27| No hablemos del primer día

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No hay nada peor que un primer día.

De lo que sea, el primer día siempre es malo. Y llevo cuenta de eso.

El primer día del jardín de niños me quedé atrapada en el baño.

El primer día que fui al dentista pasé la peor vergüenza de mi corta y miserable vida al morderle el dedo al pobre odontólogo.

El primer día en el Himalaya llovió tanto que me quedé dos horas en la noche con Vienna en medio de un silencio incómodo.

La lista sigue, pero me temo que si continuo pasarán dos cosas.

La doctora Cooper me regañará por avergonzarme de mi misma, y llegaré tarde al instituto.

—Oye ¿tienes algo de cereal sin pasas? En la casa de mi hermano solo quedaba de ese y no me gusta nada.

Me quedo parada en medio de la cocina como tonta observando a la pelinegra pasearse de alacena en alacena.

—¿Cómo entraste a mi casa?

—Tu madre me abrió. ¿Tienes o no?

—Ah... sí, hay aritos de colores arriba del refrigerador, atrás de los frascos de café.

Antes de decirle cualquier otra cosa, aparece mi mamá, impecable con su sonrisa radiante y lista para desearme el mejor de los días.

—No olvides tomar tus vitaminas antes de irte, y si pasas por ahí, saluda al señor Henderson, esconderte de él es muy grosero, señorita.

Me da dos besos más, un abrazo muy muy largo y luego de despeinarme un poco, se despide de Darla y de mí.

—¿Yo también puedo entrar a tu casa cuando me dé la gana?

—Seguro, la llave está en el buzón —. Dice totalmente segura antes de emprender camino al auto que prácticamente le ha robado a su hermano.

Niego con la cabeza.

Tardo un poco en seguirla, puesto que debo despedirme de Clifford como se merece.

Ella no reclama ni reniega, no parece tener prisa alguna.

Además, una vez en el auto de color azul, soy yo quien tiene que esperar a que termine de delinearse el ojo izquierdo exactamente igual al derecho.

Suceso que dura un buen rato.

No me importa mucho, porque siento que este tiene pinta de ser un bonito y tranquilo día.

🌷🌷🌷

Me retracto.

Este día ha sido de lo peor.

Los profesores son muy pesados los primeros días, hay unos que todavía tienen mucho ánimo de ejercer su profesión, pero por suerte hay otros que ya simplemente esperan su jubilación.

Gracias a los del primer grupo, ya tenemos actividades y tareas para todo el año.

Mi casillero quedó justo enseguida del gimnasio, y no huele nada bien cada cambio de clase por ahí. Además de que quedó muy retirado al de Darla.

La cual por cierto, se metió en problemas a la primera hora y ahora se ha quedado en detención.

Y motivo por el cual tuve que llamar a Winston.

Mientras espero a que llegue a la entrada del patio del instituto, alguien se sitúa a mi lado.

Preocupada porque Darla se haya saltado la detención y las consecuencias sean peores, me giro completamente.

Tulipanes para GinaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu