13| Una última oportunidad

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Maratón 1/2


Winston

—Entonces... ¿Ya es una de nosotros? —pregunta Toby.

—¿No les agrada?

—A mí me cae bien, es divertido verla enfrentarte —comenta desinteresadamente Caleb, mucho más concentrado en sus nachos.

El moreno tiene una extraña necesidad de comer a todas horas. Incluso ahora que vamos caminando a casa del pelinegro.

—Sí, sí. A mí también me cae bien, y Bianca la adora. Es muy diferente a como creí que sería.

—¿Y cómo creíste que sería? —pregunto divertido.

—Antes, era una niña de papi que se creía mejor que todos. Eso decía la rubia ¿no? Pero... la primera impresión real que tuve de ella... cuando fue a devolverle el libro a Bi, fue de una niña asustada que quería sacar buenas notas.

Caleb suelta una risita.

—Nunca le había prestado mucha atención hasta esa vez, no se veía como una mala persona, y cuando me enteré de que era la chica de la heladería fue aún mejor.

—Que gracioso.

—En serio, amigo. Nos agrada. Me pregunto si también a ti.

Tobías no se detiene a soltar una risotada escandalosa.

—¡Cierto! ¿Ya lo superaste?

—Claro que lo superé, teníamos solo siete u ocho años.

—Ella tenía seis —recalca Caleb.

—Y te ganó.

Aquella noche en la heladería no fue nuestro primer encuentro, al menos no para mí. Porque me enteré de su existencia muchos años antes.

Había crecido con cierto rencor hacía ella porque en una competencia de matemáticas en segundo grado me hizo perder.

Me hizo una mueca para distraerme. Me confundí con las respuestas y ella ganó. Una niña de primer grado me ganó y se suponía que era él más listo de mi clase, todo el mundo se burló de mí.

Toda mi vida he pensado que lo hizo a propósito. Pero nada parece indicar que ella lo recuerde.

Nunca hablé con ella, pero cada que veía su foto en el cuadro de honor en el pasillo principal me hacía recordarlo.

El primer año que entré al instituto me olvidé de ella. Solo ese año, porque al otro entró ella, y no podía olvidarla. Al menos ya no le guardaba rencor.

Pero cuando Valerie comenzó a esparcir esos rumores sobre ella... hizo que la viera como una mala persona. Y me odio por haberla juzgado de tal manera.

Muchas veces, los comentarios de las personas afectan más de lo que deben.

Es una chica dulce y amable. En algunas ocasiones, porque la mayor parte del tiempo tenía mala cara y se le veía con ganas de soltarte unos cuantos insultos.

—¿Winston?

—¡¿Hola, hola?! —Tobías me da un golpe en la nuca.

—¡Por qué hiciste eso?! —me quejo dolorido.

—Llevamos hablándote horas, te quedaste como... ido. En un viaje astral o algo así —Se ríe.

—¿En qué estabas tan concentrado? —pregunta Caleb.

Ninguno de los tres dice nada por unos cuantos segundos.

Hasta que Toby abre la boca con sorpresa y muy a su manera, se suelta riendo.

Tulipanes para GinaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang