar con él, es en lo único que he pensado.

Y algo que me dijo la doctora Cooper y que difícilmente voy a olvidar fue...

—Solo tú sabes lo difícil que ha sido para ti, Y te felicito por intentarlo todos los días, sobre todo aquellos que sientes que el mundo se te viene abajo.

Le había dicho que a veces pensaba que mis problemas no eran problemas de verdad, que quizás todo se lo inventaba mi mente y me hacía creer que yo era insignificante.

Y lo piense o no, me ayudó.

Porque nunca le vi la importancia de validar mis propias emociones.

Nadie antes lo había hecho y no entendía por qué debía hacerlo yo.

Ahora lo sé, y es simplemente por amor propio.

Porque me quiero.

Al salir de la consulta, me di de bruces contra la realidad.

Las dos consultas pasadas Winston había ido por mí, y ya no lo haría más.

Tulipanes para GinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora